Escribir es difícil, siempre lo he tenido claro. Pero vaya, ¡Qué difícil puede ser!
Recuerdo perfectamente cuando leí mi primer libro, Cuentos de amor de locura y de muerte, escrito por Horacio Quiroga, y pensé: «Qué gran forma de ver el mundo tiene este tipo, me encantaría conocerlo», pero una googleada rápida bastó para enterarme que había muerto 50 años antes de que yo naciera. Esa fue, probablemente, mi primera decepción literaria; aunque me lo tomé con humor. Creo que a partir de ese día que me mentalicé sobre que quería compartir mi visión del mundo de esa forma, a través del papel o, como lo hice posteriormente, por medio de una pantalla y un teclado.
Es así como comencé a escribir, por pasatiempo, textos sin pies ni cabeza, llenos de faltas ortográficas y errores de redacción; por algo tenía que empezar. La mayoría de estos no existen ya; anteriormente vivieron en cuadernos de páginas amarillas. Ahora, mojados, quemados o en algún depósito de basura, viven solo en mi memoria. El papel se transformó en monitor y el lápiz en qwerty. No alcanzo a recordar la última vez que escribí –más allá de borradores para trabajos de la universidad– algo en papel. Quizá hace dos años, un poco más, no lo sé. Mi afición hacia las computadoras prevaleció en ese caso.
Curiosamente, esos archivos, "tal cuento .docx", "una historia incoherente .pdf" y demás, sufrieron el mismo destino que líneas escritas entre páginas de papel: desaparecían. Mis textos eran míos, exclusivamente. Nadie más los veía ni quería que lo hicieran, principalmente porque supuse que nadie querría leer algo tan poco decoroso. Sin embargo practiqué, leí, leí y leí, y de la selva misionera viajé a Bridgton, Poniente y al Gulf Stream y,de lo que aprendí en esos lugares y otros tantos, escribí. Por días seguidos en algunas épocas, a veces una vez al mes y en ocasiones hasta que me dolieran los dedos. Escribí y seguí escribiendo para nada, para nadie.
Fue en la web (Steem/Hive), donde publiqué mis primeros textos: cuentos cortos en su mayoría. Adopté ese formato porque, entre otras cosas, me pareció lo más óptimo en contraste a lo que la red pedía. Soy consciente de que, de todas formas, mis cuentos no los lee casi nadie, pero en la cadena de bloques todo es eterno. Aquí, donde los publiqué, vivirán por siempre y quizá, en algún futuro, lectores resegados se topen con uno u otro cuento.
Sé que aún me falta demasiado por aprender. La literatura es un universo gigantesco y yo, pues solo soy yo. Pero también tengo mucho tiempo, aprenderé todo lo que pueda y escribiré todo lo que mis dedos quieran. Sueño con poder ayudar a alguien con lo que escribo, a entender algo, a imaginar un mundo que no existe y meterse ahí como escapatoria o, por lo menos, a tener cinco minutos de ocio, que todos necesitamos de vez en cuando.
Escribí esto porque, como muchas otras veces, solo quería desahogarme, contar un poco de mí a la nada, o quizá a alguien que entre acá por casualidad, y dejar constancia de que alguna vez lo hice. Ah, también quería contar que, por fin, desarrollo una especie de novela, un universo de realidad fantástica cuyos primeros esbozos publiqué acá, sin embargo falta mucho suelo por pulir.
Al menos ya tengo una lectora asidua, y la adoro por ello, sé que ella lo leerá. Quiero ser escritor, aunque aún no tengo claro cómo se obtiene ese "título", pero prometo que lo descubriré.
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Ciertamente que escribir a mano se ha vuelto un arte antiguo para buena cantidad de gente que conozco :)
Por otra parte, pienso que ya que el primer lector y juez que se tiene de lo que se escribe es el mismo autor, entonces puede pasar que lo que se escribió quede en borrador o que al terminarlo se le encuentre un algo que no la sensación como para compartirlo, con la idea de trabajarlo luego y lograr por fin darle el sentido y el sentimiento que se quiere.
Después de todo, si bien se escribe para que lean otros, también es cierto que se escribe por la necesidad de expresar algo que es propio, por eso he leído que quienes son escritores escriben en primer lugar para si mismos, para dar una salida creativa a sus emociones a su sentido de existencia, y luego escriben para los demás, tratando de transmitir sus emociones y lograr que se de una reacción en el lector, pues a fin de cuentas el arte de escribir no creo que se complete a si mismo sin todos sus participantes: el autor, la obra y le lector.
Hola, @pedrobrito2004. Esa última oración está para enmarcarla porque de hecho tienes total razón, la escritura es un arte que requiere de todos esos 'participantes', sin ellos creo que estaría incompleto.
Muchas veces escribo para mí, pero otras tantas lo hago porque quiero compartir una idea, un pensamiento, un sentimiento o algo así, pero sí, supongo que al inicio todo se trata de uno mismo.
Muchas gracias por tu comentario y compartir esa apreciación. ¡Saludos!