En términos generales soy de las personas que vivo haciendo múltiples cosas, claro, no a la vez, pero siempre tengo mis respectivas tareas en el transcurso del día, y cada vez que estoy realizando mis actividades, puede que surjan algunas ideas, generalmente muchas, que debo ir anotando para no olvidarlas.
Posteriormente me siento, cuando dispongo de algo de tiempo libre y me dispongo a analizar esas ideas que han surgido para ver la viabilidad de estas, si alguna tiene buena pinta, buena proyección, puede que luego dedique el tiempo a realizarla, a llevarla a cabo, sino, la dejo a un lado.
Pienso que el orden en este aspecto es lo que indiscutiblemente nos mantendrá enfocados, sin las posibilidades de que tengamos nuestra energía dispersa en muchas cosas que terminen por hacer que no rindamos en lo que estamos haciendo desde hace tiempo y mucho menos en lo que pretendamos empezar a hacer.
Aquí es cuando digo que lo importante no es sólo tener ideas maravillosas, porque si no se ejecutan prácticamente terminan por convertirse en nada. Sé que es una opinión un poco radical, pero así lo veo, las ideas están en nuestras mentes y son la semilla que puede llevar a grandes cosas, pero se convierten en nada si no las ejecutamos.
He compartido con muchas personas que siempre tienen muchas cosas en su cabeza, siempre pensando en algo, y eso está bien, las ideas son la primera parte de lo que ha cambiado al mundo a gran escala, pero terminan por abandonar la idea, y ni siquiera, en la gran mayoría de veces, se atreven a empezar a materializarla.
Aquí es cuando digo que las ideas son necesarias, claro, pero serán tan importantes como puedan llevarse a acabo y materializarse en hechos. Que estas impacten positivamente en otros, porque sino de nada sirve tenerlas.
Al fin y al cabo cuando pensamos en algo queda en nuestras mentes, y puede generarnos algo de "confort mental", pero si no accionamos, ese confort mental, que no digo sea malo como principio, pasará al recuerdo pronto, y podríamos incluso decepcionarnos de eso, sin siquiera llegar a hacer el intento de probar si nuestra idea sería válida o no.
Esto es aplicable no sólo a los negocios, sino a todo lo que hacemos en nuestras vidas, ya que podemos pensar y tener algunas ideas en lo que respecta a nuestros estudios, a nuestro trabajo, posibles emprendimientos, nuestros sitios para estar (casa, habitación, oficina, etc), pero lo ideal es ponernos a trabajar en ellas, poderlas disfrutar más allá de lo imaginario, porque sino, no le veo absolutamente ningún sentido.
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