[Esp/Eng] Publicación de miercoles // Wednesday post

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Miércoles, 20 de noviembre, 2024.

He estado bastante ocupada estos días, una pensaría que por trabajar en un puesto administrativo ya todo está de plácemes, que ya todo es un ambiente de relax al estar en la oficina, sentada frente al computador, pero no, no es así, a mí también se me ha presentado varias veces "el mismo chicharrón".

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Tenor

Para quienes no entiendan, el término referente a "chicharrón", en algunas partes de Colombia, se refiere, aparte de esa suculenta fritura, a los problemas complejos que se nos pueden presentar, y justamente eso fue lo que me pasó estos días en los que no he podido escribir, casi ni comentar y apenas votar en Blurt. Con sinceridad, lo único que me fue beneficioso y favorable, era leer los post de quienes sigo aquí en esta web3, por tal razón, les agradezco a cada uno porque, a través de sus palabras, historias y vivencias, hacían que me relajara un poco acompañada de una que otra canción de mi preferencia mientras intentaba arreglar mis horas complicadas.

Pero bueno, no era nada tan grave que no se pueda solucionar porque siempre debemos buscar la manera de arreglar las cosas para que todo vuelva al estado normal del equilibrio que queremos manejar, esto, no sería posible si no contamos con soberanía e identidad propia para responder.

Somos el conjunto de historias que llevamos dentro, esos relatos únicos que construyen nuestra identidad. A veces, sin darnos cuenta, dejamos que las voces externas dicten el rumbo de nuestra existencia. Los patrones sociales, las expectativas ajenas, incluso los ecos de lo que creemos ser, pueden convertirse en jaulas invisibles, pero hay un momento, inevitable y transformador, en el que surge una pregunta: "¿quién soy realmente, más allá de lo que esperan de mí?"

La soberanía personal no se trata de imponer nuestra voluntad a otros, sino de aprender a reconocernos como los únicos dueños de nuestra narrativa. Es el acto cotidiano de elegir desde la autenticidad, aunque las opciones no siempre sean fáciles ni aplaudidas. Es decir "sí" o "no" con plena conciencia, entendiendo que esas decisiones son los cimientos de lo que somos. Es permitirnos cambiar, soltar lo que ya no resuena y abrazar las partes que siempre estuvieron ahí, esperando ser vistas.

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Tenor

En cuanto a la identidad, este rasgo no es estático; no es una lista de etiquetas que cargamos con orgullo o vergüenza. Es un río en constante movimiento, adaptándose a los paisajes de nuestras vivencias. Defenderla no significa encerrarla en un molde, sino mantenerla viva, cuestionarla, pulirla, explorarla. Nos volvemos más fuertes cuando comprendemos que no necesitamos explicarnos a todos, porque nuestra verdad no depende de la validación externa.

Ser soberanos en nuestra identidad nos invita a la valentía: la de caminar descalzos por terrenos nuevos, enfrentando tanto las maravillas como las asperezas del ser. Nos enseña que el amor propio no siempre es indulgente; a veces, es disciplinado, firme, insistiendo en que merecemos algo mejor, incluso cuando el mundo nos dice lo contrario.

Tanto la identidad como la soberanía puede que en primera instancia no tenga un destino fijo, pero siempre existen metas claras porque debemos vivir desde el lugar más honesto que existe, el corazón, ahí, en donde no hay máscaras, sino solo la certeza de que ser quienes somos, con todas nuestras luces y sombras, es el mayor acto de respeto hacia nosotros mismos.

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Tenor

Mantener una soberanía elevada y una identidad bien formada es como cultivar un jardín porque se requiere constancia, paciencia y la capacidad de discernir qué raíces nutren y cuáles deben ser arrancadas, es un proceso que comienza dentro, aprendiendo a escucharnos con sinceridad y reconociendo lo que verdaderamente queremos, más allá de lo que el ruido externo nos dice que deberíamos desear. Implica ser críticos con nuestras propias creencias, cuestionar de dónde vienen y si todavía nos representan, pues solo desde esa claridad interna podemos actuar con firmeza y coherencia, podemos ser libres, como aquellos pájaros que levantan el vuelo y van de lugar en lugar porque no dependen de nuestras decisiones, sino del proceso natural.

Cuando sabemos quiénes somos y hacia dónde queremos ir, nuestras decisiones se vuelven más conscientes. No se trata de no cometer errores, porque equivocarse es inevitable, sino de que esos errores sean nuestros, nacidos de nuestras elecciones y no de las expectativas o presiones ajenas. En el trabajo, en la familia, en las relaciones o en los momentos de soledad, esta base sólida nos da una brújula confiable, permitiéndonos avanzar con seguridad incluso cuando el camino no es evidente.

El mayor beneficio de esta claridad es la paz interior. Las dudas siempre estarán presentes, pero cuando nuestras acciones están alineadas con nuestra esencia, es más fácil aceptar los resultados, sean los esperados o no, además, esta soberanía personal nos protege de la manipulación; nos volvemos menos susceptibles a dejarnos llevar por influencias externas que no resuenan con nosotros. Tomar decisiones desde un lugar de integridad no solo nos beneficia a nosotros, sino también a quienes nos rodean, porque construimos relaciones más auténticas y confiables.

También hay un profundo sentido de libertad en vivir desde la verdad de uno mismo. No es una libertad caótica, sino una que se enraíza en la responsabilidad. Elegir con conciencia significa estar dispuestos a asumir las consecuencias de nuestras decisiones, buenas o malas, con madurez y aprendizaje. Es un acto constante de crecimiento, una reafirmación de que, aunque el mundo puede ser complejo y cambiante, hay un núcleo interno que permanece intacto.

Quizás lo más poderoso es que esta forma de vivir nos conecta con algo mayor: una visión de vida que trasciende los momentos difíciles. Cuando somos soberanos de nuestra identidad, nuestras decisiones no solo buscan el beneficio inmediato, sino que también están orientadas hacia un propósito más profundo, uno que honra nuestra esencia y el impacto que deseamos dejar en el mundo porque de una u otra manera, lo que vivimos, también cobija a quienes nos rodean.

Esta fue una publicación de miércoles.

Gracias por pasarse a leer un rato, amigas, amigos, amigues de Blurt.

Que tengan un excelente día y que Dios los bendiga grandemente.

Saludines, camaradas blurtinenses!!

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Wednesday, november 19th, 2024.

I've been quite busy these days. You'd think that because I work in an administrative position, everything would be fine, that everything would be a relaxing atmosphere when I was in the office, sitting in front of the computer, but no, that's not the case. I've also had the "same pork rinds" happen to me several times.

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Tenor

For those who don't understand, the term "chicharrón" (pork rinds) in some parts of Colombia refers, apart from that succulent fried food, to the complex problems that we may encounter, and that's exactly what happened to me these days when I haven't been able to write, hardly comment and barely vote on Blurt. Honestly, the only thing that was beneficial and favorable to me was reading the posts of those I follow here on this website3, for this reason, I thank each one of them because, through their words, stories and experiences, they made me relax a little accompanied by one or another song of my preference while I tried to fix my complicated hours.

But well, it was nothing so serious that it cannot be solved because we must always look for a way to fix things so that everything returns to the normal state of balance that we want to manage, this would not be possible if we do not have sovereignty and our own identity to respond.

We are the set of stories we carry within us, those unique narratives that build our identity. Sometimes, without realizing it, we let external voices dictate the course of our existence. Social patterns, other people's expectations, even echoes of what we think we are, can become invisible cages, but there is a moment, inevitable and transformative, when a question arises: "Who am I really, beyond what they expect of me?"

Personal sovereignty is not about imposing our will on others, but about learning to recognize ourselves as the sole owners of our narrative. It is the daily act of choosing from authenticity, even if the options are not always easy or applauded. It is saying "yes" or "no" with full awareness, understanding that those decisions are the foundations of who we are. It is allowing ourselves to change, letting go of what no longer resonates and embracing the parts that were always there, waiting to be seen.

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Tenor

As for identity, this trait is not static; it is not a list of labels that we carry with pride or shame. It is a river in constant movement, adapting to the landscapes of our experiences. Defending it does not mean enclosing it in a mold, but keeping it alive, questioning it, polishing it, exploring it. We become stronger when we understand that we do not need to explain ourselves to everyone, because our truth does not depend on external validation.

Being sovereign in our identity invites us to courage: to walk barefoot on new terrain, facing both the wonders and the roughnesses of being. It teaches us that self-love is not always forgiving; sometimes, it is disciplined, firm, insisting that we deserve better, even when the world tells us otherwise.

Both identity and sovereignty may not have a fixed destination at first, but there are always clear goals because we must live from the most honest place there is, the heart, there, where there are no masks, but only the certainty that being who we are, with all our lights and shadows, is the greatest act of respect for ourselves.

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Tenor

Maintaining a high sovereignty and a well-formed identity is like cultivating a garden because it requires perseverance, patience and the ability to discern which roots nourish and which ones need to be torn out. It is a process that begins within, learning to listen to ourselves sincerely and recognizing what we truly want, beyond what external noise tells us we should want. It involves being critical of our own beliefs, questioning where they come from and whether they still represent us, because only from that internal clarity can we act firmly and consistently, we can be free, like those birds that take flight and go from place to place because they do not depend on our decisions, but on the natural process.

When we know who we are and where we want to go, our decisions become more conscious. It is not about not making mistakes, because making mistakes is inevitable, but about those mistakes being ours, born from our choices and not from the expectations or pressures of others. At work, in the family, in relationships, or in moments of solitude, this solid foundation gives us a reliable compass, allowing us to move forward confidently even when the path is not obvious.

The greatest benefit of this clarity is inner peace. Doubts will always be present, but when our actions are aligned with our essence, it is easier to accept the results, whether they are expected or not. In addition, this personal sovereignty protects us from manipulation; we become less susceptible to being swayed by external influences that do not resonate with us. Making decisions from a place of integrity not only benefits us, but also those around us, because we build more authentic and trusting relationships.

There is also a profound sense of freedom in living from one's truth. It is not a chaotic freedom, but one that is rooted in responsibility. Choosing consciously means being willing to take on the consequences of our decisions, good or bad, with maturity and learning. It is a constant act of growth, a reaffirmation that, although the world may be complex and changing, there is an inner core that remains intact.

Perhaps most powerfully, this way of living connects us to something greater: a vision of life that transcends difficult times. When we are sovereign over our identity, our decisions do not only seek immediate benefit, but are also oriented toward a deeper purpose, one that honors our essence and the impact we wish to leave on the world because in one way or another, what we live also shelters those around us.

This was a wednesday post.

Thanks for stopping by to read for a while, Blurt friends.

Have a great day and may God bless you greatly.

Regards, comrades blurtarians!!

Translation: Deepl.com

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