Para una madre tener un hijo enfermo nos causa más dolor y preocupación, que estar enfermas nosotras, ayer fue un día difícil para mí, Mi Mathias me despertó a eso de las 4:00 am, diciéndome que le dolía la panza, eso fue el inicio de lo que sería un día con diarreas y vómitos, no toleraba ni el agua, e incluso paso la mayor parte del día dormido, era como si estuviera anestesiado, solo se paraba corriendo para ir al baño, mi casa parecía solo un espacio solitario, pues ni siquiera mi perra ladraba, todos estábamos al pendiente de Mathias.



Llame a eso de las 8:00 am a su pediatra y por cuestiones de la cuarentena, me indico que lo mejor era mantenerlo en casa hidratado y bien vigilado, que le diera a tomar suero oral en pequeños sorbos y sin falta luego de cada vez que fuera al baño, pues lo que tenía era una mala digestión, la noche del sábado, mientras cenábamos le dio una pataleta y comió molesto, algo que no debería suceder aun siendo adultos. De inmediato me quite el pijama y me aliste para ir a comprar el suero y otras medicinas que me sugirió que tuviera a la mano, es impresionante como lo que en otro escenario me hubiera tomado 10 minutos se convirtió en una odisea de más de dos horas, solo dos farmacias estaban trabajando en mi pueblo, en la primera no había lo que buscaba y en la segunda que, por suerte, ¡Si, suerte! Había todo lo que necesitaba, había una cola de unas 20 personas esperando fuera de la farmacia.



Debo confesar que odio hacer cola, de hecho, en el tiempo que en mi país se tenía que hacer cola para comprar alimentos, prefería comprar las cosas con sobre precio a tener que pasar horas en una cola; sin embargo, en esta oportunidad no podía darme ese lujo, se trataba de la salud de mi hijo, por suerte llame a casa y mi madre me dijo que se había quedado dormido así que no me estrese mucho y me quede haciendo la cola. Mi hijo es un pequeño que gracias a Dios cuenta con buena salud y este tipo de situaciones me genera mucha ansiedad, además de que al verlo sin ánimos de nada más, que solo dormir incrementaba mi preocupación. A eso de las 4 de la tarde volvió a ser el mismo pequeño que aun estando enfermo es travieso, curioso y alegre.



¿Qué aprendizaje me quedo de todo esto? No obligar a mi pequeño a comer cuando este molesto, y volver a tener mi maletín de primeros auxilios bien surtido, pues a medida que ha ido creciendo Mi Mathias, y en vista de que ha sido un bebe sano había dejado de tener medicamentos y suero oral en casa, pero me ha quedado claro que nunca sabemos que puede pasar. Otra de las cosas que me ha quedado claro, y aunque lo he tenido presente siempre, es que un hijo puede quitarnos el sueño sin importar la edad que tenga. Gracias a Dios solo fue una mala digestivo y ya mi pequeño esta perfecto y yo de vuelta por este mundo.

_{Imágenes de mi propiedad, tomadas con la cámara de mi Xiaomi Redmi Note 9S Editadas con Snapseed .}

Gracias por tomarse el tiempo de leer esta publicación, si tiene alguna pregunta, crítica o sugerencia, la agradecería que la pusiera en la caja de comentarios, y recuerda, ¡Tú también puedes hacer magia en la cocina ya dondequiera que vayas!

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