[Esp/Eng] Publicación de Miércoles // Wednesday Post

Los abuelos son los arquitectos silenciosos de nuestras vidas, moldean nuestro carácter con sus historias, experiencias y, sobre todo, con su presencia constante. Ellos representan un puente entre el pasado y el presente, son una conexión tangible con tiempos en que nosotros, como nietos no vivimos, pero que nos sentimos cercanos a través de sus relatos. Cada arruga en su rostro, cada anécdota contada en las tardes tranquilas, es testimonio de sus experiencias contadas en plenitud, también de luchas, sacrificios y triunfos que forman parte de nuestra herencia emocional y consejos que hoy por hoy debemos conservar.

Cuando pienso en mis abuelos me vienen a la mente las enseñanzas que no se encuentran en los libros, esas que se transmiten de generación en generación a través de gestos, miradas y palabras sabias porque los abuelos no solo comparten conocimientos, sino que también nos enseñan a ver el mundo desde una perspectiva diferente, más pausada y reflexiva. En el mundo actual en el que nos desarrollamos y vivimos, que a menudo se mueve demasiado rápido, ellos nos recuerdan la importancia de la paciencia, de observar y aprender, de vivir antes de actuar.

Su amor no exige porque simplemente está ahí, ofreciendo un apoyo incondicional en cada paso de nuestra vida, ya que se trata de un amor que no se mide en palabras, sino en acciones, pues ellos son la mano que nos sostiene cuando estamos aprendiendo a caminar, son la receta familiar que comparten con nosotros,son ese tiempo que dedican a escucharnos, incluso cuando nuestras preocupaciones parecen pequeñas o triviales.

Además, los abuelos nos enseñan sobre la resiliencia porque sus vidas estuvieron llenas de desafíos que a veces nos parecen imposibles de superar o hasta creer, pero solo basta mirarlos para saber que son un recordatorio de que la fortaleza humana no reside solo en la juventud, sino en la capacidad de levantarse una y otra vez sin importar las caídas. Ellos nos muestran que cada etapa de la vida tiene su propio valor y que el envejecimiento no es una pérdida, sino una acumulación de sabiduría y lecciones aplicables para el tiempo moderno.

Reconozco la importancia de la herencia cultural que los abuelos nos dejan, esas pequeñas historias que todavía siguen vivas y nos acompañan, aunque ellos ya no están. Se aprende tradiciones, costumbres y valores que ahora forman algunas bases de la identidad porque enseñan a apreciar, a valorar cada raíz que moldea el abolengo que alberga una historia que comenzó mucho antes de que naciéramos y que continuará después de que nos hayamos ido porque pasa de generación en generación.

El ejemplo de los abuelos nos inspira a sostener buenas relaciones familiares e interpersonales, a cuidar de quienes amamos y a cultivar un sentido de pertenencia que trasciende el tiempo y el espacio. Yo creo que los abuelos nos enseñan que, en última instancia, lo que más importa en la vida no son las posesiones materiales ni los logros individuales, sino las conexiones humanas profundas y significativas que tejemos a lo largo de nuestra existencia.

Entiendo que no todos pudieron gozar de la compañía de sus abuelos por muchas razones, tal vez porque ya fallecieron, tal vez porque nunca ustedes los conocieron, o tal vez porque, aunque algunos estén vivos no los reconozcan como nietos o bisnietos por factores, como por ejemplo, el Alzheimer, tal vez puede que no hayan experimentado el amor de un abuelo o una abuela porque para qué negarlo, hay algunos que, aunque ancianos ya, no se les quita lo arrogante e intransigente, no dejan de ser seres humanos por ser viejos, así que también están llenos de defectos graves en algunos casos particulares (por eso es que también hay abuelos en la cárcel pagando algún crimen)

Pueden encajar en cualquiera de estas excepciones a la regla con respecto a los abuelos y su amor, estos factores pudieron ocasionar desconexiones con ellos, sin embargo, si tienen la oportunidad, podrían visitar un asilo de ancianos y comprobar que muchas partes de lo que he escrito al inicio es verdad porque, a pesar de no tener lazos consanguíneos con ellos, hay abuelos, hay ancianos que merecen ser escuchados, que merecen nuestro respeto, que merecen un cariño, que merecen un abrazo y un detallito, y también son merecedores de beneficios por parte de los países en los que se encuentran, aunque a veces ocurre todo lo contrario.

Es bien bonito trabajar con ancianos, lo sé porque un tiempo estuve en el área geriátrica del hospital en el que trabajo y con ellos aprendí mucho, a parte de que siempre me recordaron a mis abuelos propios. Hay algunos ancianitos que ya fallecieron por diversas circunstancias de salud o hasta por causas naturales, pero esto no es impedimento para mantener frescas en mi mente cada una de sus vivencias conmigo.

Esta fue una publicación de miércoles.

Gracias por pasarse a leer un rato, amigas, amigos, amigues de Blurt.

Que tengan un excelente día y que Dios los bendiga grandemente.

Saludines, camaradas blurtinenses!!