Continuous

in blurtespanol •  4 years ago 

Continuous

Estuve revisando imágenes satelitales en mi computadora personal, introduciendo una serie de coordenadas noreste, las cuales permiten al usuario de Google ubicar cualquier punto sobre el geoide. Los pares alfanuméricos separados por punto y coma, corresponden a una cota de terreno específica, que introducida en la tarjeta de búsqueda de algún software de mapeo o GPS, conducen a la localización del punto de interés que se desea visualizar.

Tenía yo, empotrada una sonrisa de satisfacción, por un lado; por los resultados infructuosos de mi búsqueda y por otro, por la razón oscura que había detrás de ése hecho...

Algunos lugares son recónditos, al punto que la búsqueda con palabras o con numeración de pareados, produce un error de sistema. Da la impresión que varios sitios sobre la faz de la tierra son misteriosos o de algún modo vetados por las normativas de uso satelital; o tal vez, éstos contengan información estratégica que no pueda ser revelada, como por ejemplo: Ubicación de bases militares, proyectos secretos, estructuras marítimas, yacimientos, solo por mencionar algunos.

Se puede concluir; que un sitio anteriormente existente, el cual ahora no aparece o fue borrado del gráfico, tal vez, obedezca a que algún eventual fenómeno lo haya hecho desaparecer... fulminándolo por completo.

Quedo yo, sobre entendido, de que el satélite de la nasa hace un recorrido periódico por las distintas regiones del planeta actualizando los gráficos con la memoria fotográfica regente de esas localizaciones. Recurrí también a hacer búsquedas manuales, logrando acercamientos con la ruedilla del mouse, la cual actúa como efecto zoom, en ocasiones tan sensible, que lograba pixelar por completo la pantalla de mi PC.

Seguí delante del computador por largo rato, hasta que, sin obtener resultados, reí de placer y di gracias al "botón rojo", por su complicidad en mi plan maquiavélico...


Un año ha pasado, un año entero en zozobra, en la cual mi ego redimido y purificado goza, por primera vez, de calma y paz interior. Puedes soportar días, tal vez, semanas o meses, con una sensación de vaciedad. Sosiego del alma que le hace penar rendida, amordazada, como los seres en el olvido condenados a vagar en los siete círculos descritos por Dante en la divina comedia o la desoladora ansiedad existencial que produce estar, como dicen en el argot más normal del común coloquio; estar "muerto en vida". Cada vez que me iba a la cama mi mente intranquila seguía en la cruenta actividad de cadenas de pensamiento interminables; toda la noche, amigo del letal insomnio, un insomnio que hurgaba en el desvelo de otro consecutivo insomnio, causando remordimiento, un estado de nerviosismo que me hacía zombie, si así se pudiera llamar, a aquel estado de pobreza mental y maltrato psicológico ante el cual me mantuve sumiso durante tanto tiempo. Llegué a pensar que mi toma de malas decisiones me hacían pagar el precio, pero nadie conoce lo que sufre un hombre, nadie sabe lo que es capaz de hacer para defender su profesión por encima de todo. Ganar un sueldo de un dólar al mes, es algo que conduce a la irremediable pobreza extrema. No creo que pueda existir un lugar sobre la tierra donde se cometa tal abuso de derechos humanos, corrijo, no conozco "dos" lugares en el planeta donde ésto, sea posible. Mi calidad de vida era bazofia, no tenía derecho a nada, mi futuro era un indudable hoyo negro, donde lentamente me perdía con hambre, con miseria, con enfermedad...


Trabajé para el círculo azul durante cuatro años seguidos. Propulsé el estatus de la empresa a niveles estratosféricos, su ya honorable reputación fue superlativa, magnificencia, referente de todo el ámbito empresarial de la zona. Las auditorías realizadas por el gremio de la industria fueron aprobadas al cien por ciento con total solvencia y a la par de ello, los ingresos per cápita hicieron más multimillonario, al ya multimillonario dueño. Aquél, que me trató mal a mi ingreso en la compañía, aquél que menospreció mi título y me subcontrató, el mismo, que me mantuvo ganando un dólar por mes sobreexplotando mi conocimiento y mis capacidades de ingeniería.

Recuerdo la última vez que le vi la cara, había yo solicitado una entrevista con él para hablar asuntos de trabajo. Pensé que eran tantos los logros de mi gestión en la planta de concreto, que quise hacer valer mi derecho, quise pedirle algo de reivindicación.


Entré a la oficina gerencial.

_ ¡Buen día, señor!

_ ...

Lo cortés no quita lo valiente, sabía que él no correspondería mi saludo, pero aun así, cumplí con el protocolo.


Sostuvimos el breve diálogo:

_ ¿Quién eres?

_ Soy el laboratorista de control de calidad, respondí.

_ ...

_ Tengo cuatro años trabajando para usted y dado los resultados que he ofrecido como trabajador, quería con humildad, pedirle que considere usted, para mi beneficio, la posibilidad de hacerme un aumento de sueldo...

_ Ningún trabajador es indispensable..., fue su respuesta.

_ Disculpe, me he mantenido todo este tiempo sin doblegar el ritmo de trabajo, he traído mejoras a la empresa, he creado una nueva fórmula laboral, nuevos diseños de mezclas, un sistema de producción más complejo y efectivo, motivo por el cual, pienso, que merezco algo de reconocimiento.

_ No tiene necesidad de sentir apego por esta empresa, respondió. Tiene usted libre albedrío...

_ ¡Sin más rodeos!, y disculpe usted mi expresión, ¿Me puede aumentar el sueldo?, sí o no...

_ ¡No!, dijo...


¡Fin de la historia!. Salí de aquella oficina enardecido, mi pensamiento se transformó en maquinación; para mí fue como hablar con al capone, con el patrón de la mafia fronteriza, fue jugar al ajedrez contra la muerte o caer en manos de algún tirano populista del marxismo. No podía borrar de mi mente la expresión del rostro miserable, sádico, intransigente...

¡Tiene usted libre albedrío…! ¿Cómo se le ocurre a ese ser desdichado, decirme tal cosa? ¿Cómo se atreve a hacerme un cruel despido indirecto?. A mí, que solo he sabido lo que es trabajar sin descanso, a mí, que me las he arreglado durante todos estos años con un sueldo de hambre. Incluso, opté en los últimos tiempos por quedarme a dormir en la cabina de mando, ya que, no me alcanzaba para pagar la renta, no podía costear mis viáticos. A veces, una taza de café llegó a ser todo lo que llevaba en el estómago por veinticuatro horas continuas en las cuales nunca me moví del campo, ni tan siquiera por un instante, para no detener la producción.


¡Pero, ahora sí que se las lleva!, llegó mi hora de actuar; mientras firmo la hoja de renuncia le daré a probar un poco de su propia medicina... ¡Éste, no sabe con quién se ha metido!, no sabe quién es el ingeniero detrás del título, no sabe de lo que es capaz... ¡Yo soy también!, el amo de la idea innoble, amigo fiel del demonio de la perversidad, canserverus cuidando las puertas del hades, la plaga, la peste o como me quieran llamar... Un imperio de arruina con el César dentro de sus muros; y la ciudadela que le vio crecer, desaparecerá para siempre ahogada en su cloaca, en el azul vicioso del círculo...


Luego de varios años, logré descifrar la clave encriptada del botón "Continuous". Era un botón mágico, una creación perfecta, la cual superpotenciaba la producción de la planta de concreto a un mil por ciento. Al activarlo, los dispensadores de la tolva inyectaban concreto premezclado de alta resistencia, a razón de 1 m3/seg. Esto era equivalente al llenado de 10 camiones mezcladores por minuto en boca de una sola compuerta, o sea, que tomando en cuenta las 10 tolvas de vaciado, se hablaba entonces de 100 camiones de capacidad 7 m3. Serían 6000 por hora, 42000 m3 de concreto premezclado de resistencia 380 kg/ cm2, los cuales correrán por los oscuros andenes de esta planta. Con el uso del botón de producción continua, técnicamente, se podrían vaciar las fundaciones y pórticos de todos los edificios de la ciudad en tan solo pocas horas, sería tan fácil, como servir capuchinos en una máquina de café expres.

¡Por demás, les parecerá exagerado lo que hice!, pero éste fue mi tan esperado "Derecho a réplica". Mi voz reprimida, durante cuatro años de maltrato, la cual ahora dejaba salir como un puñetazo directo a la cara. Remití, las mismas palabras que anteriormente utilizó, el propio dueño. Palabras, que cobraron amplio sentido para mí:

_"Tiene usted libre albedrío…"

Introduje la clave en el panel de control y activé el botón "Continuous", abrí todas las compuertas de precipitado. La planta comenzó a rugir como una bestia salida del infierno, comenzó a inyectar concreto en cantidades inimaginables, en solo segundos, la mezcla gris fue sobrenadante por toda la fábrica, dándome apenas oportunidad de salir de las instalaciones. No, sin antes dirigirme a la oficina donde se encontraba el dueño, y trabar la puerta de su oficina con una cadena de eslabones para remolque industrial. Él, aún se encontraba exento de lo ocurrido, quedando así, preso y sin escapatoria alguna. Introduje el sobre con mi carta de renuncia por debajo de la puerta y finalmente, me marché...

Hoy en día, luego de un año, nunca más supe de ellos... Incluso, me he cansado de buscar sus coordenadas en el mapa satélite y simplemente, en el lugar donde una vez estuvo la famosa planta, encuentro, el gráfico muestra una enorme y kilométrica mancha de concreto.


FIN


Te invito a leer los tomos anteriores:
Círculo azul 1
Círculo azul 2






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