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En el post anterior, hablamos de Zeus, el rey de los dioses cuya descendencia es tan amplia que sorprende a más de uno que se dedique a leer y analizar la mitología clásica. Hemos abordado su culto en Grecia y Roma, lugares donde lo consideraban el patrón de la luz, del campo y la vida, así como el protector de la justicia. Incluso hemos visto, de forma breve, algunos de sus relatos más conocidos, en los cuales se resaltaba sus relaciones amorosas con diversas mujeres divinas y mortales (incluyendo a su propia parentela).
Aquellas amantes, incluyendo las mujeres a las que forzó, se enfrentaron a la furia inclemente de Hera, la esposa de Zeus y una divinidad importante dentro del panteón griego cuyos atributos exploraremos ahora mismo en este artículo.
¿Quién es Hera dentro del panteón grecolatino?
Entre los griegos y los romanos, Hera / Juno es la diosa protectora del matrimonio, el parto, la fidelidad y la maternidad, así como la creadora de los ciclos lunares y protectora máxima de Roma (Masiá Veriscat, 2010). Ángel María Garibay (2020) señala que ella es una diosa madre y el complemento cósmico del cielo, en cuanto a esposa de Zeus y protectora de las mujeres.
Sobre su descendencia hay versiones contradictorias. Hesiodo señala a Ares (Marte), dios de la guerra; Hebe (Juventus), diosa de la juventud y ayudante de los dioses, e Ilitía, la diosa del nacimiento y de las comadronas como sus hijos. Gordon Cheers (2019), en cambio, señala que ella solo era la madre de Ares y Hefesto (Vulcano), dios del fuego y la herrería.
La hierogamia como objeto de protección
En la mitología grecolatina, Hera siempre ha sido representada como una diosa vengativa y celosa que ataca constantemente a todo mortal que osara "seducir" a Zeus junto a los descendientes que nacieran de su unión con éste. Para José Carlos Bermejo Barrera (1989), las acciones de Hera se interpretarían como la protección de los intereses conyugales de las mujeres en el matrimonio, dado que Zeus y Hera eran un hiéros gámos, el modelo a seguir por todos los griegos.
Sin embargo, esta protección de los intereses conyugales evidencian un desequilibrio completo del poder entre ambas divinidades; en palabras de Ana Lorena Nieto Nanini (2019), la unión formal con Zeus le otorgaba a Hera el estatus de reina de los dioses, mas no los mismos derechos conyugales. De ese modo, Hera no podía permitirse un solo amante, aún cuando hubieron mortales, como el rey Ixión, que estaban dispuestos a ser amantes de la diosa.
Culto en Grecia
De acuerdo con Robin Hard (2009), el culto de Hera se extendió por toda Grecia, principalmente en las regiones de Samos (su lugar de nacimiento, según la mitología griega), Heraion, Arcadia, Argos, el Peloponeso y en las islas del Egeo. Era invocada especialmente en las bodas y en los partos, así como en ritos de fertilidad como las Dédalas o Dedalias y las Tonaias.
En Arcadia, era invocada con las siguientes advocaciones:
- Teleia, es decir, la que llega a término, la que se convierte en mujer.
- Zigia, o la que se une en matrimonio.
- Gamósteles, la que prepara la boda.
- Gamelia, la que preside el matrimonio
Incluso se le invocaba con las advocaciones relacionadas con las distintas etapas de la vida de la mujer:
- Pais, es decir, la niña, la muchacha.
- Parthenos, la doncella, la mujer soltera.
- Nimphe, la novia y esposa.
Un aspecto interesante de su culto sin duda es la celebración de las Dédalas o Dedalias. Los rituales que se llevan a cabo tienen su origen en un mito sobre la separación y reconciliación entre los cónyuges divinos. De acuerdo con el geógrafo y mitógrafo Pausanias (en Nieto Nanini, 2019: 2o2), Hera se había enojado con Zeus por sus constante infidelidades al punto de que decidió retirarse a Eubea, una de las islas del Egeo. El rey de los dioses, en su afán por recuperarla, recurrió a Citerón, dios del monte homónimo, para que le aconsejara cómo calmarla. La divinidad le dijo que debía crear una muñeca de madera; posteriormente debía anunciar que se iba a casar con la hija de un rey. Hera, al enterarse de la supuesta boda, fue a impedir la boda. Al darse cuenta de que la "prometida" era un muñeco de madera y de que Zeus aún la amaba, hizo las paces con él.
Como conmemoración de los sucesos del relato, los habitantes de la región de Beocia acudían al bosque a colgar trozos de carne fresca; a lo largo del día esperaban a que un cuervo se posara en alguno de esos árboles, pues estas aves eran consideradas las encargadas de señalar a los beocios qué tronco debían utilizar para crear la daidale y reproducir la "broma" de Zeus. El objetivo central de la representación de esta hierogamia estaba probablemente vinculada a la fecundidad agrícola, al tener en cuenta que Zeus y Hera representaban la vida (Bermejo Barrera, 1989: 14 y 15).
Culto en Roma
En Roma, el culto de Hera, la Juno romana, había conservado sus mismos atributos. Lo único que había cambiado eran las celebraciones, las cuales estaban más orientadas a la figura de la madre que a la protección del matrimonio. Ejemplo de ello son las Matronalias, las cuales se llevaban a cabo en el mes de Marzo. De acuerdo con Concepción Masiá Veriscat (2017), estas celebraciones eran llevadas a cabo por las mujeres casadas que estaban a punto de ser madres o que ya tenían hijos, debido a la importancia que tenía la figura de la madre en cuanto a la protección y la educación de los hijos.
En este caso, se pueden considerar las Matronalias como el antecedente más temprano de la actual celebración del Día de la Madre, dado que las madres reciben regalos por parte de los hijos y esposos; estos últimos incluso elevaban plegarias a la diosa por su salud y bienestar. Las celebradas, por su parte, cocinaban para toda la familia, incluyendo a los esclavos, a quienes les daban el día libre.
Sobre los posibles orígenes de esta fiesta, Saray García (2012) señala un posible vínculo con la edificación del templo en honor a la diosa en el monte Esquilino en el año 268 a.C., así como al pacto de paz entre los romanos y los sabinos luego del suceso del rapto de las mujeres de este último pueblo.
Mitos poco conocidos
Si bien la mayor parte de los mitos en los que aparece Hera / Juno están vinculados con el rey de los dioses, es pertinente mencionar algunos de los relatos en donde la diosa era el eje central del relato, aunque no sean del todo conocidos:
- Nacimiento y crianza en la isla de Samos. De acuerdo con Nieto Nanini (2019), algunas versiones de los mitos sobre Hera señalan que la diosa no fue devorada por Cronos, sino que había nacido y crecido en la islas. Su padre adoptivo fue Témeno, hijo del primer rey de los arcadios, Pelasgo. Témeno le dedicó tres templos, vinculados a las etapas de la vida de las mujeres: el primero cuando era niña, el segundo cuando se casó con Zeus y el tercero cuando se separó de él.
- El castigo de Ixión. Cheers (2019) menciona que Ixión, rey de Tesalia, había asesinado a su suegro Deyoneo, ya que éste había retenido sus yeguas en reacción a que no había pagado la dote correspondiente al pedirle la mano de Día, su hija. Zeus, compadecido de Ixión al encontrarse éste solo y sin aliados, le purificó y lo invitó a un banquete que se celebraba en el Olimpo. Fue durante el evento que intentó seducir a Hera sin éxito; como castigo, Zeus lo mató con su rayo. En el Tártaro, Hermes lo ató a una rueda con serpientes y le condenó a darle vueltas sin descanso.
- Calisto y Arcas o Árcade. Calisto, cazadora perteneciente al cortejo de la diosa Artemisa, había sido seducida por Zeus. Al quedarse embarazada de éste, trató de esconder su embarazo por todos los medios; sin embargo, fue exiliada por la diosa al descubrir su estado. Hera, al enterarse quién era el padre del niño, la convirtió en un oso. Su hijo Árcade estuvo a punto de matarla, pero Zeus se lo impidió, transformando a la madre e hijo en las constelaciones Osa Mayor y Osa Menor, respectivamente. Aquél acto enfureció a Hera, quien suplicó a los titanes Océano y Tetis que evitaran que Calisto desapareciera por completo del cielo (Cheers, 2019: 36 y 37).
- La rebelión contra Zeus. Sobre este mito en particular existen varias versiones; una de ellas, recogida por Cheers (2019), explica que Hera, harta de las infidelidades de Zeus y de la irresponsabilidad de éste en los asuntos del Olimpo, reunió a otros dioses y se rebeló contra él. A Zeus lo ataron en la cama mientras dormía, de modo que no pudiera desatarse. Sin embargo, la titánide Tetis lo liberó; Zeus, furioso contra los rebeldes, le impuso a Hera un castigo ejemplar: La ató de sus muñecas a una de las vigas del techo más alto del Olimpo y amarró sus pies con yunques.
Fuentes consultadas
- Bermejo Barrera, José Carlos. 1989. "Zeus, Hera y el matrimonio sagrado", en: Polis, Revista de ideas y formas políticas de la Antigüedad, núm. 1. Pp. 7 - 24. Obtenido de: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=148763
- Cheers, Gordon (Editor). 2019. Mitología. España. RBA Editorial.
- García, Saray. 2012. "Las Matronalia, fiestas romanas", en: Historia General. Consultado el 20 de abril de 2021.
- Garibay K., Ángel María. 2020. Mitología griega. México. Editorial Porrúa. Colección "Sepan cuántos...", núm. 31.
- Hard, Robin. 2009. El gran libro de la mitología griega. España. Editorial La Esfera de los Libros S.L.
- Hesíodo. Teogonía. España. Luarna Editorial. Consultado en: Biblioteca electrónica del Municipio de Ataun, País Vasco.
- Masiá Veriscat, Concepción. 2017. Mitología romana. España. Albor Libros.
- Nieto Nanini, Ana Lorena. 2019. "Reivindicación de Hera: Hierogamia y sus consecuencias", en: Revista de Estudios Clásicos. Núm. 47. Pp. 191 - 207. Obtenido de: http://revistas.uncuyo.edu.ar/ojs/index.php/revistaestudiosclasicos/article/view/2632
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