Martes, 12 de noviembre, 2024.
"Dar es dar", dice una canción conocida del cantante argentino Fito Paez:
Traigo a mi publicación esta canción por lo que dice de manera enfática su estribillo y también título: "Dar es dar". Podemos entender este verbo de muchas maneras, sin embargo, me centraré en la principal, en la primera que viene a mi cabeza cuando lo escucho.
Donar es un acto que va más allá de dar algo material, creo que se trata también de un gesto que refleja la empatía, la solidaridad, y la disposición de conectar con los demás de una manera significativa. El "me gusta" se ha vuelto una reacción común, un gesto superficial que, aunque puede hacer sentir acompañado a alguien por un instante, no siempre representa un apoyo real. Las tecnologías avanzan y se promueven formas de donación en rubros como las criptomonedas en plataformas de la web3, por eso, es fácil ver cómo el acto de dar puede tomar muchas formas, algunas de ellas invisibles e intangibles. ¿Es esto suficiente cuando la colaboración y el apoyo no deben limitarse a un simple clic?
Cuando me gradué como enfermera, recuerdo siempre lo que una de mis profesoras me dijo el día en que recibí mi título: "ser enfermera es darte, es donar tu conocimiento, es entregarte en tiempo y ser generosa en energía, también equitativa con tus emociones y recursos materiales".
En este acto de entrega podemos abrimos al impacto real que nuestra ayuda puede tener en la vida de los demás y en la nuestra porque, en el fondo, donar también nos transforma, nos invita a volver a pensar lo que realmente valoramos, lo que queremos aportar al mundo, y cómo elegimos vivir.
El dar va más allá de un acto transaccional porque nos conecta con una parte de nosotros que a menudo pasa desapercibida en la rutina y la búsqueda de objetivos personales. Nos recuerda la esencia de compartir, de dejar que lo que poseemos, ya sea físico o emocional, no solo nos pertenezca sino que sea parte de algo mayor.
Al dar, dejamos una huella que perdura en medio la fugacidad de las redes y las interacciones virtuales, esa huella, en el tiempo, construye relaciones, redes de apoyo y experiencias que impactan no solo al receptor, sino a nosotros mismos.
Cada vez que donamos, reafirmamos nuestra humanidad y nuestra conexión con el mundo. La importancia del dar radica en ese acto de fe que hacemos en el otro, en el poder que tiene lo que ofrecemos para cambiar realidades, es en este sentido que donar no solo es un acto de generosidad, sino también de responsabilidad, porque al dar algo de nosotros mismos, sin importar la forma, nos comprometemos con el bienestar común.
Dar es un compromiso continuo que debemos cultivar, también es el deseo de crear un mundo donde no solo somos espectadores, sino también participantes activos de una sociedad que se apoya mutuamente, y cuando elegimos colaborar, ya sea en una plataforma de web3, en una causa benéfica, o simplemente con alguien cercano, con la limosna de la iglesia, e incluso con alguien que te pide unas monedas porque necesita comer algo o llevar a su casa la provisión que le hace falta, estamos manifestando que creemos en el poder de un mundo mejor, un mundo que es capaz de sostenerse y crecer en base a la bondad, la generosidad y la ayuda desinteresada.
El dar es una expresión de amor hacia los demás y hacia nosotros mismos, una forma de hacer eco de nuestra humanidad en un mundo que, aunque cada vez más digital, sigue necesitando del calor humano, del apoyo sincero y de la bondad real que solo se manifiesta en el verdadero acto de donar.
Pero dar, aunque es un acto noble y de gran valor, también tiene sus riesgos cuando se dirige a las personas equivocadas. Uno de los principales aspectos negativos es el desgaste emocional que esto genera cuando entregamos nuestro tiempo, recursos o emociones a alguien que no los valora o incluso los usa en nuestra contra, el sentimiento de decepción es profundo. Este desgaste puede llevarnos a sentirnos vacíos, traicionados y con una sensación de pérdida que va más allá de lo material. Nos afecta emocionalmente, haciendo que, en algunos casos, surjan sentimientos de resentimiento o amargura, sentimientos que pueden erosionar nuestra confianza en los demás y en nosotros mismos.
Otro aspecto negativo es que, cuando damos sin discernimiento, podemos terminar facilitando conductas dañinas en otros. Si una persona recibe constantemente apoyo sin hacer un esfuerzo por mejorar o sin mostrar gratitud, puede acostumbrarse a depender de otros y a asumir que sus problemas siempre serán solucionados sin esfuerzo propio. En lugar de ayudarles a crecer, el apoyo mal dirigido puede fomentar una mentalidad de dependencia, e incluso manipulación, que perpetúa patrones de comportamiento negativos y perjudiciales tanto para ellos como para nosotros.
El desgaste de recursos es otra consecuencia a considerar porque dar de manera continua y sin límites, especialmente a quienes no lo aprecian o lo malgastan, nos puede llevar a un agotamiento de recursos importantes como el tiempo, la energía e incluso el dinero, esto puede afectar otras áreas de nuestra vida, incluyendo nuestras propias necesidades y las de quienes realmente dependen de nosotros. En ocasiones, esto nos deja sin la capacidad de apoyar a quienes realmente lo necesitan y a quienes podrían beneficiarse de nuestra ayuda de manera genuina.
Finalmente, dar en exceso a personas equivocadas puede, en un nivel profundo, alterar nuestra percepción del acto de dar porque cuando este acto de bondad es mal recibido o mal interpretado, puede llevarnos a cuestionar nuestra generosidad, a desconfiar de futuras relaciones y a desarrollar una actitud de cinismo o desconfianza. Irónicamente, cuando entregamos sin pensar, corremos el riesgo de perder nuestra habilidad de dar libremente, porque acumulamos cicatrices emocionales que condicionan nuestra manera de relacionarnos.
Dar no debe ser una puerta sin cerrojo, sino un acto consciente en el que evaluamos nuestras propias necesidades y la capacidad de los otros de recibir y valorar nuestro gesto. Entender a quién y cómo damos es fundamental para que el acto de dar mantenga su pureza y no se convierta en una fuente de desilusión.
Por eso, la generosidad bien dirigida es una de las mayores fuentes de satisfacción y crecimiento, sin embargo, si se aplica de manera indiscriminada o hacia las personas equivocadas puede tener un efecto opuesto, agotando los mismos recursos que inicialmente se buscaba enriquecer.
Así que busquemos el equilibrio cuando demos algo de nosotros mismos...
Esta fue una publicación de martes.
Gracias por pasarse a leer un rato, amigas, amigos, amigues de Blurt.
Que tengan un excelente día y que Dios los bendiga grandemente.
Saludines, camaradas blurtinenses!!
Tuesday, november 12th, 2024.
"Giving is giving," says a well-known song by Argentine singer Fito Paez:
I bring this song to my post because of what its chorus and title say emphatically: "Giving is giving." We can understand this verb in many ways, however, I will focus on the main one, the first one that comes to my mind when I hear it.
Donating is an act that goes beyond giving something material, I think it is also a gesture that reflects empathy, solidarity, and the willingness to connect with others in a meaningful way. The "like" has become a common reaction, a superficial gesture that, although it can make someone feel accompanied for a moment, does not always represent real support. Technologies advance and forms of donation are promoted in areas such as cryptocurrencies on web3 platforms, so it is easy to see how the act of giving can take many forms, some of them invisible and intangible. Is this enough when collaboration and support should not be limited to a simple click?
When I graduated as a nurse, I always remember what one of my professors told me the day I received my degree: "being a nurse is giving of yourself, donating your knowledge, giving of yourself in time and being generous in energy, also equitable with your emotions and material resources."
In this act of giving, we can open ourselves to the real impact that our help can have on the lives of others and on our own because, deep down, giving also transforms us, it invites us to rethink what we really value, what we want to contribute to the world, and how we choose to live.
Giving goes beyond a transactional act because it connects us with a part of ourselves that often goes unnoticed in the routine and pursuit of personal goals. It reminds us of the essence of sharing, of letting what we possess, whether physical or emotional, not only belong to us but be part of something greater.
By giving, we leave a mark that lasts amidst the fleeting nature of networks and virtual interactions. That mark, over time, builds relationships, support networks, and experiences that impact not only the recipient, but ourselves.
Every time we donate, we reaffirm our humanity and our connection to the world. The importance of giving lies in that act of faith that we make in the other, in the power that what we offer has to change realities. In this sense, donating is not only an act of generosity, but also of responsibility, because by giving something of ourselves, regardless of the form, we commit ourselves to the common good.
Giving is an ongoing commitment that we must cultivate, it is also the desire to create a world where we are not just spectators, but also active participants in a mutually supportive society, and when we choose to collaborate, whether on a web3 platform, in a charitable cause, or simply with someone close to us, with the alms of the church, and even with someone who asks you for a few coins because they need to eat something or bring home the provisions they need, we are showing that we believe in the power of a better world, a world that is capable of sustaining itself and growing based on kindness, generosity and selfless help.
Giving is an expression of love towards others and towards ourselves, a way of echoing our humanity in a world that, although increasingly digital, continues to need human warmth, sincere support and real kindness that is only manifested in the true act of giving.
But giving, although it is a noble act of great value, also has its risks when it is directed to the wrong people. One of the main negative aspects is the emotional drain that this generates when we give our time, resources or emotions to someone who does not value them or even uses them against us, the feeling of disappointment is deep. This drain can lead us to feel empty, betrayed and with a sense of loss that goes beyond the material. It affects us emotionally, causing, in some cases, feelings of resentment or bitterness to arise, feelings that can erode our trust in others and in ourselves.
Another negative aspect is that, when we give without discernment, we can end up facilitating harmful behaviors in others. If a person constantly receives support without making an effort to improve or without showing gratitude, they can become accustomed to depending on others and assuming that their problems will always be solved without their own effort. Instead of helping them grow, poorly directed support can foster a mentality of dependence, and even manipulation, which perpetuates negative and harmful behavior patterns for both them and us.
Resource depletion is another consequence to consider because continuous and limitless giving, especially to those who do not appreciate it or waste it, can lead to a depletion of important resources such as time, energy and even money, which can affect other areas of our lives, including our own needs and those of those who truly depend on us. Sometimes, this leaves us without the ability to support those who really need it and who could genuinely benefit from our help.
Finally, giving excessively to the wrong people can, on a deep level, alter our perception of the act of giving because when this act of kindness is poorly received or misinterpreted, it can lead us to question our generosity, to distrust future relationships, and to develop an attitude of cynicism or distrust. Ironically, when we give without thinking, we run the risk of losing our ability to give freely, because we accumulate emotional scars that condition our way of relating.
Giving should not be a door without a lock, but a conscious act in which we evaluate our own needs and the capacity of others to receive and value our gesture. Understanding to whom and how we give is fundamental so that the act of giving maintains its purity and does not become a source of disappointment.
Therefore, well-directed generosity is one of the greatest sources of satisfaction and growth, however, if it is applied indiscriminately or towards the wrong people it can have an opposite effect, depleting the very resources that it was initially intended to enrich.
So let's find balance when we give something of ourselves...
This was a tuesday post.
Thanks for stopping by to read for a while, Blurt friends.
Have a great day and may God bless you greatly.
Regards, comrades blurtarians!!
Translation: Deepl.com
Hola, señorita Hila 🦊
Muy buen pox. Yo siempre he sido partidario de las donaciones porque hasta equiparan las economías y estas se hacen más sostenibles. De que hay que saber a quién dar claro que sí, pero más allá de juzgar la razón valedera lo importante es lo que dice el título de la canción de Páez.
Saludos para ti y tu family.
Chau.
🐺🐺🐺🐺🐺