Priscila y Patricia, mis dos vecinas hermosas día a día me sorprenden con su belleza intocable, las cuales las hacen bellísimas en el sentido encantador de la palabra. Evidentemente, son unas linduras con solo sonreír y hablar, ya que transmiten alegría 100% cada mañana, tarde y noche con sus dulces gestos brillantes.
Nuestras vecinitas, desde que su madre se entero que estaba embarazada se sintió demasiado alegre, ya que quería dar unas hermanitas a su hija mayor, Daira Camila, quien por cierto se encuentra estudiando en el Liceo Nacional Batalla de la Victoria, ubicado en la Ciudad de Maturín, Venezuela.
Cabe destacar que, Prisila Obed, nació primero que Patricia, llevándole un año de diferencia a su hermosa hermanita, la cual día a día se la pasa jugando en su hogar con todos los juguetes que les compro su mamá, Omaira Inaga y su papá, Deivis Campos.
De igual modo, estas niñas encantadoras cautivan al abuelo y a la abuela respectivamente, solo con su sencillez y su linda e impecable mirada sonriente en todo momento, envolviendo a su familia especial en una locura llamada felicidad.
Desde que nacieron estas lindas niñas, mis vecinos se sintieron emocionados y a la vez, estuvieron muy pendiente de darle el tetero, de bañarlas, de dormilas, de darle cariño, de jugar con ellas, otros.
Padres
Sus padres son humildes, de buen corazón, colaboradores, amables y respetuosos en todo sentido. La mamá, Omaira Inaga, es doctora y el papá, Deivis Campos, es abogado; una familia feliz con sus hijas, y por si fuera poco, ellas adoran inmensamente a sus padres.
En los actos escolares, su vestido azul y rojo las hace ver elegantes, relucientes, hermosísimas, preciosas, radiantes, cariñosas y carismáticas, con un toque cautivador indescriptible.
Un día Patricia, popularmente conocida como "Patri", se corto el cabello quedando la pollina de sus pelos un poco cortos, cosa que a mi me dejo impactado, pero a la vez sorprendido, porque sinceramente no pierden su belleza y su toque mágico, para cautivar a las personas.
Mis niñas cautivadoras, son ellas, mis niñas preciosas, son estas dos linduras que ven en la fotografía y desde hace mucho tiempo sigo cautivado con su magnifica sonrisa.
En este instante no recuerdo quien fie que dijo: juventud, dulce tesoro.
Pero, comparto completamente el sentido de la breve frase. En esa época en la que podemos sonreír sin preocupaciones es todo un tesoro que tenemos que atesorar durante el resto de la vida.
Y así, cuando tenemos hijos e hijas, podemos tratar de lograr que sea para ellos de la misma manera, que puedan sonreír, disfrutar de esa etapa de su vida mientras les preparamos para su futuro.
Tienen cara de tremendas... me acorde cuando mi hija se corto el pelo y luego la pollina dos veces.. lo de la pollina para mi fue lo peor porque le quedo demasiado corta e incluso unos niños le hicieron algo de bluilling por eso la saque de alli.. pero son cosas que hacen todos los niños.. !!