El fin del precipicio
"Nunca juegues con el escorpión, ni los tatúes en tu piel, mañana tarde volverá por ti, mañana tarde será pulpa y veneno..."
Cuatro caminos, cuatro horizontes y un ser inmóvil hipnotizado, temiendo ser alcanzado por la serpiente y su veneno salpicado en toda dirección.
Y la serpiente era dueña del firmamento y con sus escamas cubrió la superficie, fue la sombra de mi sufrir a tan solo un paso del indómito paraíso. Buscar la fuente es la encomienda al hombre penitente, sufrido a causa del deseo, quién espera calmar la sed con agua de manantial.
Su gigante cabeza me rastreaba en contorsionado movimiento, de derecha a izquierda, luego en retorno, así otra vez. Escupiendo la toxina, dejándome ciego con su lengua bífida, ciego, junto a los huesos del sol.
Hui a ras del suelo, guiado por la humedad del aire, embate en el ojo de huracán. Posado mi pensamiento en el semicírculo en vil ofuscación hasta la hora séptima, cuando mirar las dunas era como arrebato, nunca habrá tiempo suficiente en la tierra de Isabel con el aguijón escorpio dueño de la noche.
Grandes, medianos, arácnidos y el frío de un desierto, ningún precio es mayor a pagar para encontrar la paz. Tanto fue mi desconsuelo que recordé el naufragio en mi odisea del mar, cuando anduve perdido en el lodo de un pantano o como aquel día cuando fui arrecife coral. Y conocí la mayor opresión, recolectando perlas en el fondo marino hasta quedar sin oxígeno para obtener alguna forma de perdón, solo un fracasado a orillas del caribe pisando dos continentes resistidos al advenimiento.
Y los escorpiones venían a acabar lo que empezaron, encorvados como viejos pergaminos me acorralaban entre los cardinales, jamás sentí tantas espinas ni tanto dolor, ni aun cuando las rosas negras intentaban arrebatarme lo que quedaba de amor. Nunca imaginé que mi aliento se hundiría en la arenisca y que mordería el polvo al antojo de un ser extraño con su ruin intención.
"Nunca juegues con el escorpión, ni los tatúes en tu piel, mañana tarde volverá por ti, mañana tarde será pulpa y veneno..."
Pero es mi condición, ser siempre rescatado por el cuervo sus garras en mi cuello sanaron mi sedición, llevándome a surcar el cielo más allá de mi destino, trayéndome de vuelta al fin del mundo y salvándome otra vez del paraíso...
Soñé dentro de un sueño, la concordancia de los cuatro planos existenciales, sentí como mi amigo me dejaba en la puerta del cielo encadenado en su pluma para verme caer al vacío. Sentí llegar a la lugar donde no haría falta el cuerpo, solo el pensamiento y el recuerdo. Pero en la pequeña brecha de una garganta subí a la espalda del cuervo, sus garras dejaron de hincar y me vi volando al borde de un sendero. Hacia el norte la cola de serpiente, oriente y occidente son arena y escorpión...
Y de cara al destino, volver al principio, al pulmón de la tierra en el principio al otro lado del mundo, como una vorágine sobre el manto escapular de un cuervo rumbo a tierras del sur donde sufrir cobra el sentido verdadero en el fin del precipicio…