Se nos enfrió el guarapo.
Entramos en confianza por las redes sociales
haciéndonos contactos en el devenir diario,
y un cariño nació bello y extraordinario
estando muy pendientes en las partes iguales.
Pactamos un café para hablar de la vida,
de proyectos y así algo más conocernos,
y muy de vez en cuando llegábamos a vernos
en encuentros fugaces por alguna avenida.
Me atraía bastante y al sentir su presencia
me encantaban sus ojos chinos y esplendorosos
que hicieron revivir en mí los tiempos mozos
de cuando alguna fémina me daba complacencia.
Un café que yo ansiaba cada paso del día
esperábamos ambos con serena inquietud,
y yo, más que el café, deseaba a plenitud
era sentirla cerca de la mirada mía.
Yo me consideraba valiente, fuerte y guapo
ante aquella mujer que tanto me atraía,
pero al pasar el tiempo de linda fantasía
sin darnos cuenta de ello ¡¡¡se nos enfrió el guarapo!