Tengo últimamente muchas preguntas sin responderme, preguntas que buscan respuestas, preguntan que aún me asechan.
Los días siguen andando y significa que la vida pasando, transitando, sin dar un minuto de espera, a menos que te lo tomes.
Y en aquel momento que te detienes, quizás fatigado de tanto andar,
en tu mente las preguntas comienzan a deambular.
¿Que persigues con tanto afán? ¿será que algún día lo conseguirás?
Mientras la preguntas surgen una tras otra, retomo mi transitar porque el día se va a terminar.
Y sigo en la búsqueda de eso que no se exactamente que es,
pero en algún momento se que lo sabré y por supuesto lo tendré.
Hasta que ya termina la rutina, esa que todo lo arruina,
y luego a la casa llego ya esta vez sin tanto esmero.
Regreso después de un día ajetreado, frío y a la vez soleado,
que sin dudas me deja algo cansado.
Me acuesto y visualizo un poco mi presente y un tanto mi futuro,
prefiero no mirar al pasado y coloco algunos muros.
Y es que no hay un hilo lógico en todo esto que llamamos vida,
al menos no Si me detengo y veo que lo que abunda es rutina.
Un cambio se hace necesario,
pero lo importante es no ser simple y ordinario,
Un sitio alejado de lo cotidiano,
deseo que llegue en un momento y que sea mi diario.
Aunque probablemente hasta de eso suela uno cansarse,
porque de la rutina, aunque buena, no debe abusarse.
Después de tanto filosofar, y en mi mente volar,
me voy mentalmente a ese espacio en el que me gustaría estar.
Lleno de tranquilidad, y con poco de que preocuparme,
mientras veo el vuelo de las tres aves.
Acostado en mi cama, y ya en un gran ensueño,
continúo en ese lugar en el que quiero de tranquilidad un derroche.