Cuando comienza el arte
Nace cuando duermo, surge de la nada como emisario de la noche entre mil recuerdos. Cuando se organiza la mente y me pierdo, etéreo, abandonando el cuerpo.
Ella vuelve cargada de deseo llevándose mi fe que no encuentra camino de regreso. Una búsqueda a contratiempo donde no tengo nada que perder, sin embargo, muero.
¿O acaso, no es igual a morir el hecho de vivir atrapado en un sueño?, cuando despertar es huir de la realidad y soñar, un nuevo nacimiento.
Pensar infinitamente es lo único que puedo, esa imagen que al abrir los ojos me dejará hecho pedazos como cada vez que lo intento. Por amor al arte, el marco de esta noche será el día que te encuentro y al amanecer maldigo todo lo que he hecho, porque te vuelves humo negro.
Persiguiendo esa luz que cobra cada forma, inadvertida, cándida, imprevista como el profundo mar que me ahoga. Hay cosas que no se pueden soñar, así como, el Éxito, que se vive pero no se toca; así como, el pudor que desnuda el alma con su boca. Esperando la palabra que calma la sed en unos labios murmullo de inquebrantable silencio, sedientos en ardid pecado, ése que alimenta la soledad dejada en una habitación oscura donde estás en un rincón y yo en el centro del calvario.
Y sueño con la obra que nunca termina. Y vivo poesía, entre melancólicas frases infinitas con un logro imposible de anunciar por su efímero patrón de sombras contando una historia vívida como pesadilla. Mientras no queda ni una señal de amor, pero con amor pienso crear la voz que te da vida, una voz de la cual huyes y te acercas más a la única verdad que puede sanar la herida.
Soñar contigo es alentador, pero maldigo, despertar y no encontrarte. Necesito que vistas de ilusión la apnea que me persigue y me conduce a lo irrazonable, porque estás hecha de luz y yo busco oscuridad entre musas brillantes. Quisiera poder hablar con el amanecer para que nuestro despertar dure un poco más que antes y tu voz quede atrapada en un papel que será eco, cuando te marches.
Y seguir siendo parte de lo que fue, viviendo en el ayer, cuando no te podía tocar por temor a equivocarme, cuando irradiabas fantasía y tu forma era indescifrable. No había lugar para la primera letra y el espacio entre tú y yo, era ninguno.
Con mis manos fue la mejor forma de mirarte, hasta que llegó ese impulso que alejó de mi mente tu imagen, aquella noche sin luna que acabó el amor, amor, que solo existe, cuando comienza el arte…
Inspiración del autor: