Desde el cielo se dibuja una sonrisa
mientras rauda se aproxima con el viento,
en su vuelo se desvive a toda prisa
al besar tan dulcemente el pavimento.
En el suelo el dolor que la devora
en su andar que se vislumbra ya tan lento,
siente el paso de una gran aplanadora
que la vuelve nuevamente al firmamento.
Este poema y la imagen son de mi propia autoría