El gran Viaje
Escrito original de @theatrorve
Miércoles 23 12 2020
#blurtespanol
Allí estaba él, sentado de frente al mar en aquel pequeño muelle, esperando a que llegara la hora de zarpar. En sus manos, rostro y cabellera, se reflejaban toda su vida. Hace muchos años desde que él lleva su existencia en este mundo mortal. La brisa marina acariciaba su cuerpo. El cerraba sus ojos para sentirla aún más. Su ligera vestimenta blanca dejaba que todo su cuerpo sintiera aquel placer de ser acariciado por aquella templada suavidad.
El aroma a mar lo llevaba a navegar por sus recuerdos. En el tiempo que ha vivido ha conocido ambos lados de la vida. La alegría y felicidad. Su primera mascota, su primer beso, su primera bicicleta, su bachillerato, su primer carro, su universidad, su primer trabajo, el amor de su vida, su primera casa, sus hijos, sus metas de una vida plena. La dureza y frialdad de la guerra, del egoísmo, de la mentira, de la traición, de las enfermedades, de la sobra de la muerte, todo lo de un mundo cruel.
A su lado el amor de su vida. Alrededor de ellos los frutos de ese amor y los frutos de sus frutos también estaban allí. Él, con los ojos cerrados, no los veía pero sabía que estaban allí.
En el pequeño muelle está el bote de vela donde emprenderá su viaje. Totalmente blanco desde el casco del bote hasta lo más alto de las velas que lo impulsaría en su travesía. Dentro de la nave, esperando por él, estaba aquel ser de cara angelical que sería su guía en esta nueva aventura. Con tranquilidad y paciencia esperaba que él estuviese listo para partir.
El sol iba poco a poco descendiendo marcando así el comienzo del final del día. Sabía que ya la hora estaba cerca y que no debía esperar más de lo debido. En su mente los recuerdos desfilaban reviviendo momentos de su vida. En su cara se reflejaba cada sentimiento que estos recuerdos le hacía sentir. Los bellos de su piel, ya desgastada, se erizaban y hacían que sintiera cierto temblor de emoción. Dentro de todo estaba conforme con lo que ha vivido en su vida. No se arrepiente de nada. Considera que no se podía arrepentir. Siempre hizo lo que considero correcto, en el momento correcto sin pesar en la vanidad ni en el egoísmo. Siempre trato de basar sus decisiones en el más puro amor y eso lo hacía estar tranquilo con sí mismo.
Ya era tiempo, la hora había llegado. Su compañero de viaje, su guía, sin emitir palabras lo invitaba a abordar. Él se dirigió hacia el bote recorriendo el pequeño muelle. Subió a la nave y soltó la amarra que lo sujetaba al muelle. En ese momento su respiración cambio de ritmo. Su corazón latía más lentamente, con una tranquilidad que nunca había sentido. Poco a poco el velero iba alejándose del muelle rumbo al paso que hay entre las rocas que formaban el rompe olas natural de aquella bahía.
Las velas recibían el empuje del viento, que con suavidad, movía la nave hacia mar abierto. Él, en el timón, dirigía con precisión la embarcación entre las rocas de salida. La respiración más suave. Los latidos del corazón más lentos. A cada instante la luz de aquel sol de final de tarde iba encandilando la vista de aquel viajero.
Ya en la salida de la bahía. Al frente se asomaba aquel mar gigante, en donde navegaría. El viento soplaba más y más fuerte. La nave tomaba velocidad. Ya estaban en el mar abierto del limbo. Una última bocanada de aire, un último respiro y un último suspiro. Su corazón ya había dejado de latir. Aquel velero se dirigía a un viaje al paraíso, destino final de su existencia terrenal.
En aquella habitación, todos a los que él no veía, lo despedían en silencio. Nadie lloraba. Quizás algún gemido de entre alguno de ellos. Nadie lloro. Su esposa, sus hijos, las parejas de sus hijos y los hijos de estas, sabían que él había tenido una vida plena. Que ya para él, el tiempo en este mundo había expirado. Lo que hacían ya, era empezar a extrañarlo, y a recordarlo.
Hasta la próxima…
Si quieres conocerme un poco más visita mi publicación de presentación en #blurt atreves de este enlace