VERSIÓN ESPAÑOL:
¿Cómo va la gente de Blurt?
Les aúllo el chisme por el que seguro vienen a leer a mi cueva de meditación:
Como siempre he pensado que Latinoamérica es el vertedero de las excentricidades de Gringolandia, no podía faltar la "matanza" del Black Friday en ningún territorio por pequeño que parezca en donde se ponen ofertas atractivas, puede ser en el país que se originó solo por el hecho de las diferentes economías que existen en América, sin embargo, en Latinoamérica pasa todo lo contrario porque no ves ningún descuento en realidad.
Como existe el furor de no quedarse sin participar en eventos copiados, entonces los compradores compulsivos no se dan ni cuenta de las supuestas ofertas que ponen los locales comerciales que, obviamente, nunca van a perder ni un peso en sus inversiones... por lo menos desde México hasta la Patagonia (y creo que también dentro de poco el Círculo Polar Antártico), con las crisis económicas que se viven, la "Ley del más Vivo" prevalece debido a las ofertas engañosas en el 90% de las ventas de este día.
En su lado bueno, el Black Friday no solo beneficia a los consumidores, quienes encuentran productos que tal vez durante el año no podrían adquirir al precio regular, sino también a los comerciantes. Para las empresas, este día representa una oportunidad para vaciar inventarios, atraer nuevos clientes y fortalecer su presencia en el mercado, aunque el principal atractivo son las ofertas, lo que realmente lo hace especial es el ambiente de expectativa que genera, la sensación de estar participando en algo global, aunque las consecuencias de estar esperando este día, genera ansiedad desmedida en muchos compradores.
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Para quienes disfrutan del arte de comprar con estrategia y por supuesto lo pueden pagar, este día podría ser el momento perfecto para aprovechar descuentos en artículos grandes como electrodomésticos, tecnología o muebles, así como para darse pequeños gustos. Otro aspecto positivo es que en los últimos años, la digitalización ha llevado el Black Friday más allá de las tiendas físicas, permitiendo a los compradores disfrutar de estas ofertas desde la comodidad de sus hogares, haciendo así que el maltrato y las peleas (que todavía se ven, pero en menor escala) vaya disminuyendo.
Es fácil dejarse llevar por el entusiasmo de las ofertas y la sensación de estar aprovechando oportunidades únicas, sin embargo, detrás de cada promoción irresistible y cada anuncio llamativo se esconde una realidad que a menudo ignoramos: el riesgo de caer en deudas innecesarias que, si no se manejan con cuidado, pueden convertirse en una carga insostenible. Las deudas no son malas por sí mismas, de hecho, en algunos casos son necesarias porque hasta los inversionistas más grandes las realizan, sin embargo, se vuelven un problema cuando superan nuestra capacidad de pago o cuando las contraemos por cosas que realmente no necesitamos, por poner un ejemplo, ¿para qué quiero una máquina que suministra anestesia si no soy dueño de un hospital y no soy médico anestesiólogo?, ¿para qué me voy a endeudar con un tractor de arado si no tengo ni siquiera un pedazo de terreno que me sirva para sembrar productos hidropónicos?, ¿qué sentido tiene comprar herraduras si no creo en los efectos supuestos de la buena suerte que estas traen y mucho menos tengo caballos?
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Las estrategias publicitarias están diseñadas para jugar con nuestras emociones haciéndonos sentir que si no compramos algo ahora estaremos perdiendo una oportunidad irrepetible cuando lo cierto es que las ofertas van y vienen, mientras que las deudas se quedan, acumulando intereses y generando un estrés que puede afectar nuestras relaciones, nuestra salud mental y nuestra estabilidad financiera.
Durante el Black Friday muchas promociones son engañosas: precios inflados previamente para simular grandes descuentos o productos de calidad cuestionable que no valen lo que pagamos. Ante esto, la mejor defensa es la planificación, así que antes de caer en la tentación, es crucial establecer un presupuesto claro y diferenciar entre lo que necesitamos y lo que simplemente deseamos, si algo no estaba en nuestra lista antes del Black Friday, probablemente no sea tan esencial como los anuncios nos hacen creer.
Además, acceder a créditos rápidos o usar tarjetas de crédito sin un plan de pago sólido es un camino peligroso porque las deudas no solo afectan nuestro bolsillo, sino también afectan nuestra conducta al ver cómo el saldo negativo crece mes a mes, acompañado de intereses que parecen no terminar, lo que puede llevarnos a un estado de desesperación que sería fácil evitar con un poco de previsión y autocontrol.
Black Friday no debería ser una trampa, sino una oportunidad para ahorrar inteligentemente, pero eso solo es posible si nos mantenemos conscientes de nuestras decisiones, si aprendemos a decir "no" a lo innecesario y si priorizamos la estabilidad de nuestra familia sobre los impulsos momentáneos. Comprar con propósito, no por presión, es la mejor manera de disfrutar de estas fechas sin comprometer nuestro futuro financiero.
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No se trata de estar en contra de este tipo de incentivos capitalistas para las compras personales (a veces innecesarias cuando ya tenemos el producto en casa y nos damos cuenta que el reemplazar algo que todavía es funcional fue una mala decisión e inversión) porque bien dice el refrán popular cuando no tiene ni una pizca de espíritu consciente: "cada quien hace con su dinero y su vida lo que le da la gana", sino que suele pasar que el nivel de endeudamiento en gente que no dispone de recursos suficientes para pagar les pone la vida personal y familiar de infierno, de cabeza, de cuadros, color de hormiga (o como se lo imaginen), justo cuando abren la billetera y no encuentran ni un peso.
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Hablo sobre el Black Friday en esta ocasión porque mi hijo mayor me pidió un nuevo celular porque según él, lo necesita, quiere el último cachivache de la manzana mordida, IPhone 16 Pro Max y me sugirió, como si fuera el mejor financista, o como si superara a Warren Buffett, que aprovechara el Black Friday para "ahorrarme una suma".
Yo solo me reí con aquella sugerencia y le respondí que el dinero no crece en los árboles, aparte de que su celular es nuevo, no tiene ni seis meses de uso y que para su edad y para lo que realiza en él, no necesita prácticamente una mini computadora empaquetada en un teléfono que lo que más vende es la marca que en sí el producto que me ofrece. Cuando le pregunté que me diera una buena razón para comprarle el IPhone 16 Pro Max en efectivo, desistió de su petición y se fue mejor a jugar.
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Era obvio, mi hijo sabía que solo quería el IPhone por moda, porque el resto lo tiene debido a que padres irresponsables, con tal de que sus chamacos dejen de joder, les conceden todo capricho, también porque la información en Internet vuela y las ofertas en esta temporada, hacen que muchos escuincles como el mío, tengan sus padres una buena situación económica o no, sueñen con cosas que en realidad les va a pesar, que son superfluas y que no les permitirá disfrutar de su edad porque se vuelven esclavos cuando todavía no son adultos y no adquieren responsabilidades más que las de ser buenos estudiantes y seres humanos.
Como padres, tenemos la responsabilidad de entregarles a nuestros hijos una buena calidad de vida, pero no tenemos la obligación de complacer todos sus gustos y más si como adultos sabemos que no les traerá beneficios, sino malestares porque no todo es brillo que se puede vender como oro. El Black Friday también nos invita a la reflexión sobre el consumismo, el impacto ambiental de las compras sin sentido ni razón y la presión financiera que algunos pueden sentir al intentar no quedarse atrás, por eso, aunque el este día del año tiene sus beneficios evidentes para un sector económicamente estable, también lo llama a un balance: comprar con intención, aprovechar las ofertas reales y recordar que no siempre es necesario adquirir más para ser una mejor persona.
Ya los leo más tarde.
Chau.
ENGLISH VERSION:
How's it going, Blurt folks?
I am telling you the gossip that you are surely coming to read in my meditation cave:
As I have always thought that Latin America is the dumping ground for the eccentricities of Gringoland, the "slaughter" of Black Friday could not be missing in any territory, no matter how small it may seem, where attractive offers are put up. It may be in the country that originated only because of the different economies that exist in America, however, in Latin America the opposite happens because you don't see any discounts in reality.
As there is a craze for not being left out of copied events, then compulsive buyers don't even notice the supposed offers put up by commercial establishments that, obviously, will never lose a penny on their investments... at least from Mexico to Patagonia (and I think that soon the Antarctic Circle as well), with the economic crises that are being experienced, the "Law of the Smartest" prevails due to the misleading offers in 90% of the sales on this day.
On the plus side, Black Friday not only benefits consumers, who find products that they might not be able to purchase at regular prices during the year, but also retailers. For businesses, this day represents an opportunity to empty inventories, attract new customers and strengthen their presence in the market. Although the main attraction is the deals, what really makes it special is the atmosphere of expectation it generates, the feeling of participating in something global, although the consequences of waiting for this day generate excessive anxiety in many buyers.
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For those who enjoy the art of strategic shopping and can of course afford it, this day could be the perfect time to take advantage of discounts on big items like appliances, technology or furniture, as well as to treat themselves to small treats. Another positive aspect is that in recent years, digitalization has taken Black Friday beyond physical stores, allowing shoppers to enjoy these offers from the comfort of their homes, thus making the mistreatment and fights (which are still seen, but on a smaller scale) diminish.
It is easy to get carried away by the enthusiasm of the offers and the feeling of taking advantage of unique opportunities, however, behind every irresistible promotion and every eye-catching advertisement lies a reality that we often ignore: the risk of falling into unnecessary debt that, if not managed carefully, can become an unsustainable burden. Debts are not bad in themselves, in fact, in some cases they are necessary because even the biggest investors take them on, however, they become a problem when they exceed our payment capacity or when we take them on for things we do not really need, for example, why do I want a machine that supplies anesthesia if I do not own a hospital and I am not an anesthesiologist? Why would I go into debt for a plow tractor if I do not even have a piece of land that I can use to plant hydroponic products? What is the point of buying horseshoes if I do not believe in the supposed effects of good luck that they bring, much less do I have horses?
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Advertising strategies are designed to play on our emotions, making us feel that if we don't buy something now we'll be missing out on an unrepeatable opportunity, when the truth is that offers come and go, while debts stay, accumulating interest and generating stress that can affect our relationships, our mental health and our financial stability.
During Black Friday, many promotions are misleading: prices inflated in advance to simulate large discounts or products of questionable quality that are not worth what we pay. Given this, the best defense is planning, so before falling into temptation, it is crucial to establish a clear budget and differentiate between what we need and what we simply want. If something was not on our list before Black Friday, it is probably not as essential as the ads would have us believe.
Furthermore, accessing quick loans or using credit cards without a solid payment plan is a dangerous path because debts not only affect our pocketbook, but also affect our behavior when we see how the negative balance grows month after month, accompanied by interest that seems to never end, which can lead us to a state of desperation that would be easy to avoid with a little foresight and self-control.
Black Friday should not be a trap, but an opportunity to save intelligently, but that is only possible if we remain aware of our decisions, if we learn to say "no" to the unnecessary and if we prioritize the stability of our family over momentary impulses. Buying with purpose, not because of pressure, is the best way to enjoy these dates without compromising our financial future.
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It is not about being against this type of capitalist incentives for personal purchases (sometimes unnecessary when we already have the product at home and we realize that replacing something that is still functional was a bad decision and investment) because the popular saying goes well when it does not have a shred of conscious spirit: "everyone does with their money and their life what they want", but it often happens that the level of indebtedness in people who do not have sufficient resources to pay makes their personal and family life hell, headlong, checkered, ant-colored (or whatever you imagine), just when they open their wallet and do not find a penny.
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I'm talking about Black Friday on this occasion because my oldest son asked me for a new cell phone because according to him, he needs it, he wants the latest gadget from the bitten apple, the iPhone 16 Pro Max and he suggested, as if I were the best financier, or as if I surpassed Warren Buffett, that I take advantage of Black Friday to "save a sum."
I just laughed at that suggestion and replied that money doesn't grow on trees, apart from the fact that his cell phone is new, it's not even six months old and that for his age and for what he does on it, he practically doesn't need a mini computer packed in a phone that sells more than the brand itself, rather than the product it offers me. When I asked him to give me a good reason to buy him the iPhone 16 Pro Max in cash, he gave up his request and went to play instead.
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It was obvious, my son knew that he only wanted the iPhone because it was fashionable, because the rest of them have it because irresponsible parents, as long as their kids stop bothering them, grant them every whim, also because the information on the Internet flies and the offers this season, make many kids like mine, whether their parents have a good economic situation or not, dream of things that in reality will weigh on them, that are superfluous and that will not allow them to enjoy their age because they become slaves when they are not yet adults and do not acquire responsibilities other than those of being good students and human beings.
As parents, we have the responsibility to give our children a good quality of life, but we do not have the obligation to please all their tastes and more so if as adults we know that it will not bring them benefits, but discomfort because not everything is glitter that can be sold as gold. Black Friday also invites us to reflect on consumerism, the environmental impact of senseless shopping and the financial pressure that some may feel when trying to keep up. Therefore, although this day of the year has its obvious benefits for an economically stable sector, it also calls for a balance: buying with intention, taking advantage of real offers and remembering that it is not always necessary to buy more to be a better person.
I'll read them later.
Bye.
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Aquí en Colombia también hay locales comerciales que sacan sus promociones por esto del Black Friday, lo cual, solo le han añadido un nombre porque antes de que apareciera en Latinoamérica de manera formal, las empresas, con tal de deshacerse de los excedentes, realizaban promociones de sus productos. No hay lugar en donde no haya anuncios acerca de aprovechar el día de mañana las compras, aunque esto signifique un golpe a la economía de los compradores y un alza a la economía de los empresarios.
Se debe comprar lo que se necesita, no lo que se quiere tener por una tendencia o una moda, así que estoy de acuerdo contigo en el hecho de que a tus hijos les enseñes a responderse a sí mismos sobre las compras, si son necesarias o no, además, el IPhone que tu hijo te pidió, está inflado el precio incluso para los amantes del ecosistema de la manzana mordida, el cual, te vende nombre, prestigio con ciertas mezclas de calidad.
Sé que nadie tiene por qué meterse en la economía de otros, pero por alguna razón es que en la televisión nacional, hacen llamados a la cordura para que la gente no se desboque y termine en un precipicio sin final porque no puede pagar lo que adquirió, con decirte que ha habido casos de suicidio por deudas... y es que es un fenómeno curioso, pero la gente que menos tiene es la que más adquiere, por lo menos aquí es así.
Gracias por tu publicación, amigo lobo, estuvo muy buena la manera en cómo manejaste la solicitud de tu hijo haciéndole comprender que no necesitaba lo que quería tener por tendencias.
Saludos para ti, para tu esposa y que Dios los bendiga grandemente 🤗🤗
Costumbres que se han vuelto cotidiano en nuestro día a día en Latinoamerica, al igual que la mercadotecnia del Halloween...alimentas la anciedad con más necesidad para crear un efecto placebo creyendo que conseguirás felicidad o status.... pero la verdad, es deplorable, deudas, deudas y mas deudas para impresionar a quienes les saben a casabe.