El susto de mi vida
Escrito original de @theatrorve
Viernes 18 12 2020
#blurtespanol
Allí estaba el. Ya en su lomo el peso de los años. Reposaba tranquilamente sobre una piedra en el fondo del mar. Mar frio pero que para él era algo normal. Estaba allí, tranquilo, dejando que el tiempo siguiera su curso. Ya había vivido lo suficiente y solo esperaba que en algún momento llegara el final. En su pensamiento la lucha interna. La pregunta que lo hacía meditar. ¿Dejo que la naturaleza haga su trabajo o me sacrifico para alimentar a los demás? Toda su vida se cuidó de los que viven fuera del mar y gracias a ese cuidado llego a la edad que tenía.
De repente un bullicio lo saco de su pensamiento. Una manada de pequeños bacalaos se acerba a él. Al llegar todos saludaron a una misma voz.
- Hola abuelo vinimos a visitarte –
Eran los nietos que venía a visitarlo. Ya sabían que él estaba allí. Todos los días los pasaba en esa roca pensando en el modo de llegada de su final. Los recibió con mucha alegría. Le gustaba cada vez que aquella manada lo visitaban.
Uno de los nietos le pregunto.
- ¿Abuelo nos cuentas una historia? –
El vio al pequeño pez. Bostezo, se estiro un tanto y se sentó viendo a todos los pececitos que formaban un semicírculo alrededor de él. Se quitó los lentes y empezó a limpiarlos con un trapo que saco de uno de los bolsillos de su pantalón. Muestras limpiaba sus lentes observada determinadamente el rostro de cada uno de los oyentes. Al término de la limpieza se colocó de nuevo los lentes. Aclaro la vos e hizo una pregunta.
- Todos están preparados para este cuento.
Con gran entusiasmo todos respondieron con un rotundo si. El anciano sonrió. Pensó por un momento y dirigiendo la mirada hacia la superficie del mar comenzó.
Hace mucho tiempo. Estado yo en una edad joven, no tanto como la de ustedes, me encontraba yo paseando por el fondo del océano. A pesar de que mis padre siempre me decían que no debía alejarme de casa. Siempre me gusto explorar el fondo del océano más allá del límite permitido por mis progenitores.-
Ese día en particular llevaba mucho rato recorriendo el fondo del mar y no me percate nunca de cuánto tiempo llevaba en ello ni la distancia que había recorrido. Lo cierto es que debía haber recorrido mucho desde donde era mi hogar ya que sentí de repente que algo pasaba sobre mí. No tan cerca como para golpearme pero si lo suficiente para sentirlo y ver su sombra recorrer la arena del fondo marino.-
Esto me llevo a pensar que estaba muy cerca de la costa y que eso, según mis padre, no era nada bueno ya que era exactamente el lugar donde, los que viven fuera del mar, capturaban las especies marinas para comérselas. Ese pensamiento hizo que un gran escalofrió recorriera todo mi ser. El pensar que sería devorado por aquellos seres no era nada agradable. Me dispuse a regresar pero la curiosidad invadió mis pensamientos. Era peligroso seguir pero más grande eran las ganas de explorar, de conocer, de ver cómo eran esos seres que podían devorarme.-
Luego de pensarlo tome la decisión de seguir hacia la costa. Ya era el final del día y poco a poco la oscuridad se hacía sentir en el mar. Seguí la estela que dejaba aquella cosa que llevaba a los seres que vivían fuera del mar. Al cabo de un rato cuando ya el nivel del agua era menos profundo aquel artefacto se detuvo. No salí a la superficie a ver. Me quede allí escuchando los movimientos agitados que quienes estaban arriba de esa cosa.-
Poca era la cantidad de agua donde podía moverme. Debía prevenir que si seguía más adelante podría quedar atrapado en la arena. No había hila solo en la orilla de aquella costa de la pequeña isla a donde había llegado el artefacto.-
De repente muchos de esos seres cayeron al mar. Al estar allí se movían a la orilla de la playa. Poco a poco me fui asomando, guardando la distancia, y logre ver a esos extraños, sin aletas, ni branquias, ni cola, muy diferentes a nosotros. Tenían 4 tentáculos sobre dos de ellos se movían y en los otros dos llevaban cosas agarradas. Todos esos seres eran de tamaños enormes aunque diferente entre ellos. Llevaban muchas cosas con ellos. Llegaban a la arena fuera del mas dejaban lo que llevaban y se devolvían a buscar que más llevar hacia la orilla.-
Emitían sonidos fuertes entre ellos. Uno de ellos, que no bajaba de aquel aparato, hacia sonidos más fuertes y con uno de los 4 tentáculos señalaba a todos aquellos seres. -
Todos terminaron de bajar y llegar a la orilla. La mayoría agarro varias cosas que habían bajado de aquel aparato y se dirigieron hacia la selva que había en la isla. Un grupo muy pequeño de aquel grupo se quedó en la playa. Algunos de ese grupo pequeño camino hacia la selva. -
Yo me quede cerca que aquel aparato, medio escondido, observaba los movimientos de esos extraños seres. Ya la llegada de la noche era más evidente y debía de tomar la decisión de quedarme allí o volver ya a casa. La oscuridad no era buena compañera en el fondo del océano. Los depredadores más grandes salen en la oscuridad a cazar a sus presas y no quería tener ese fin. Además mis padres al no verme llegar supondrían lo peor. -
Cuando estaba a punto de tomar el camino a casa, de la selva salieron aquellos seres que se había separado del grupo pequeño de la playa. En sus tentáculos traían restos de árboles que colocaron en la arena. Me sorprendió muchísimo que luego de colocar todos los restos del árbol de una pila, uno de ellos comenzó a frotar dos de las ramas más pequeñas y al cabo de un momento comenzó a crecer una luz excandecerte que nunca había visto. Los seres al ver que la luz crecía se alejaban con precaución de la misma. Era impresionante aquella luz, brillante, crecía y desprecia sin un patrón fijo, se movía como si bailara con el viento. Me quede hipnotizado con aquello que veía por primera vez. -
Cuando reaccione a aquella hipnosis ya la noche había cubierto todo en el cielo. Ya no había luz de sol. Ya no podría irme a casa. Quien sabe cuánto tiempo había pasado allí inmóvil. Debo haber sido bastante ya que los seres en la playa había hecho sitios para dormir con telas y ramas de árboles. -
Uno de ellos colocaba envases metálicos sobre la luz al rato todos se sentaron cerca de la luz y comían algo que les daba el que había colocado el envase en la luz. Me aterro mucho ver eso. Y si era un ser del mar que había capturado en el día. Ese pensamiento estremeció mi ser. Quizás algún conocido o un familiar. Pensé seriamente y me pregunte ¿Qué hago aquí? ¿Vale la pena arriesgar la vida para ver esto? -
Lo cierto que no podía hacer nada. Regresar a casa era tan o más peligroso que quedarme allí. Los seres al rato de dejar de comer empezaron a beber algo de unas botellas de vidrio. Mientras mas bebían los sonidos que emitían eran mas fuertes. Se paraban y tambaleaban. Chocaban unos con otros y algunos hasta se golpeaban entre ellos. Paso un buen tiempo y todos quedaron tirados en la arena. -
Pensé que ese era el momento ideal para yo descansar. Así que me dispuse a quedarme en el fondo de la orilla a dormir pero trata de que no fuese muy profundo ji suelo. No quería dejar de estar pendiente de esos seres. No quería terminar en aquel envase de metal puesto en la luz brillante que baila. -
Ya en la mañana, muy temprano, regresaban los seres que se habían adentrado en la selva el día anterior. Sus ruidos me despertaron. Hice mis primeros movimientos. Los cuales me salvaron la vida. Apenas me moví sentí como una lanza pasaba cerca de mí. Al voltear hacia arriba vi como del aparato donde navegaban los extraños seres, caían varias lanzas, tratando de alcanzarme. Con movimientos agiles esquive aquel ataque. Los seres que había dormido en la playa estaban en el aparato e intentaban convertirme en su desayuno. Casi lo logran. La cantidad de lanzas con las que intentaban pescarme, eran demasiadas. Debo decir que tuve mucha suerte. -
Nade, nade, nade con todas mis fuerzas esquivando el ataque hasta que ya las lanzas no podían alcanzarme. Seguí nadando llevado por el instinto y el miedo. Nade hasta sentir que ya no podía hacerme daño. Me quede allí estático en el fondo del mar. Deje que pasara el tiempo. -
Al cabo de un buen rato comencé a subir poco a poco hasta llegar a la superficie. Una vez allí pude ver el aparato que se alejaba poco a poco de la isla. Se dirigía hacia mar abierto. De repente cambio de rumbo y se dirigía hacia donde yo estaba. Me sumergí rápidamente hasta el fondo y pude ver como su sombra pasaba encima de mí. Seguí a aquel objeto desde el fondo. Siguiendo prácticamente la sombra del mismo que se hacía cada vez más pequeña hasta desaparecer. -
Tuve el impulso de subir a la superficie a volver a ver aquel aparato pero pensé que había tenido mucha suerte de haber salido con vida de aquella playa y no debía de abusar de mi fortuna. -
De allí regrese a casa donde por supuesto recibí una buena tunda de parte de mi padre y un castigo de un mes sin salir de mi casa por no haber dormido en ella la noche anterior. -
Así que muchachos ya saben que no deben acercase a los aparatos de quien viven fuera del mar. Al menos que quieran ser comidos por ellos. -
Ya está bueno de historias. Vayan a casa miren que ya es el final de la tarde y hay que meterse a casa. -
La bandada de nietos se despidió
- Adiós Abuelo que pases buenas noches -
Y el anciano hizo lo mismo
Hasta la próxima…
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