Fuente/Source
English
Return to the Halo (part 20)
-This is the place, sir, -said BEATRIZ, the scanning probe, while transmitting the signal from the scanning androids.
On the bridge of the Battleship Radamantis, Vice Admiral Almeida and the crew watched the signal projection. It was what appeared to be an oval-shaped trapdoor in the subsoil of one of the collapsed buildings.
-The signal from the seismic sensors shows the presence of a large subway structure with several hundred moving bodies, -said BEATRIZ.
-Well, have the androids remove the door and go in to explore -said Almeida.
The image showed how one of the eight androids of the team approached the trap door, raised his arms and stuck his hands, as if they were shovels, in the slab, just to the sides of the door frame, and then, after seeing how the hydraulic muscles of his arms, legs and back swelled to the max, pulled out the heavy metal door, about ten centimeters thick, with a single pull.
After pushing the door aside and illuminating the bottom of the tunnel, to see that it was about ten meters deep and had no stairs, the eight androids jumped, one at a time, through the narrow duct.
The interior was an extensive, completely dark, cylindrical-shaped corridor, about two meters in diameter, descending at a slope of about ten degrees. The androids, after switching to infrared vision, advanced by leaning their bodies forward to avoid touching the ceiling with their heads. This went on for about a hundred meters, after which the corridor joined perpendicularly with another one, also cylindrical in shape, but about five meters in diameter.
-Which way do you want them to advance, sir? - asked BEATRIZ.
-They should separate into two teams of four, and each team should take one side of the corridor, -said Almeida.
The transmission image was divided in two, to show the view of the androids leading the two teams. Both groups advanced down the dark corridor, which seemed to curve to form a ring that, if it was circular, must have a diameter of about thirteen kilometers.
The team that took the left encountered a new duct, on one wall of the tunnel, about three meters in diameter, which appeared to descend to a lower level, on an even steeper slope than the one they had used to enter. Then, the photon sensors of the robots were activated and changed their vision from infrared to the visible spectrum, showing how a pale and spectral amber light came from what could be the bottom of that tunnel.
Suddenly the androids went into a defensive position and backed up a couple of steps, pointing their weapons at the mouth of the tunnel, which was gradually filling with light as whatever was emitting it approached.
-Don't let them shoot, - said Almeida, foreseeing the worst of situations; the projectile of an electromagnetic railgun was not the best diplomatic emissary that could exist.
The intensity of the light grew until it became almost blinding, and then, out of the tunnel came two winged figures that were the source of that intense and celestial light and floated over the androids' heads spreading their large wings.
-Are they angels!? - exclaimed the ensign, who was operating the communications console.
-The demons were angels too, - said Almeida.
Spanish
Regreso al Halo (parte 20)
―Este es el lugar señor ―dijo BEATRIZ, la sonda de exploración, mientras transmitía la señal de los androides de exploración.
En el puente del Acorazado Radamantis, el vicealmirante Almeida junto a la tripulación, observaban la proyección de la señal. Se trataba de lo que parecía una trampilla de forma oval, en el subsuelo de uno de los edificios derruidos.
―La señal de los sensores sísmicos muestra la presencia de una gran estructura subterránea con varios cientos de cuerpos en movimiento ―dijo BEATRIZ.
―Bien que los androides quiten la puerta y entren a explorar ―dijo Almeida.
La imagen mostró como, uno de los ocho androides del equipo, se aproximó a la trampilla, levantó sus brazos y clavo sus manos, como si se trataran de palas, en la losa, justo a los lados del marco de la portilla, para luego, tras ver como se hinchaban hasta más no poder, los músculos hidráulicos de sus brazos, piernas y espalda, arrancar de un solo tirón, la pesada portilla de metal, de unos diez centímetros de grosor.
Tras apartar la puerta, e iluminar el fondo del túnel, para ver que tenía unos diez metros de profundidad y ninguna escalera, los ocho androides saltaron, de uno en uno, por el estrecho ducto.
El interior era un extenso pasillo, completamente oscuro y de forma cilíndrica, de unos dos metros de diámetro, que descendía en una pendiente de unos diez grados. Los androides tras cambiar a visión infrarroja, avanzaron inclinando su cuerpo hacia adelante, para evitar tocar el techo con sus cabezas. Esto fue así por unos cien metros, luego de lo cual el pasillo empalmaba perpendicularmente, con otro, también de forma cilíndrica, pero de unos cinco metros de diámetros.
―¿Hacia donde quiere que avancen señor? ―preguntó BEATRIZ.
―Que se separen en dos equipos de cuatro, y cada uno tome un lado del pasillo ―dijo Almeida.
La imagen de la transmisión se dividió en dos, para mostrar la vista de los androides lideres de los dos equipos. Ambos grupos avanzaron por el oscuro pasillo, que parecía curvarse para formar un anillo que, si era circular, debía tener un diámetro de unos trece kilómetros.
El equipo que tomo la izquierda se encontró con un nuevo ducto, en una de las paredes del túnel, de unos tres metros de diámetro, que parecía descender a un nivel inferior, en una pendiente aun más pronunciada que la del que había usado para entrar. Entonces, los sensores de fotones de los robots se activaron y cambiaron su visión del infrarrojo al espectro visible, mostrando como una pálida y espectral luz ámbar provenía de lo que podía ser el fondo de aquel túnel.
Repentinamente los androides se pusieron en posición defensiva y retrocedieron un par de pasos, apuntando con sus armas a la boca del túnel, que poco a poco se llenaba de luz, al aproximarse lo que fuera que la emitía.
―Que no disparen ―dijo Almeida, previendo la peor de las situaciones; el proyectil de un arma de riel electromagnético, no era el mejor emisario diplomático que podía existir.
La intensidad de la luz creció hasta hacerse casi cegadora, y entonces, del túnel salieron dos figuras aladas que eran la fuente de aquella intensa y celestial luz y flotaron sobre las cabezas de los androides extendiendo sus grandes alas.
―¿¡Son ángeles!? ―exclamó la alférez, que operaba la consola de comunicaciones.
―Los demonios también eran ángeles ―dijo Almeida.