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Jueves, 31 de octubre, 2024.
La palabra "influencer" está entre nosotros desde que existen las redes sociales, lleva una carga muy especial en estos tiempos porque no es solo alguien con muchos seguidores, sino también es alguien capaz de conectar profundamente con otros y con un gesto o palabra dejar una marca en la vida de quienes lo observan. Ser un influencer va más allá de los números y se cree que tiene la capacidad de influir, de mover corazones o de simplemente inspirar cambios, aunque a veces también conlleva una responsabilidad inmensa por el comportamiento reprochable que dejan al creerse divinas estrellas.
Hoy en día, los influencers son personas comunes, pero que han encontrado en su autenticidad algo poderoso para obtener fondos, pues hay quienes comparten su vida, sus consejos, su forma de ver el mundo y logran que otros se sientan identificados, acompañados, comprendidos. Para algunos que los siguen, sus puntos positivos son muchos: enseñan sobre temas complejos (aunque no tienen ni idea) o incluso normalizan aspectos de la vida que antes eran considerados tabúes o vergonzosos, por otro lado, también nos muestran una gran vulnerabilidad al sentirse humanos (cuando el orgullo no los ha poseído) y al exponer su vida se arriesgan a ser criticados, a enfrentarse a las expectativas de quienes los siguen, o a cargar con la presión de siempre ser positivos o perfectos.
Pero como todo, también tiene su cara menos brillante porque existen influencers que priorizan la cantidad de likes sobre la calidad del mensaje, algunos caen en la trampa de crear vidas artificiales, versiones que, lejos de acercarse a la realidad, son casi utópicas, y eso puede llevar a sus seguidores a la frustración o a la comparación constante. El riesgo está en crear un espejismo, en hacer creer que la felicidad, la belleza o el éxito están en un ideal que no es alcanzable, y esa distorsión puede ser perjudicial, especialmente para las generaciones más jóvenes que aún buscan su identidad.
Hay influencers que realmente dejan mucho que desear por su comportamiento contagioso y negativo que presentan hacia los jóvenes, por ejemplo, con la basura de libros y canciones que escriben, o tambien con un fenómeno mundial al querer pagar sus cuentas con publicidad en vez de cancelar con dinero, sobre todo en almacenes de ropa, de calzado, de comida y hotelería... algo parecido a lo que esta graciosa historia nos cuenta:
El impacto negativo de un influencer que busca servicios gratuitos a cambio de publicidad puede ser sutil porque en esencia esta práctica revela una tendencia preocupante: la idea de que la visibilidad y la influencia en redes sociales son, en sí mismas, una moneda de cambio suficientemente valiosa. Si bien es cierto que la publicidad puede beneficiar a ambas partes en un acuerdo, pedirlo como un "favor" o "intercambio" puede minimizar el valor del trabajo de quienes ofrecen el servicio, como si el esfuerzo, tiempo y dedicación de estos fueran algo prescindible.
Desde una perspectiva social, esta práctica envía el mensaje de que los productos o servicios pueden negociarse sin una transacción monetaria real, lo que puede ser perjudicial, especialmente para pequeñas empresas o trabajadores independientes. Al aceptar estas condiciones, los dueños de negocios, muchas veces en un intento de visibilidad, asumen costos que pueden no cubrirse si la promesa de publicidad no rinde los frutos esperados.
Cuando esta actitud se repite, especialmente entre influencers de cierto nivel de fama, puede trivializar el trabajo y hacer que la línea entre una relación laboral profesional y un favor personal se difumine. Esto genera un mal ejemplo para las nuevas generaciones, que pueden ver el éxito como algo superficial, donde lo importante es tener presencia en redes y “acceder” a todo, incluso sin una verdadera contribución económica. También puede crear una percepción negativa del influencer, quien, al ser visto como alguien que constantemente busca aprovecharse, pierde credibilidad y la autenticidad que tanto valora su audiencia.
Los influencers que entienden y respetan el valor del trabajo ajeno son aquellos que realmente suman, y es aquí donde radica una gran diferencia entre influir con conciencia o simplemente con números.
Esta fue una publicación de jueves.
Gracias por pasarse a leer un rato, amigas, amigos, amigues de Blurt.
Que tengan un excelente día y que Dios los bendiga grandemente.
Saludines, camaradas blurtinenses!!
Thursday, october 31, 2024.
The word "influencer" has been with us since the beginning of social media, and it carries a very special burden in these times because it is not only someone with many followers, but also someone capable of connecting deeply with others and leaving a mark on the lives of those who observe it with a gesture or word. Being an influencer goes beyond numbers and is believed to have the ability to influence, to move hearts or simply inspire change, although sometimes it also entails immense responsibility for the reprehensible behavior they leave behind when they believe themselves to be divine stars.
Nowadays, influencers are ordinary people, but they have found in their authenticity something powerful to obtain funds, because there are those who share their life, their advice, their way of seeing the world and make others feel identified, accompanied, understood. For some who follow them, their positive points are many: they teach about complex topics (even if they have no idea) or even normalize aspects of life that were previously considered taboo or shameful. On the other hand, they also show us a great vulnerability in feeling human (when pride has not possessed them) and by exposing their life they risk being criticized, facing the expectations of those who follow them, or bearing the pressure of always being positive or perfect.
But like everything, it also has its dark side because there are influencers who prioritize the number of likes over the quality of the message. Some fall into the trap of creating artificial lives, versions that, far from being close to reality, are almost utopian, and that can lead their followers to frustration or constant comparison. The risk is in creating a mirage, in making people believe that happiness, beauty or success are in an ideal that is not attainable, and that distortion can be harmful, especially for younger generations who are still searching for their identity.
There are influencers who really leave a lot to be desired due to their contagious and negative behavior that they display towards young people, for example, with the garbage of books and songs that they write, or also with a worldwide phenomenon of wanting to pay their bills with advertising instead of paying with money, especially in clothing stores, shoe stores, food stores and hotels... something similar to what this funny story tells us:
The negative impact of an influencer seeking free services in exchange for publicity can be subtle because at its core this practice reveals a worrying trend: the idea that visibility and influence on social media are, in and of themselves, a sufficiently valuable currency. While it is true that publicity can benefit both parties in an agreement, asking for it as a "favor" or "exchange" can minimize the value of the work of those offering the service, as if their effort, time and dedication were something expendable.
From a social perspective, this practice sends the message that products or services can be traded without an actual monetary transaction, which can be harmful, especially for small businesses or independent workers. By agreeing to these conditions, business owners, often in an attempt at visibility, assume costs that may not be covered if the promise of publicity does not bear the expected fruits.
When this attitude is repeated, especially among influencers of a certain level of fame, it can trivialize the work and cause the line between a professional work relationship and a personal favor to blur. This sets a bad example for the new generations, who may see success as something superficial, where the important thing is to have a presence on social media and “access” everything, even without a real financial contribution. It can also create a negative perception of the influencer, who, by being seen as someone who constantly seeks to take advantage, loses credibility and the authenticity that their audience values so much.
Influencers who understand and respect the value of other people's work are those who really add up, and this is where a big difference lies between influencing with awareness or simply with numbers.
This was a thursday post.
Thanks for stopping by to read for a while, Blurt friends.
Have a great day and may God bless you greatly.
Regards, comrades blurtarians!!
Translation: Deepl.com
Hola Hila, 🦊
A decir verdad esto se está saliendo de control con los influencers que buscan solo brillar ellos y no aportar valor, calidad a los usuarios o seguidores... he visto como algunos famosillos quieren que los endiosen, que crean en su estilo de vivir y forma de pensar y cuando algunos de sus seguidores actúan de manera racional ante ellos, inmediatamente estos los bloquean o le envían la supuesta energía negativa para que les vaya mal.
Y claro, que estoy de acuerdo con lo que escribiste, sobre la moda de pagar con publicidad en vez de money, son unos sinvergüenzas. en sí, son una caspa.
Buen escrito, saludos para ti y tu family.
Chau.
🐺🐺🐺🐺🐺
Jajaja, esa manera tan original de relatar la que se presenta en la parodia canina, es una parodia que en varias ocasiones se ha hecho real porque las personas pseudo famosillas no saben separar sus deberes y sus derechos, por supuesto, antes de hacer un trato de esta magnitud se debe llegar a un acuerdo entre las partes, por ejemplo, he visto casos de youtubers que promocionan restaurantes de algunas personas, pero antes han hablado del asunto y por supuesto que pagan un porcentaje y no se salen con la suya... no son como el descarado de Borja Escalona, que si es cierto ese comportamiento que tiene, la verdad es que está en la lista de los peores influencers de la historia.
No te es desconocido que mi concuñada Konstanze suele trabajar en pedidos de pastelería en sus tiempos libres, pero antes de que le brillen las luces y se apaguen pronto al escuchar sumas exorbitantes de dinero, siempre, siempre pide un adelanto para el material porque si no, imagínate, le pasaría algo parecido a lo de los perritos de Shiba Inu del video que nos compartes.
Creo que sin necesidad de ser influencers reconocidos, cada ser humano tiene algo de influencer porque debe dar buen ejemplo, debe influir en el mundo que le rodea, debe combinar la armonía y el caos en un solo paquete para que todo su entorno sea balanceado a través del respeto, la equidad y el buen ejemplo. Como padres, debemos ser influencers de nuestros hijos y no tener comportamientos como los de aquellos mamarrachos que creen que porque ganan dinero de Youtube o alguna campaña de Tiktok o de Instagram todos los mortales tenemos que lamerles las botas o practicar el jalabolismo con cada uno de ellos.
Gracias, mi preciosa Hilary por esta reflexión actual porque actual es el asunto de los influencers. Que tengas un hermoso fin de semana. Un saludo y un abrazote para ti y tus familiares.
Bendiciones miles 🤗