Ser diferente tiene su costo, pero puede traer sus beneficios. Recientemente hablaba con una amiga que me comentaba que hace algunos días su hijo le había dicho que cuando era niño y adolescente sufrió mucho de acoso escolar, o Bullying, tal como se le llama ahora, por el hecho de ser "diferente."

¿De que manera era el diferente?, pues, lo conozco desde que el era niño, y siempre tuvo gusto particulares para su edad, relacionados con su capacidad de aprender, por su curiosidad. Por ejemplo, un niño de 10 años al que le guste leer poesía, o que se apasione por lectura de dramaturgia, entiéndase, "Obras Teatrales". Que por cuenta propia se afanara en aprender a hablar ingles, no es algo que se vea con mucha frecuencia.

Ahora, ya de adulto, es concreto el dominio del idioma inglés por su propia cuenta, lo lee, escribe y lo habla muy bien, y fue porque el mismo puso empeño y lo logró. Eso es extraño, no es habitual. Pero el asunto es que siendo niño, y por su interés en saber, hablaba con palabras que no eran del conocimiento de la mayoría, porque es letrado, por eso era "raro".