Pinocho es una de las historias más conocidas de todas, un cuento atemporal que sobrevive al paso del tiempo y sigue cautivando a todos, ya sea que la conozcas por el clásico de Disney o por las muchas adaptaciones que vinieron después para live action, comics o animación, uno creería que a estas alturas no se podría hacer nada novedoso usando esta fábula, pero Guillermo Del Toro ha demostrado una vez más su creatividad a la hora de maravillarnos con sus películas.

A diferencia de las versiones anteriores en esta, la trama transcurre en una Italia que está lidiando con la Segunda Guerra Mundial, vemos a Geppetto quien es un viejo carpintero alegre y querido por su comunidad, pero que debido a una gran pérdida causada por la guerra termina sumiéndose en la ira, tristeza y desesperación, dominado por sus emociones, termina talando un árbol con el cual arma una marioneta. En este momento se nos presenta a Sebastian J. Cricket, quien por estar viviendo en ese mismo árbol, termina quedando involucrado en la vida de Geppetto, cuando lo que sería el hada azul o más a quien representa la vida, aparece en escena para darle vida al inanimado personaje en busca de otorgarle felicidad al anciano; veremos como toda clase de situaciones se irán produciendo desde ahí.

Esta película nos muestra como Pinocho se siente un niño de verdad, sin importar lo que le digan los demás, pero al mismo tiempo busca ser aceptado, a través de esto se exploran temas como la distinción entre el bien y el mal y también el cómo la sociedad teme a aquello que no comprende. Es una película bastante oscura que al mismo tiempo resulta colorida y logra sorprender a cualquiera que la vea, Del Toro una vez más impresiona, tanto por lo bien construidos que están sus personajes, como con los increíbles diseños de sus criaturas de fantasía, logra desarrollar muy bien a un protagonista imperfecto que busca proteger aquello que lo hace feliz.

Incluso logra agregar unos cuantos números musicales que se sienten completamente parte de la trama sin que se rompa la seriedad presentada, si además se le suma una excelente banda sonora estamos ante lo que es una de las mejores películas animadas de los últimos años. Sin dudas el “Stop Motion” fue la elección correcta para relatar esta historia, la expresividad de los personajes y el nivel de detalle en cada escenario presentado nos brindan una experiencia increíble que nos hace sentir parte de la historia, esta película hace reír, llorar y nos deja pensando en lo valiosa que es la vida y como debemos apreciar cada momento, este gran cineasta nos ha logrado impactar con un cuento ya conocido pero dándole su toque personal.