Hace algunos días rentamos una casita muy cerca de la playa, algo así como a cien metros. Estaba por ir a comprar unos chicharrones de pescado cuando me encontré con el compadre Marcos.
-Que onda compadre, que anda haciendo-
-Pues aquí compadre juntando conchas para la nieta-
-Compadre. ¿Se acuerda que cuando éramos niños siempre andábamos descalzos y sin camisa?-
-Si, como no, todos traíamos solo pantalones cortos, es que estaba muy difícil la cosa, apenas había pa comer-
-¿Que te parecería que ahora anduviéramos igual?
-Ah, pues andaríamos muy frescos, creo yo-
-Oye, ¿que tal si nos reunimos de rato en la playa, para hacer una carnita o algo?
-Pues estaría bien-
-Ahorita nos ponemos de acuerdo, deja voy al baño.
Fui a un restaurante que estaba cerca de ahí pero al salir me confundí y salí por otra puerta, todas las tiendas eran practicamente iguales, hasta que creí llegar a la correcta.
-¿Pues donde and a compadre, lo andaba buscando?
-Cual compadre, aquí no está tu compadre, llégale?
-Usted disculpe, ya me voy-
-No cual disculpa, ya me despertaste con tu vocesota-
-Y luego que, ¿quieres que te duerma o que?
-Pues si quieres lo arreglamos-
Estábamos a punto de pelear cuando llegó el compadre Marcos.
-He compadres, cálmense ¿pues que no lo reconoces?, Es Jaime.
-¿El compadre Jaime? Ah canijo es cierto, ya mero me lo surto.
-O yo a ti compadre- Ja ja ja ja.
-Ah que compadres, entonces que, ¿se hace la carnita?-
-Pues claro, pero yo la aso- agregó Jaime que siempre le ha gustado cocinar.
Nos pusimos de acuerdo y le dimos dinero a Jaime para que fuera a comprar carne, salchichas, cebollas, carbón y por supuesto la cerveza. En eso me di cuenta de que el compadre Marcos no tenía panza.
-Oiga compadre, como que está muy flaco, ¿No?-
-Ah si, lo que pasa es que trabajo para una pescadería muy grande-
-A jijo, y a poco anda de pescador-
-No, claro que no, trabajo como diseñador gráfico-
-Y a poco diseñando te pusiste tan flaco-
-Bueno, es que tienen una cadena de restaurantes y hacen muchas promociones, muy buenas por cierto-
-Ah, pues a ver que día nos invitas el pescado-
-Cuando quieras compadre, a mi me hacen descuento-
Mas de rato llegó Jaime y empezó a asar la carne, la pasamos muy bien hasta que llegaron tres sujetos a molestarnos, lo que no sabían es que los compadres eran muy entrones, especialmente Jaime que era una mecha.
-A ver ustedes, me van apagando su mugrero, nos esta llegando todo el humo-
-Ah, pues muévete, no te vaya a hacer daño-
El primer golpe lo tiró Jaime, dejando medio inconsciente a uno de los tipos. De un momento a otro aquello se convirtió en una batalla campal, pero en eso llegó Laura a detener la pelea.
-He compadres párenle, pos que no los reconocen, son los hermanos de Lorena-
-Ah canijo, es cierto, Juan, Enrique y Agustín, pos que se vino todo Monterrey para acá-
-Pues yo creo que si, ya vez que se les ocurrió prohibir la cerveza los fines de semana-
En eso llegó una patrulla, al parecer alguien le había hablado
-A ver ustedes, que están haciendo, nos reportaron una riña-
-¿Riña?, seguramente es un malentendido, aquí somos puros compadres-
La patrulla se retiró y nosotros continuamos con la celebración, jugamos un partido de fútbol y mas de rato se armó el Karaoke, la pasamos muy bien, todo quedó entre compadres.
Esta historia es ficticia, pero los nombres de los compadres fueron cambiados de cualquier forma.
Microrrelato
@nocturnus
Fotografía cortesía de pixabay