[Esp/Eng] Publicación de domingo // sunday post

Parece infantil, pero en realidad no lo es porque el transfondo de la canción nos enseña el amor de una mascota y la relación que existe entre ella y su humano encargado del cuidado.

Mi mamá y yo fuimos a caminar a un parque cercano, tal como lo recomiendan los expertos, que debemos realizar ejercicio de caminata por lo menos 30 minutos al día. Entonces, nos encontramos con un pequeño cuerpo en una de las zonas del sitio, era un gato de pelaje grisáceo que parecía haberse quedado dormido en el pasto. Me acerqué, y en el fondo ya sabía que no se trataba de una siesta. Alguien lo había dejado allí como si fuera algo sin valor, una pertenencia desechada. Sentí una mezcla de tristeza, frustración, y hasta un poco de rabia porque esos ojos cerrados, el cuerpo quieto y frágil, parecían contarme una historia muda, una de esas que nadie quiere escuchar.

Pensé en los lugares donde se dejan esos cuerpos despojados del respeto que un día se les dio en vida. Quizá quien lo abandonó allí tuvo motivos que desconozco, pero no puedo evitar preguntarme qué nos hace capaces de actuar así, de ignorar la paz final que merecen también las mascotas. La ausencia de un adiós digno, la indiferencia al simplemente tirarlos a la basura o dejarlos en un lugar público, rompe algo en nosotros, en el entorno. No podemos evitar sentir que el sitio se vuelve un poco más frío y triste, cargado de una sombra invisible que habla de descuido, irresponsabilidad y olvido.

Mientras caminábamos hacia la casa, una sensación de vacío nos acompañaba porque pensamos en aquellos animales que no tienen un último descanso, y noto en lo personal que no todos sienten esa misma urgencia, esa necesidad de cerrar el ciclo de vida con dignidad. Tampoco es que estoy hablando de incluso darles servicios funerarios que a veces parecen ser más un negocio rentable en este tiempo porque se aprovechan de algunas personas que en verdad quieren a sus mascotas y las consideran parte de la familia con los mismos derechos, pero que al momento en que parten estos seres tan apreciados por ellos terminan hasta endeudándose más de lo que está en su límite de pago porque estas empresas de la muerte inflan los precios de una manera que no todos pueden acceder a sus servicios.

Pienso que los gobiernos deberían adecuar lugares específicos y gratuitos para que las personas puedan ir a enterrar a sus mascotas en vez de tomar la loca decisión de tirarlos a la basura común, o peor, un parque porque es bien sabido que cuando un animal fallecido es abandonado al aire libre el proceso natural de descomposición comienza de inmediato, y esto no solo afecta el entorno visual y emocional, sino que tiene serias repercusiones en el medioambiente. La descomposición libera bacterias y otros microorganismos en el suelo y en el aire, y estas partículas pueden filtrarse a la tierra, contaminando el agua subterránea y afectando los ecosistemas cercanos, incluso en áreas urbanas esta contaminación es peligrosa, porque se propaga y puede llegar a afectar áreas residenciales, parques, e incluso pequeñas fuentes de agua que luego se conectan con sistemas más grandes.

Además, estos restos atraen insectos y animales carroñeros dependiendo en dónde hayan abandonado el cuerpo, que, en un ambiente urbano o semiurbano, pueden convertirse en vectores de enfermedades no solo para niños o personas con sistemas inmunológicos afectados. Animales como ratas pueden portar y esparcir patógenos vectores en áreas densamente pobladas al alimentarse de estos restos, pueden enfermarse o, peor aún, llevar estas enfermedades a otros animales o a personas. En épocas de calor, la descomposición se acelera, y el impacto en el ambiente se multiplica, afectando la calidad del aire y generando olores fuertes que afectan a quienes transitan cerca.

No se trata solo de higiene y salud pública, también tiene un impacto en la fauna silvestre que, al encontrar restos, podría acostumbrarse a buscar alimento en áreas urbanas, alterando su comportamiento natural. Las zonas verdes y los parques no deberían convertirse en cementerios improvisados. Respetar el ciclo de vida y muerte de los animales, dándoles un entierro digno, es también una forma de proteger el entorno que compartimos con ellos y de mantener el equilibrio ecológico necesario para la salud de todos los seres vivos en nuestras ciudades. Cada pequeño gesto cuenta para conservar un ambiente saludable y armónico, donde las acciones humanas no interfieran con el orden natural que rodea nuestras vidas. Esto de tirar a los animales muertos en cualquier lugar es un asunto complejo hasta de salud pública.

En vísperas del Día de los Difuntos, una fecha de la cristiandad, este pensamiento preocupante se hace más pesado porque es un día para recordar y honrar a quienes amamos, a quienes ya no están, pero también para pensar en aquellos que, sin poder hablar, nos ofrecieron amor incondicional.

Tal vez, el acto de sepultarlos incluso sin necesidad de tanta pompa y gastos exorbitantes de dinero no sea solo un tributo para ellos, sino una manera de recordar que, en la vida y en la muerte, la dignidad es algo que todos merecemos, incluso quienes alguna vez caminaron a nuestro lado en silencio, sin pedir nada a cambio.

Esta fue una publicación de domingo.

Gracias por pasarse a leer un rato, amigas, amigos, amigues de Blurt.

Que tengan un excelente día y que Dios los bendiga grandemente.

Saludines, camaradas blurtinenses!!