Esta historia comienza en la época de los caballeros, de dragones, reinos encantados y grandes Magos.

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En un hermoso reino, vivía un Gran Mago muy poderoso. Conocido en otros reinos por sus increíble poder.

Un día tuvo una gran idea y creó algo tan magnífico. Era una cosa que, a simple vista, parecía insignificante. Se trataba de un lápiz, pero no, un lápiz cualquiera. Era un lápiz mágico.

Con este lápiz, podías dibujar cualquier cosa: árboles, montañas de oro, grandes banquetes, pero lo mejor, lo más ingenioso de este lápiz, era que el dibujo cobraba vida. Se hacía realidad.

Pero un día, el Rey enemigo, al enterarse de la existencia de este lápiz, invadió el reino del gran mago apoderándose de todos los lápices existentes.

Cegado por la codicia y avaricia, creó cosas monstruosas, grandes ejércitos, poderosas armas y con ellos arrasaba a los reinos vecinos.

El Gran Mago después de ver esta atrocidad, arrepentido usó sus poderes para crear un nuevo invento. Algo tan simple que nadie sospecharía.

Se apresuró y pronto lo tuvo listo. Se disfrazó de mendigo y se adentró en el castillo del rey. Al llegar, a la cámara de los dibujos, sacó su invento: una goma.

Con ella comenzó a borrar todo lo que el rey había dibujado. Comenzó con el gran ejército y luego con las armas y, después, con todo lo demás.

El Rey enemigo perdió el poder y con eso volvió la calma y la felicidad.

El Gran Mago recuperó el lápiz mágico y junto a la goma los enterró en tierras muy lejanas dónde nadie pudiera encontrarlo jamás.

Desde ese día, el Gran Mago dibuja muchas cosas con lápices normales, deseando en el fondo de su corazón, que se hicieran realidad.

Fin

Este cuento fue el resultado de la imaginación de mi sobrino con un poco de ayuda de su tía, es decir yo. Hace días me pidió que le publicara sus cuentos y hoy decidí hacerlo. La imagen la seleccionó él y lo escribió con mucho entusiasmo. Esperamos les guste.