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Esta es la historia de tres niños, cuyos nombres eran Tomas Cortes (Taco), Alberto Contreras (Teco) y Luis Conrado (Tico), los cuales establecieron una larga y bella amistad desde los tiempos de la escuela. Inquietos, traviesos y juguetones por naturaleza les daban fuertes dolores de cabezas a sus padres, cada vez que se escapaban al bosque, el río o el parque, razón por la cual la mayoría de los habitantes del pueblo los conocían y llamaban los tres inseparables diablitos.
Los pequeñitos establecieron un pacto de amistad, el cual se comprometieron a mantener hasta el fin de sus días. A pesar de las travesuras eran unos alumnos bien aplicados y pronto salieron de la escuela. Un día domingo sentados en los bancos de la plaza del pueblo, tuvieron una larga conversación sobre lo que querían ser en un futuro no muy lejano.
Taco fue el primero en hablar y dijo:
-¡Yo quiero ser policía!
Luego intervino Teco y exclamó:
-¡Yo quiero ser bombero!
Por último hablo Tico y dijo:
-¡Bueno yo quiero ser médico para poder curarlos a ustedes cuando tengan algún problema!
Después de las solemnes palabras juntaron sus manos y reafirmaron el compromiso de amistad que los unía.
Transcurridos unos pocos años, Taco, Tico y Teco se marcharon a la ciudad a continuar sus estudios, la decisión de los jóvenes constituyó una gran alegría y alivio para sus padres, ya no tendrían más preocupaciones y dolores de cabeza. Al llegar a la gran ciudad, la vida de los tres jovencitos cambió por completo, ya no tenían el apoyo económico de sus padres, la necesidad los obligó a buscar un empleo para pagar sus estudios.
Taco consiguió trabajo en una panadería y por las noches asistía a clases en la Academia de Policía. Teco se empleo como mesonero en una restaurante y asistía a clases en la Academia de Bomberos y Tico consiguió trabajo como mensajero de una tienda de víveres y en sus ratos libres asistía a la Facultad de Medicina.
A medida que pasaba el tiempo, los jóvenes progresaban en sus trabajos y estudios, pronto Taco se gradúo de Policía y empezó a trabajar en la Comisaría General de la ciudad, Teco culminó sus estudios de Bomberos y era muy aplicado en su nuevo trabajo apagando incendios y Tico logró graduarse de Médico y trabajaba en el Hospital Sagrado Corazón curando enfermos como siempre había soñado.
Pero la situación había cambiado, los nuevos trabajos de los jóvenes los habían separados ya casi no se veían, vivían en lugares muy apartados, así transcurrió el tiempo, pronto se casaron y cada uno de ellos formó f