Son oleadas de ansiedad que comienzan de forma repentina, normalmente sin aviso, duran poco tiempo, alcanzan su punto máximo en 10 minutos y desaparecen en media hora, su efecto es muy fuerte. Sus síntomas incluyen palpitaciones, sudor, temblores, problemas para respirar, dolor en el pecho, sensación de ahogo, nauseas, mareos, entumecimientos, escalofríos y oleadas de frío y calor.

Uno de los aspectos más aterradores de estos ataques son lo impredecibles que son, pueden surgir en cualquier lugar, cualquier hora, también pueden despertarse de un sueño profundo. Pueden aparecer cuando la persona está bajo mucho estrés, grandes cambios como una gran mudanza puede causar una gran sensación de lucha o huida.

La tendencia de padecer ataques de pánico al parecer es hereditaria y el temperamento de la persona puede hacerla más susceptible. Las mujeres tienen el doble de posibilidades de sufrir ataques de pánico que los hombres, también los asmáticos tienen el riesgo de sufrir ataques de pánico ya que tienen problemas para respirar.

Algunas personas pueden sufrir solo uno o dos ataques de pánico, otras personas tienen ataques mucho más recurrentes y esto les causa un gran miedo de sufrir más ataques. Cuando la preocupación de la persona aumenta, lo más seguro es que empiece a evitar situaciones que puedan detonar ataques de pánico, lo que hace que su mundo se vuelva más pequeño y hace que no pueda disfrutar de la vida plenamente.

Pero lo bueno es que los ataques de pánico se pueden tratar, se puede usar la terapia cognitivo conductual, es eficaz para aquellos que sufran ataques de manera frecuente. Existen ciertas maneras y trucos para poder prevenir un ataque de pánico o poder enfrentar un episodio inesperado.

• Tranquilizarse: Aunque los ataques de pánico se sientan horribles, no nos pueden causar ningún daño.

• Comunicarlo: Si se es propenso a sufrir ataques de pánico se les debe hacer saber a las personas más cercanas para que sepan reconocer los síntomas y así sobrellevar más fácilmente los episodios.

• Evitar estimulantes: Cualquier tipo de estimulante que aumente los niveles de adrenalina pueden aumentar las posibilidades de sufrir ataques de pánico, también algunos medicamentos como los que combaten las alergias, para el dolor de cabeza y la migraña ya que contienen cafeína.

• A la hora de un ataque de pánico lo mejor es regular la respiración y llevarla a un nivel que resulte más cómodo.

• Poner los pies en la tierra, reconocer el entorno y buscar al menos 4 cosas que resulten cómodas o relajantes.

• Se debe aceptar el ataque, no luchar contra las sensaciones y aceptarlas como una sensación normal del cuerpo.

• Tensar y relajar los músculos mediante intervalos ayuda a relajar el cuerpo y la mente.
  
  

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