Hermes, una deidad multifacética

En la entrada anterior hablamos sobre Deméter, diosa de la agricultura y conocida figura en el mito del rapto de Perséfone. Abordamos los distintos rituales que se llevaban a cabo en Grecia y Roma, siendo los Misterios Eleusinos y la Cerialia las festividades máximas en su honor. Así mismo, se mencionaron otros mitos que dan cuenta de su personalidad firme y tenaz.

Hoy expondremos una deidad cuyas funciones principales están vinculadas con la diplomacia y el comercio: Hermes.

¿Quién es Hermes en el Panteón Grecolatino?

De acuerdo con Gordon Cheers (2019) y Ángel María Garibay K. (2020),  Hermes era hijo de Zeus con la ninfa Maya. Los griegos y los romanos lo consideraban un dios multifacético, pues su culto se le vinculaba al comercio, el atletismo, la ganadería, la minería, la diplomacia, el viaje, la adivinación y el robo. También tuvo un papel importante como guía de las almas al Inframundo y como mensajero de los dioses.  

En cuanto a sus consortes y descendencia, Cheers y Garibay mencionan a Antianeira y Filónide como sus consortes principales. Con Antianeira, hija de Méneto, tuvo por hijos a los argonautas Equión y Éurito. Con Filónide, hija del rey Deyoneo, fue padre de Autólico, rey de los ladrones.  Por su parte, Robin Hard  (2009) añade que Hermes también tuvo por consortes a Afrodita y a una hija del del rey Dríope, rey de los driopes; de sus respectivas uniones tuvo a Hermafrodito, un ser humano con ambos sexos, y a Pan, dios de los bosques. 

Otras consortes que Hard menciona fueron las hermanas Herse, Aglauro y Pándroso, éstas sacerdotisas de Atenea. Con cada una de ellas respectivamente tuvo a los héroes atenienses Céfalo, Cérix y Eumolpo. Otro descendiente conocido fue Dafnis, inventor de las églogas o poesía pastoril, nacido de la unión con una ninfa (2009: 225).

El robo del ganado de Apolo y el intercambio entre deidades

Uno de los relatos más conocidos sobre esta deidad habla del robo del ganado de Apolo. Hermann Steuding (1961) señala que escapó del Monte Cilene un breve tiempo después de nacer y empezó a recorrer Grecia. Durante el viaje, se detuvo en Pieria, donde divisó un ganado de bueyes que estaba bajo el cuidado de Apolo. Aprovechando la ausencia de su hermano, se llevó todo o una parte del ganado y las escondió cerca de una cueva. Apolo, al descubrir al autor del robo, lo llevó ante los dioses. Ahí, Hermes admitió el robo y accedió a devolver los ejemplares; no obstante,  Hermes advirtió que sacrificó a dos bueyes en honor a los doce dioses, siendo él el duodécimo. De este modo, el joven dios escapó al castigo de Zeus. 

A partir del robo surgen las bases del intercambio comercial. A los pocos días de haber perdido el juicio contra Hermes, Apolo escucha una hermosa melodía proveniente de una cueva en Pilos; ahí descubrió a Hermes con una lira, un instrumento hecho con la caparazón de una tortuga y las tripas de los bueyes sacrificados. A cambio de perdonarle su delito y de que se quedara con el ganado, Apolo obtuvo la lira. 

Posteriormente, ambos dioses hicieron una segunda transacción comercial; Hermes había creado una flauta, cuyas notas enamoraron enseguida a Apolo. Éste no dudó ofrecerle las funciones del dios de la ganadería a cambio de la flauta; sin embargo, Hermes agregó una petición más: ser también el dios de las artes adivinatorias. Apolo accedió a su petición luego de una breve deliberación. Enterado de ambos intercambios, Zeus le otorgó el nombramiento de mensajero de los dioses y encargado presidir los tratados públicos  y privados (Cheers, 2019: 80). 

Culto en Grecia 

William Smith, William Wayte y G. E. Marindin (1890) señalan que el culto a Hermes se practicaba en distintas regiones de Grecia, mayormente en la región de Arcadia y Creta. La festividad principal a esta divinidad era la Hermeia, o Hermeas. Esta festividad se celebraba en los gimnasios, ya que Hermes era el patrón de los atletas; se organizaban juegos, banquetes y concursos. 

Dependiendo de sus funciones, algunos sectores de la sociedad griega lo invocaban mediante las siguientes advocaciones:

1. Los viajeros: Hodios (dios de los caminos), Hegemenos o Ágetor (líder o guía), debido a su naturaleza viajera entre el mundo de los vivos y de los muertos. 
2. Los comerciantes, y probablemente los ladrones:  Logios (orador, dios  de la elocuencia), Agoreos o Empolaios (comerciante), debido a su habilidad para convencer a otros. 
3. Los pastores: Poimandres (pastor, guía del rebaño).

Francisco Diez de Velasco (1988) señala que las advocaciones Epitermius (dios de los límites) y Psychopompos (guía de las almas) son las de mayor importancia en cuanto a su cualidad como una de las dos divinidades que podían entrar y salir del inframundo (la otra era Perséfone). 

Culto en Roma

Los romanos equipararon a Hermes con su dios local, Mercurio, debido a que ambos poseían los mismos atributos multifacéticos y físicos (alas en los pies, gorro de peregrino, capa y kerykeion o caduceo). Sin embargo, añadieron a su figura un nuevo elemento: la bolsa de dinero, la cual simbolizaba las ganancias obtenidas de los negocios y la buena suerte. Así mismo, llegaron a compararlo con Woden u Odín, el dios de los germanos, en cuanto a su cualidad de guía de almas (Masiá Veriscat, 2017: 55; Streeter, 2009: 93).  

En cuanto a su culto, se sabe que no había algún sacerdote principal que ofreciera sacrificios y oraciones en su templo, ubicado en Porta Capena, cerca del Coliseo. En cambio, los comerciantes organizaban y celebraban la Mercuralia los días 15 de mayo.  Durante estas festividades,  los comerciantes se echaban agua del pozo del templo con la esperanza de tener un año próspero en su oficio.

Otros mitos de Hermes

Si bien Hermes se limitaba a ser uno de los mensajeros de los dioses en la mayoría de los relatos míticos, en algunos relatos tuvo un papel protagónico, sea vinculándole a la paternidad de algunos héroes conocidos o infringiendo un castigo a quienes lo merecieran. Entre estos relatos se pueden mencionar los siguientes:

1. El castigo de Bato. Bato era un pastor parlanchín que vivía en Pieria, cerca de donde ocurrió el robo del ganado de Apolo. Hermes le prometió una gran recompensa si no revelaba a nadie su identidad como autor del robo. No obstante, Bato lo denunció a Apolo una vez que éste le preguntó sobre sus bueyes. Hermes, furioso, lo castigó convirtiéndolo en piedra (Hard, 2009: 224).
2. Las serpientes en el caduceo. Un día, Hermes vio a dos serpientes peleándose; buscando separarlas, colocó entre ellas el caduceo, una vara de avellano que le regaló Apolo. Las serpientes se enrollaron de inmediato, quedándose ambas enfrentadas. A partir de ese momento, Hermes llevaría aquella vara como símbolo de su atributo como dios de la diplomacia (Masiá Veriscat, 2017: 55).     

Bibliografía consultada  

• Cheers, Gordon (Editor). 2019. Mitología. España. RBA Editorial.
• Diez de Velasco, Francisco. 1988. "Un aspecto del simbolismo del Kerykeion de Hermes", en: Gerión, núm. 6. Editorial de la Universidad Complutense de Madrid. Pp. 39 - 45. Obtenido de: https://revistas.ucm.es/index.php/GERI/issue/view/GERI888812
• Garibay K., Ángel María. 2020. Mitología griega. México. Editorial Porrúa. Colección "Sepan cuántos...", núm. 31.  
• Hard, Robin. 2009. El gran libro de la mitología griega. España. Editorial La Esfera de los Libros S.L.
• "Hermes", en: Wikipedia. Consultado el 9 de septiembre de 2021.
• Masiá Veriscat, Concepción. 2017. Mitología romana. España. Albor Libros.
• "Mercurio", en: Wikipedia. Consultado el 9 de septiembre de 2021.
• Smith, Willian; Wayte, William, y Marindin, G. E. (editores). 1890.  A Dictionary of Greek and Roman Antiquies. Consultado en: Perseus Digital Library. Consultado el 8 de septiembre de 2021. 
• Steuding, Herman. 1961. Mitología griega y romana. España. Editorial Labor.
• Streeter, Michael. 2009. Mundos perdidos: Romanos. China. Ediciones Paraninfo.