Resulta que hace aproximadamente 5 años, deje atrás a mi primer negocio funcional. Por razones poco válidas, el cuerpo directivo de Lunas de Café, decidió que ya no era necesaria mi participación. Así es, fui echado de la pequeña empresa que fundé junto a ellos.
Fue una etapa de mi vida bastante triste, pues sabía los años de mi juventud que había invertido ahí, las largas noches de desvelos que le di, las angustias y hasta caídas de cabello que sufrí cuando no iban bien las cosas.
Muchas veces me quedé al frente de esta pequeña empresa; y aunque son pocas áreas (aparentemente) también realicé esos trabajos que ningún otro fundador quiso hacer.

Fue terriblemente triste para mí dejar ir Lunas De Café y todos esos años de inversión de mi tiempo. Mucho más que el dinero, me dolió dejar atrás a esa pequeña empresa que me enseñó a trabajar, y la abundancia económica.

Me dio un gran equipo de colaboradores que aún recuerdo con mucho cariño, y que incluso, he sabido de algunos de ellos que también me aprecian a la fecha.

Los año pasaron, y los desperfectos en Lunas de Café, empezaron a salir a flote, empezaron a destacarse más, las fallas y huecos que en algún momento yo cubría, simplemente ya no podían había quien más hiciera mi trabajo.

El servicio, la tecnología, la capacitación de los colaboradores, y así como la innovación, deben ser de constante renuevo... O al menos, eso creo yo.

Quizá nunca reconozcan, que durante los años que no estuve ahí, algunos de ellos aún me llamaban para suplir algunas necesidades y por el cariño a lo que un día amé y me dió tanto, acudí siempre a ayudar.

2021 | Diciembre

Mi cuñado (nuevo socio Lunas De Café, desde hace aproximadamente 4 años) y yo, nos dimos cuenta que la pandemia hizo estragos en nuestros cuerpos, así que decidimos que era hora de salir a entrenar al parque central de la ciudad. Fue ahí donde mi cuñado vio un local en renta; y siendo una zona turística, justo en zona centro, es se local en renta es bastante grande.

Fue ahí donde creyó que sería una genial idea colocar una nueva sucursal de la cafetería, sin embargo, lo veía difícil. Me preguntó si creía que era buena, lo que con un poco de nostalgia le respondí que sí.

—"Creo que el Lunas De Café tiene que dar el siguiente paso, yo creo que es hora de que crezca. Va a tener mucho éxito ¡Casi lo tiene garantizado! Es una zona bastante transitada, muchos turistas vienen por este lugar, y el concepto de la cafetería es muy distinto de lo que se ofrece en esta región. Creo que van a tener mucho éxito."

Para no hacerte el cuento muy largo, un día decidieron reunirse para discutir la posibilidad de abrir una nueva cafetería justo en ese local, y después de deliberar sobre esta decisión, se dieron cuenta que mi participación era muy importante, así que fui invitado a la siguiente reunión para saber si yo deseo a formar parte nuevamente de este equipo. Por fin se dieron cuenta de qué mi participación cómo fundador y como parte de equipo de socios de Lunas De Café, siempre fue fundamental para este negocio.

Francamente no sé, ni recuerdo qué clase de reacción tuve a la propuesta, pero sí recuerdo haber dicho que sí, e inmediatamente puse mis propias condiciones; y me sorprendió bastante qué no dijeran NO a ninguna de ellas . Accedieron tan rápido fue posible y empezamos a trabajar.

^{Viendo el local y analizando espacios para la colocación de mobiliario en cocina}

No fue nada fácil en todo sentido que se les
ocurra. Desde la organización hasta los acuerdo siguientes para delegar tareas y gestionar el tiempo. Y los antiguos socios, en muchas ocasiones no se sintieron cómodos cuando ejercía mi autoridad sobre las áreas que solo a mi me competen.

No todo fue amargo en esta faena, muchas de ls veces nos la pasamos genial comprando y recordando viejos tiempos en el trabajo.

Soñabamos y al mismo tiempo teníamos pesadillas sobre nuestro próximo, muy próximo proyecto.

^{Cristalería que se adquirió para la próxima cafetería}

Apenas empezamos nuestra nueva aventura, pesadilla y sueño hecho realidad.

Estoy muy orgulloso y satisfecho de pertenecer nuevamente a mi antigua empresa. Estoy empoderado por el reconocimiento que finalmente me han dado.

Sí, ya nadie me puede sacar de mi empresa. Solo Dios, o la muerte.

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