Viernes, 13 de septiembre, 2024.
Otro fin de semana más ha llegado y así también un día más de pensamientos sueltos que vienen a mi cabeza cuando veo, leo o escucho acerca de alguna situación que me llama la atención. Fin de semana no significa cese de actividades, y más si tienes turnos que cubrir, o también, si no vas a tu puesto laboral, de arreglar pendientes de tu vida personal.
Independiente a lo que hagamos, lo mejor es ejecutarlo con sinceridad, de corazón, y si va acompañado de una sonrisa y alguna canción (cualquiera sea el género que se acomode más a tus gustos) mucho mejor. En mi caso, como es viernes y el cuerpo lo sabe, pues mi lista de reproducción musical me lleva a Brasil con una de las canciones que, después de la famosa Lambada interpretada por Kaoma, no podía faltar en ambientes en donde la alegría e incluso el karaoke es lo que prima.
Pero no escribiré acerca de la canción que les comparto, sino más bien de un tema que refleja la capacidad que tenemos de ser y conseguir empatía, compasión y solidaridad: la beneficencia.
Me gusta el tema porque me concierne directamente al estar relacionada con la rama de la salud. Sé que este tipo de acciones han tenido un impacto significativo en la lucha contra la pobreza, la desigualdad y las crisis humanitarias ofreciendo ayuda a quienes más lo necesitan, sin embargo, más allá de los efectos tangibles de esta en las comunidades desfavorecidas su influencia trasciende en diversas dimensiones, tanto positivas como desafiantes.
La beneficencia representa una fuerza poderosa que moviliza a individuos, organizaciones y gobiernos a actuar frente a las injusticias sociales porque a través de iniciativas de caridad, donaciones y voluntariado se han salvado vidas, se han reconstruido comunidades y se ha dado voz a los olvidados. Proyectos de salud, educación y desarrollo sostenible que surgen de estos esfuerzos han contribuido a un progreso notable en regiones vulnerables, por eso, en este sentido la beneficencia no solo ofrece un alivio inmediato, sino que también fomenta la creación de oportunidades a largo plazo.
También es importante reflexionar sobre las complejidades que la beneficencia puede traer consigo porque en algunas ocasiones puede generar dependencia en lugar de empoderamiento, manteniendo a las comunidades en un ciclo de asistencia que perpetúa la desigualdad en lugar de resolverla, además, la intervención de organizaciones benéficas en ciertos contextos culturales o geopolíticos puede desestabilizar o imponer sistemas que no siempre son adecuados para las realidades locales.
El impacto de la beneficencia entonces es un equilibrio entre el deseo de ayudar y la comprensión profunda de las necesidades de los beneficiarios. Si bien las buenas intenciones son el motor, la planificación consciente y el enfoque en soluciones sostenibles son esenciales para garantizar que los esfuerzos beneficien de manera real y duradera.
Cuando la corrupción se infiltra en las obras benéficas se distorsiona el propósito original de la ayuda y crea un desequilibrio que favorece a unos pocos a expensas de muchos, este fenómeno genera un impacto negativo en múltiples niveles porque afecta tanto a los donantes, pasando por los beneficiarios finales, así como también afecta las organizaciones involucradas.
Si el cáncer de la corrupción hace metástasis, entonces quienes se benefician en realidad son funcionarios y líderes poco éticos al estar en posiciones de poder para desviar fondos y recursos que los hagan alcanzar sus propios beneficios y el de sus allegados como si se tratara de un nepotismo total, tal cual suele pasar en los gobiernos centrales y seccionales a nivel mundial. Otro de los beneficiados sería la empresa o contratista coludido al tener acuerdos deshonestos con organizaciones que reciben contratos inflados sin cumplir con los estándares adecuados, esto les permite maximizar sus ganancias y ofrecer promesas de calidad paupérrima. Si la beneficencia se deja envolver de un manto de corrupción aparece intermediarios que controlan el flujo de recursos causando desvíos de fondos para fines personales en lugar de hacer que lleguen a las comunidades que más necesitan el apoyo.
Obviamente los más afectados siempre serán aquellos que deberían recibir la ayuda requerida, también los padrinos o donantes voluntarios que lo hacen de corazón, también pequeñas organizaciones sinceras que son aplastadas por las grandes corporaciones que dicen una cosa en sus objetivos de papel, pero la realidad al momento de ejecución es muy diferente.
Sin duda alguna, es un don del corazón el querer apoyar una acción benefica, por eso es que esta sigue siendo una herramienta valiosa para enfrentar los grandes desafíos globales como por ejemplo la crisis climática o incluso la migración masiva. Nos invita a cuestionarnos nuestra responsabilidad hacia los demás y cómo podemos contribuir de manera genuina al bienestar colectivo, siempre recordando que la verdadera beneficencia no radica solo en lo que damos, sino en cómo lo hacemos y el impacto que buscamos generar en las vidas que ayudemos.
Esta fue una publicación de viernes.
Gracias por pasarse a leer un rato, amigas, amigos, amigues de Blurt.
Que tengan un excelente día y que Dios los bendiga grandemente.
Saludines, camaradas blurtinenses!!
Friday, september 13th, 2024.
Another weekend has arrived and so has another day of random thoughts that come to my head when I see, read or hear about a situation that draws my attention. Weekend does not mean a cessation of activities, especially if you have shifts to cover, or also, if you are not going to your workplace, to take care of pending matters in your personal life.
Regardless of what we do, the best thing is to do it with sincerity, from the heart, and if it is accompanied by a smile and a song (whatever genre suits your tastes best) even better. In my case, since it is Friday and my body knows it, my music playlist takes me to Brazil with one of the songs that, after the famous Lambada performed by Kaoma, could not be missing in environments where joy and even karaoke are what prevail.
But I won't write about the song I'm sharing with you, but rather about a topic that reflects our ability to be and achieve empathy, compassion and solidarity: charity.
I like the topic because it concerns me directly as it is related to the health sector. I know that this type of action has had a significant impact in the fight against poverty, inequality and humanitarian crises by offering help to those who need it most, however, beyond the tangible effects of this on disadvantaged communities, its influence transcends in various dimensions, both positive and challenging.
Charity represents a powerful force that mobilizes individuals, organizations and governments to act against social injustices because through charitable initiatives, donations and volunteering, lives have been saved, communities have been rebuilt and a voice has been given to the forgotten. Health, education and sustainable development projects that emerge from these efforts have contributed to remarkable progress in vulnerable regions, so in this sense charity not only offers immediate relief, but also fosters the creation of long-term opportunities.
It is also important to reflect on the complexities that charity can bring with it because it can sometimes generate dependency instead of empowerment, keeping communities in a cycle of assistance that perpetuates inequality instead of solving it. In addition, the intervention of charities in certain cultural or geopolitical contexts can destabilize or impose systems that are not always suitable for local realities.
The impact of charity then is a balance between the desire to help and a deep understanding of the needs of the beneficiaries. While good intentions are the driving force, conscious planning and a focus on sustainable solutions are essential to ensure that efforts benefit in a real and lasting way.
When corruption infiltrates charities, it distorts the original purpose of aid and creates an imbalance that favors a few at the expense of many. This phenomenon generates a negative impact on multiple levels because it affects both donors, the final beneficiaries, and the organizations involved.
If the cancer of corruption metastasizes, then those who really benefit are unethical officials and leaders who are in positions of power to divert funds and resources to achieve their own benefits and those of their associates as if it were total nepotism, as often happens in central and sectional governments worldwide. Another beneficiary would be the company or contractor who colludes by having dishonest agreements with organizations that receive inflated contracts without meeting the appropriate standards. This allows them to maximize their profits and offer promises of poor quality. If charity is shrouded in corruption, intermediaries appear who control the flow of resources, causing funds to be diverted for personal purposes instead of making them reach the communities that most need support.
Obviously, those who are most affected will always be those who should receive the required help, also the sponsors or voluntary donors who do it from the heart, also small sincere organizations that are crushed by large corporations that say one thing in their paper objectives, but the reality at the time of execution is very different.
Without a doubt, it is a gift from the heart to want to support a charitable action, which is why it continues to be a valuable tool to face the great global challenges such as the climate crisis or even mass migration. It invites us to question our responsibility towards others and how we can genuinely contribute to collective well-being, always remembering that true charity lies not only in what we give, but in how we do it and the impact we seek to generate in the lives we help.
This was a friday post.
Thanks for stopping by to read for a while, Blurt friends.
Have a great day and may God bless you greatly.
Regards, comrades blurtarians!!
Translation: Deepl.com
