Percepciones...

Y en esta oportunidad me enfocaré un poco más en las percepciones que se generan tras el acto de leer, justamente porque cuando regresó a casa, mi esposo me contó el caso psiquiátrico muy particular que tiene con un paciente de 30 años y su pareja: una chica de 27.

📚 Leer transforma las palabras en imágenes y las imágenes en emociones que traspasan lo meramente visual. Las letras tienen una textura propia, despiertan el aroma de lugares no visitados, dan un sabor desconocido a un paisaje, y cada oración, en su forma y ritmo, evoca una presencia en el pecho, como si las palabras palparan un rincón del alma que desconocemos. Leer no es solo un acto de comprensión, es también un diálogo íntimo, una forma de percibir lo invisible para luego darle vida.

Hemos hablado, escuchado y leído acerca de la lectura y sus beneficios, también en cuán importante es que se mantenga (cualquiera sea la temática literaria) una coherencia gramatical y sintática necesaria, que el texto por lo menos cubra los estándares de calidad mínima que sobrepase al gusto personal, una ortografía impecable si se trata de un libro que está a la venta, y algo que se llama lógica, sin embargo, con el avance de las redes sociales y comunidades como las de Booktok ha comenzado a emerger un fantasma que estaba dormido en el corazón y la mente de varios escritores, sobre todo de los contemporáneos que creen que por lo que escriben a través de sus historias(que no podría catalogarlas ni siquiera como vanguardistas) y con su mensaje ni siquiera escueto, serán éxitos en ventas, serán leídos por todo el mundo y hasta contactados para contratos con el séptimo arte y los servicios de streaming al punto de volverse famosos que se disuelven como tableta efervescente en agua.

Hemos visto, creo yo que con tristeza en numerosas ocasiones, cómo muchos influencers han decidido (porque la noche anterior a su decisión se comieron montañas de comida chatarra mezclada con hongos alucinógenos), se han autodenominado escritores y publican libros que cuando lo lees no te dejan ninguna enseñanza ni siquiera a través de la trama, del entretenimiento y el placer sensorial que puede llegar a producirte la lectura.

Me gusta leer de todo un poco, me gusta escribir de todo un poco, hasta de lo moralmente dudoso. Suelo comprar con frecuencia libros físicos o también electrónicos para alimentar mi Kindle y me he topado con todo tipo de ofertas no solo monetarias en cuanto nuevos o resurgidos estilos que se están, de alguna manera, "imponiéndose" en escritores y lectores. Cuando leo reseñas de algo que me interesa confío mucho en las recomendaciones, en un 90% han dado resultado, sin embargo, ese 10% restante me ha fallado al punto de volverme una clienta insatisfecha porque el producto adquirido no cubrió el mínimo de las expectativas que formé en mi cabeza.

El inicio del estilo literario llamado romantasy parece nacer de la necesidad de mezclar dos pasiones universales: la fantasía de mundos imaginados y la intensidad de un romance. No es del todo sorprendente que estos dos elementos hayan encontrado un cruce perfecto, ya que, por naturaleza, la fantasía ha sido un lugar de escape, de exploración de lo imposible, mientras que el romance, siempre tan visceral, busca ese refugio donde los sentimientos puedan ir más allá de los límites de la realidad. En algún punto, quienes leían fantasía ansiaban más que simplemente las aventuras épicas o los enfrentamientos entre el bien y el mal, querían que los protagonistas sintieran y vivieran una pasión que fuera tan intensa como los peligros que enfrentaban.

La romantasy bebe directamente de la novela romántica y de los mitos fantásticos que han poblado la literatura desde tiempos antiguos. La combinación de estos géneros comenzó a hacerse evidente cuando los autores de fantasía se dieron cuenta de que los elementos románticos no solo complementaban las tramas, sino que las enriquecían, dando a los héroes, anti héroes, protagonistas y antagonistas, una motivación más poderosa que solo salvar o destruir el mundo: el amor en sus formas más apasionadas y desgarradoras. Estos relatos comenzaron a captar la atención de lectores que querían algo más allá de lo realista, que ansiaban historias que les permitieran soñar y enamorarse de personajes sobrenaturales, guerreros hechizados y seres que, en su esencia, reflejan una naturaleza profundamente humana.

La evolución del estilo romantasy pasó también por un cambio cultural debido a que con el tiempo los lectores y escritores se sintieron más libres de explorar relaciones menos convencionales y dinámicas emocionales que desafiaban lo que era socialmente aceptado. En estos mundos, lo que en la vida cotidiana podría ser juzgado o mal visto, se convierte en un acto heroico, romántico o incluso necesario para dar sentido y propósito a la trama. Las relaciones entre seres de naturalezas diferentes, como vampiros y humanos, o el clásico "enemies-to-lovers", comenzaron a dibujar un mapa emocional en el que las limitaciones del mundo real se evaporan, permitiendo a los personajes y a los lectores con ellos, vivir la fantasía de un amor sin barreras.

Quizá lo más llamativo de la romantasy es que, a diferencia de otros géneros, no requiere una explicación de por qué el amor debe ser tan fundamental; simplemente se da por hecho que, en medio de la magia y las batallas, el amor es tanto un refugio como una fuerza que impulsa. La vulnerabilidad de los personajes frente al amor los humaniza y les da una fuerza que, a su vez, sostiene el mundo fantástico en el que viven. En este sentido, la literatura romantasy no es solo la fusión de romance y fantasía, sino la declaración de que los sentimientos más profundos pueden trascender cualquier frontera, ya sea real o ficticia.

Hoy en día, este estilo continúa evolucionando, adaptándose a las expectativas de un público que quiere más diversidad y complejidad en las relaciones y que disfruta de la intimidad emocional entre personajes en mundos llenos de aventuras imposibles e inverosímiles secretos que coexisten en armonía. Leer un libro de este estilo (y escribirlo también) nos enseña a ser más prolijos en cuanto a la construcción de protagonistas y también de universos, sin embargo, cuando mezclas la literatura romantasy con el Dark-romance y lo rematas con monster-romance y mucho spicy, arroja datos bastante perturbadores de y para la mente humana que, en algunas ocasiones, debe ser tratada por un psiquiatra.

En la mezcla de este tipo de literaturas densas es casi inevitable enfrentar algunos cuestionamientos, aunque muchos sostienen que se trata simplemente de ficción, el impacto emocional y psicológico que pueden tener estas historias en lectores y escritores no siempre es tan sencillo de minimizar. La combinación de fantasía y romance oscuro suele llevar a límites intensos, con personajes que enfrentan relaciones marcadas por dinámicas de poder complejas, a menudo dominadas por conflictos de control, maltrato, "ismos", y deseos grisáceos. Si bien puede parecer solo una estructura narrativa atractiva, de éxito de ventas, el reto de crear o consumir estas tramas radica en la línea delicada entre lo que fascina y lo que podría normalizar ciertos comportamientos, incluso en un entorno ficticio que se refleja en la realidad.

Para quienes escriben, construir este tipo de relaciones implica una tensión constante: es necesario profundizar en emociones humanas, en anhelos a menudo conflictivos, que pueden desencadenar un apego emocional hacia las mismas tramas o personajes que uno mismo está moldeando. Aquí surge un punto de quiebre al ser bastante delgado, ya que, al proyectar la narrativa, el autor se sumerge en la intensidad de a quienes posiblemente se les justifiquen acciones moralmente cuestionables en aras de mantener el "encanto oscuro". Esto puede llegar a distorsionar la percepción personal de lo que realmente constituye un vínculo mentalmente sano, ya que el proceso creativo no siempre permite desentenderse de la narrativa emocional que se está construyendo.

Por otro lado, al leer historias donde el romance oscuro predomina, hay una especie de aceptación implícita hacia relaciones que, en el mundo real, serían dañinas, muy tóxicas. Los lectores, por la naturaleza de la literatura, buscan cierto grado de identificación con los personajes y sus vivencias a veces la límite de lo pornográfico, sin embargo, cuando estos se encuentran envueltos en relaciones que idealizan dinámicas de sumisión, abuso o manipulación emocional, el riesgo es que tales situaciones puedan ser interpretadas de maneras que despierten cierta tolerancia, aceptación a la barbarie, hacia lo condenable, hacia comportamientos posesivos o dominantes. Aunque muchos dirían que esto no pasa de la ficción, el constante consumo de tramas donde estos elementos se romantizan y normalizan en entorno, la atmósfera y el ambiente, tiene el potencial de moldear nuestras expectativas y creencias sobre el amor y el afecto.

No se trata de culpar a estos relatos o de considerar que son dignos de quemarse cual proceso de Inquisición, pero sí de reconocer que cada historia aporta algo a nuestra visión del mundo de acuerdo a lo que podemos llegar a percibir, tal como expliqué sobre las percepciones de los otros sentidos. La ficción tiene un poder único para influenciar, y el romance oscuro en particular plantea un dilema sobre los límites de esa influencia. Quizás el verdadero problema no está en la existencia del género, sino en la tendencia a olvidar el análisis crítico cuando se trata de temas emocionalmente poderosos.

Etiquetar estas obras como literatura juvenil puede crear expectativas equivocadas debido a que la intensidad emocional y psicológica que estos géneros manejan no siempre presentan una visión clara o ética de las relaciones y el deseo, aunque muchos jóvenes se sientan atraídos por el contenido de estas historias, su clasificación como juvenil o adolescente podría desorientarlos más que apegarlos al buen ejercicio de la lectura, ya que las tramas (si existen) no están necesariamente destinadas a una perspectiva en formación, sino a lectores que puedan distinguir entre lo simbólico y lo real... por eso es que en Goodreads y en otros sitios más de recomendaciones literarias (como YouTube o Booktok) se puede comprobar a través de los comentarios que muchas personas quieren a ese maltratador, a ese violador, a ese asesino en serie (que se convierte en un protagonista con supuestas razones válidas y justificaciones absurdas para hacer lo que hace), como parte de su vida porque desean tener un amorío.

La riqueza de cualquier género literario por el que te decidas radica en su capacidad para explorar lo emocionalmente ambiguo, aquello que el ser humano a veces reprime o esconde, y no se trata de una simple sucesión de escenas intensas, violentas, sexuales o explícitas, sino de relatos que sumergen al lector en mundos introspectivos con acciones dispares. A veces estas mezclas de romantasy, dark-romance, monster-romance y spicy, rayan en lo pornográfico y ridículo, por ende, cada lector y escritor debe estar consciente de que lo que se construye en un mundo ficticio, por atractivo que parezca para convertirse en el número 1 de ventas, no siempre debe ser aceptado agachando la cabeza al punto de la excitación y sin cuestionamientos razonables, lógicos, reales y valederos.

Para terminar, les dejo con el análisis de un libro de dark-romance llamado Haunting Adeline, de la autora H.D. Carlton. Es una bilogía que causó (o sigue causando) sensación en Booktok, yo leí, creo que como diez hojas y no pude continuar, no porque es largo, si a mí me encanta leer bastante, sino que no pude terminar porque no entiendo cómo, por qué esta obra fue catalogada por las editoriales como literatura juvenil y aplaudida por el público prácticamente adolescente.

Quienes vayan a ver la reseña de esta conocida creadora de contenido literario de Youtube, saquen sus propias conclusiones con lo que escuchen de ella. En lo personal, yo no les recomiendo, a quienes son asiduos lectores y compradores compulsivos de literatura novedosa, que adquieran esta obra construida en dos partes, y menos que sea para incentivar la lectura en las nuevas generaciones, quienes son las que más defienden este contenido que en vez de aumentar nuestra calidad como seres humanos y raza pensante, la disminuye y esto, por supuesto que afecta enormemente nuestras percepciones, tal cual pasa con el paciente que mi esposo está tratando cada jueves por la mañana.