El cariño de "Lola". Microrrelato vivencial.

El cariño de "Lola".

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Esta mañana al despertarme me acordé de Dolores "Lola", una mujer blanca de ojos preciosos azules, que semejaban dos hermosas canicas bellamente decoradas. Tenía ella 32 años entonces.

Yo trabajaba en la escuela Eduardo Méndez, y ella tenía dos hijitos estudiando ahí, y procedía de Galipán debido al desastre que hubo en el estado Vargas a finales de la década de 1990, exactamente, en 1999.

Lola me hablaba bonito, y me veía linda y tiernamente. Aquellos ojos bellos me daban un "pepe" en el corazón cada vez que ella iba a buscar a sus niños.

Una me la encontré en la plaza de Los Samanes de mi ciudad San Juan de los Morros, y con inmensa dulzura me dijo:

"Profe, tú eres muy hermoso. No sabes lo lindo que eres. Yo te quiero mucho porque tú eres precioso, así como eres. Tu música, tu alegría y tu forma de ser... ¡todo!".

Yo me ponía a hablar con Lola y, aunque me atraía, nunca le insinué ni una palabra de amor pues no deseaba destruir esa imagen tan maravillosa que me construyó, y que conservo incólume en el tiempo.

Cada vez que salgo al centro, estoy pendiente de que aparezca Lola en mi camino, para navegar de ensoñación en esos pozos azules redondos, y a la vez calmar la sed de agrado. Lola ha sido una de las máximas manifestaciones de cariño que he recibido en la existencia. La busco, pero no hallo a Lola.

Con el transcurrir de los años, esa dama no desaparece de los recuerdos de mi corazón, y le pido a Dios que le dé felicidad dondequiera que Lola se encuentre.