Las vicisitudes diarias tejen a capricho sus propias redes, a veces podemos ver desde afuera el entramado, pero no siempre es posible, porque muchas veces somos nosotros mismos quienes tejemos y enredamos más las madejas. Así surgen estas líneas que he llamado:
Ante el destino
Un camino tortuoso, asimétrico sin señales
nos ha tocado transitar.
Más de una vez se ha bifurcado.
Hemos creído ver la salida.
Al final hemos errado nuevamente.
Acaso no era el final.
Un intrincado laberinto va mostrando las facetas anodinas de quienes creímos sanos.
Otros, han aprovechado el momento y han sacado de sí lo urticante y venenoso de su esencia verdadera.
¿Para eso hemos venido?
Fue la pregunta que nos hicimos,
todavía sin respuesta.
Avanzamos sin brújula.
Muchos a un despeñadero autoimpuesto.
Otros, dan vuelta en la noria sin saber qué esperan.
Disfrutaron mientras estuvieron arriba.
Olvidaron que bajar era ineludible.
Volverán a subir y repetirán la norma.
El dilema es la espera.
Embeleso, cuadro en óleo pintado por mí en el 2015
Gracias por la lectura