La realidad actual nos dice que estamos cambiando de manera drástica, todo, nosotros incluso, nuestros patrones de comportamiento de manera individual y en sociedad, primero se imponen como reglas que por ahora hay que cumplir al momento de estar en la calle en momento de pandemia, pero de todo eso que nos ha correspondido asumir como regla momentánea... ¿qué va a perdurar con nosotros en el tiempo? Esa es una gran pregunta que me hago, de manera frecuente.
Ya en casi todos los espacios nadie se saluda de manos o se da un abrazo como solían hacer. Se mantiene la distancia social como medida preventiva pero… esto va a permanecer.
Es posible que esta particularidad no sea tan resaltante o no haya impactado en todos los países del mundo, pero particularmente en Latinoamérica es algo que sí ha marcado una gran diferencia. La mayoría de los habitantes de esta pare del mundo somos muy dados al acercamiento, a establecer rápidos vínculos cercanos, pero eso ha cambiado, e insisto, muy probablemente va a permanecer así.
Lo que sin duda podría ocasionar grandes cambios sociales que se verán en las próximas generaciones.
Los hijos de padres que posterior a la pandemia sigan asumiendo este distanciamiento como parte de su vida cotidiana seguramente van a establecer estos mismos patrones de comportamiento en los más pequeños, aún sin quererlo. Porque recordemos que las primeras cosas que aprendemos lo hacemos por imitación.
Y si sus padres se mantienen con actitud distante ante otros, esto se convertirá en la norma, y dejará de ser algo del pasado, impuesto bajo condiciones especiales. No digo que sea bueno o malo, sólo digo que todo será diferente, y de hecho ya lo es.