Miles de palabras que se han ocultado empiezan a acumularse entre las cartas que nunca se enviaron, aquellas que describen la penumbra de un pensamiento que se ha transformado de fracaso a aburrimiento, así muere el amor que no se ha cuidado, como la flor que se marchita en la soledad de la tierra seca, consumida por un fuego que paraliza de frío, pero que no nos hemos dado cuenta de que ha llegado.
…y después de tanto tiempo, aquí me ves rompiendo los últimos versos, mientras me alejo dejando nuestra banca vacía.
Tanto la imagen como el poema son de mi propia autoría.