[Esp/Eng] Publicación de domingo // sunday post

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Domingo, 10 de noviembre, 2024.

La canción "Mi dulce memoria" es un tema interpretado por el español Ismael Serrano, ella habla acerca de temas de justicia y verdad al honrar la importancia de recordar para no olvidar, especialmente contextos de dolor histórico que permanecen en la memoria como un acto de resistencia.

Dicen por ahí que recordar la historia hará que no volvamos a repetir sucesos nefastos, a veces no lo creo porque todavía seguimos siendo gobernados por políticos que realmente dejan mucho qué desear, todavía hay guerras, todavía hay injusticias, todavía hay sed de venganza entre naciones, y entre más estos sucesos aparecen en el mundo, más se alertan las campanas de nuestra memoria.

Si no poseemos algún tipo de problema amnésico, la memoria todo lo almacena... es ese misterioso y vasto archivo que todos llevamos dentro, es una especie de mapa que nos muestra no solo el camino recorrido, sino también las huellas de los momentos que nos han formado. A veces creemos que recordar es simplemente reproducir un evento tal como fue, pero la memoria va más allá al ser un conjunto de emociones, detalles y percepciones que, al entrelazarse, logran darle un significado único y profundo a nuestras experiencias.

Recordar no es solo un acto pasivo de almacenar información, es, en realidad, una reconstrucción constante, una reinterpretación que cambia con el tiempo, con nuestras vivencias y con la forma en que vemos el mundo. Lo que alguna vez pudo parecer trivial, al ser recordado años después puede revelarse como un momento crucial, o viceversa. La memoria, entonces, es tan moldeable como nosotros mismos, adaptándose a nuestras necesidades y a lo que nuestra mente está preparada para comprender y aceptar.

La memoria también nos habla de lo que elegimos dejar ir. Hay experiencias, detalles y emociones que con el tiempo se desvanecen y, aunque a veces esto nos duele o nos desconcierta, es una forma natural de protegernos para no almacenar amargura o rencor. Es como si el cerebro supiera qué memorias guardar en primer plano y cuáles enviar al fondo, protegiendo nuestra paz emocional, sin embargo, estas memorias dormidas están siempre ahí, listas para volver a surgir en los momentos menos esperados, recordándonos que nuestro pasado, aunque parece inmutable, siempre está en movimiento.

A través de la memoria, también comprendemos que somos una suma de instantes: esos fragmentos nos dan una identidad y un propósito, recordamos para no olvidar quiénes somos, de dónde venimos y qué es lo que valoramos, tal vez, en este sentido, recordar es una necesidad humana esencial, un acto que nos vincula con los demás y que también nos permite seguir adelante.

Nuestra memoria nos enseña que la vida misma es una serie de recuerdos que vamos creando a medida que avanzamos y a pesar de que muchos detalles se desdibujen, cada memoria tiene su lugar, su sentido, su razón de ser, guardando en su esencia la chispa de quienes hemos sido y el potencial de quienes aún podemos ser.

Pero hay ocasiones, situaciones y personas en general, que siempre están solo recordando las cosas negativas, y cuando nos enfocamos en recordar solo en ellas, caemos en una trampa emocional que puede afectarnos profundamente y de manera constante. La memoria, como un río que fluye, siempre está en movimiento y arrastra consigo no solo lo que nos ha lastimado, sino también lo que nos ha hecho fuertes y felices, sin embargo, cuando decidimos quedarnos anclados en lo negativo, esa corriente se detiene y empieza a estancarse, convirtiendo lo que pudo ser un aprendizaje en una carga pesada.

El recuerdo constante de las experiencias dolorosas no solo vuelve a traer las emociones que una vez vivimos, sino que las potencia. Nos hace revivir una y otra vez el dolor, la frustración o la tristeza, intensificando la sensación de que esos momentos siguen vivos y presentes. En lugar de darnos una perspectiva más clara, recordar continuamente lo negativo puede nublar nuestro juicio, encerrándonos en una especie de círculo emocional donde el pasado toma el control y nos hace perder de vista el presente ¡y ni se diga el futuro!

Este hábito de concentrarnos en lo malo también nos lleva a distorsionar la percepción de nuestra propia historia, es como si viéramos nuestra vida a través de un filtro oscuro, así, corremos el riesgo de pensar que las malas experiencias son la norma o que representan todo lo que hemos vivido, afectando así no solo la manera en que nos vemos a nosotros mismos, sino que también puede condicionar cómo vemos a los demás, debilitando nuestras relaciones y sembrando desconfianza y resentimiento al punto de vivir encerrados.

Cuando solo recordamos lo negativo estamos limitando nuestra capacidad de sanar y crecer porque nos quedamos atrapados en emociones que nos impiden avanzar y aunque los momentos difíciles forman parte de nuestra historia y merecen su lugar para aprender, es necesario equilibrarlos con el recuerdo de las cosas buenas, de los aprendizajes y de los momentos de alegría que también hemos vivido. La memoria es poderosa y al recordar con equilibrio podemos liberarnos de esas cadenas invisibles que nos impiden ver la belleza y el potencial que todavía existen en nuestra vida.

No permitamos que ella nos domine porque, tal como dijo el sacerdote en la misa, nosotros somos quienes debemos dominar todo los sentidos que forman nuestro ser.

Esta fue una publicación de domingo.

Gracias por pasarse a leer un rato, amigas, amigos, amigues de Blurt.

Que tengan un excelente día y que Dios los bendiga grandemente.

Saludines, camaradas blurtinenses!!

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Sunday, november 10th, 2024.

The song "My Sweet Memory" is a song performed by the Spaniard Ismael Serrano, it talks about issues of justice and truth by honoring the importance of remembering so as not to forget, especially contexts of historical pain that remain in memory as an act of resistance.

They say that remembering history will prevent us from repeating disastrous events, sometimes I don't believe it because we are still governed by politicians who really leave a lot to be desired, there are still wars, there are still injustices, there is still a thirst for revenge between nations, and the more these events appear in the world, the more the bells of our memory ring.

If we don't have some kind of amnesiac problem, memory stores everything... it is that mysterious and vast archive that we all carry inside, it is a kind of map that shows us not only the path we have taken, but also the traces of the moments that have shaped us. Sometimes we think that remembering is simply reproducing an event as it was, but memory goes further by being a set of emotions, details and perceptions that, when intertwined, manage to give a unique and profound meaning to our experiences.

Remembering is not just a passive act of storing information, it is, in reality, a constant reconstruction, a reinterpretation that changes over time, with our experiences and with the way we see the world. What once may have seemed trivial, when remembered years later can be revealed as a crucial moment, or vice versa. Memory, then, is as malleable as we are, adapting to our needs and to what our mind is prepared to understand and accept.

Memory also tells us about what we choose to let go. There are experiences, details and emotions that fade over time, and although sometimes this hurts or disconcerts us, it is a natural way of protecting ourselves from storing bitterness or resentment. It is as if the brain knows which memories to keep in the foreground and which to send to the background, protecting our emotional peace. However, these dormant memories are always there, ready to re-emerge at the least expected moments, reminding us that our past, although it seems immutable, is always in motion.

Through memory, we also understand that we are a sum of moments: these fragments give us an identity and a purpose; we remember so as not to forget who we are, where we come from and what we value. Perhaps, in this sense, remembering is an essential human need, an act that connects us with others and also allows us to move forward.

Our memory teaches us that life itself is a series of memories that we create as we move forward and even though many details become blurred, each memory has its place, its meaning, its reason for being, keeping in its essence the spark of who we have been and the potential of who we can still be.

But there are times, situations and people in general, who are always only remembering the negative things, and when we focus on remembering only them, we fall into an emotional trap that can affect us deeply and constantly. Memory, like a flowing river, is always in motion and carries with it not only what has hurt us, but also what has made us strong and happy. However, when we decide to remain anchored in the negative, that current stops and begins to stagnate, turning what could have been a learning experience into a heavy burden.

The constant memory of painful experiences not only brings back the emotions we once experienced, but it also strengthens them. It makes us relive the pain, frustration or sadness over and over again, intensifying the feeling that those moments are still alive and present. Instead of giving us a clearer perspective, continually remembering the negative can cloud our judgment, trapping us in a kind of emotional circle where the past takes control and makes us lose sight of the present, not to mention the future!

This habit of focusing on the bad also leads us to distort the perception of our own history, it is as if we saw our life through a dark filter, thus, we run the risk of thinking that bad experiences are the norm or that they represent everything we have lived, thus affecting not only the way we see ourselves, but it can also condition how we see others, weakening our relationships and sowing distrust and resentment to the point of living locked up.

When we only remember the negative, we are limiting our ability to heal and grow because we get stuck in emotions that prevent us from moving forward. Although difficult moments are part of our history and deserve their place in order to learn, it is necessary to balance them with the memory of the good things, the lessons and the moments of joy that we have also experienced. Memory is powerful and by remembering with balance we can free ourselves from those invisible chains that prevent us from seeing the beauty and potential that still exist in our lives.

Let us not allow it to dominate us because, as the priest said at mass, we are the ones who must dominate all the senses that make up our being.

This was a sunday post.

Thanks for stopping by to read for a while, Blurt friends.

Have a great day and may God bless you greatly.

Regards, comrades blurtarians!!

Translation: Deepl.com

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Hola Hila,

Hay cosas que es mejor olvidar, pero en ese intento más salen a flote porque solo queremos almacenar lo chévere. Como todo, hay que ser equilibrados y no dejar que la memoria saque a relucir recuerdos malos para que estos nos dominen.

Muy bueno tu pox.

Saludos para ti y tu family.

Chau.

🐺🐺🐺🐺🐺