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Miércoles, 22 de enero, 2025.
Fernanda no solía detenerse ni si quiera a mirar por la ventana. Su día comenzaba con el primer sonido del despertador y terminaba cuando su cuerpo agotado caía en la cama. Entre esas dos pausas existía un torbellino de reuniones, correos, llamadas y listas interminables de pendientes. Era buena en lo que hacía, incluso excepcional, pero su vida había quedado reducida a cifras, plazos y una constante carrera contra el reloj. Decía que disfrutaba de su ritmo frenético, pero en realidad había olvidado lo que significaba disfrutar.
Una mañana, mientras preparaba una presentación con el café a medio terminar en una mano y el teléfono en la otra, un nudo invisible comenzó a apretarle el pecho. Al principio trató de ignorarlo, pero pronto el nudo se convirtió en un peso tan abrumador que sintió que no podía respirar. Su corazón palpitaba como si fuera a explotar. Fernanda cayó de rodillas al suelo, jadeando, y por primera vez en mucho tiempo, sintió miedo. No miedo a perder una fecha de entrega o a equivocarse en un informe, sino miedo por su propia vida.
Tenor
La crisis pasó, pero dejó tras de sí una sensación de vulnerabilidad que Fernanda no podía sacudirse. Los días siguientes, intentó seguir como si nada, pero su cuerpo le enviaba señales cada vez más claras de que algo estaba mal. Finalmente, cedió a las insistencias de su familia y amigos y fue al médico. Después de escuchar su relato, el doctor no tardó en diagnosticarlo: ansiedad. Le explicó que su cuerpo había estado funcionando en modo de emergencia durante demasiado tiempo, y ahora estaba cobrando factura.
El tratamiento no era una pastilla milagrosa ni una solución inmediata. En su lugar, el médico le entregó una lista de ejercicios y una recomendación innegociable: descanso obligatorio. Entre las indicaciones había algo que Fernanda encontró sorprendentemente simple: respirar profundamente. ¿Cómo algo tan básico podía ser tan importante? Dudosa, comenzó con los ejercicios de respiración, más por cumplir que por convicción.
Tenor
La primera vez que lo intentó, se sintió ridícula. Sentarse en silencio, cerrar los ojos y concentrarse en el aire entrando y saliendo de sus pulmones le parecía una pérdida de tiempo. Pero con cada sesión, algo empezó a cambiar. Al principio eran pequeños momentos de calma que se filtraban entre la ansiedad. Luego, esos momentos comenzaron a extenderse. Fernanda descubrió que no era solo una cuestión de respirar, sino de detenerse, de estar presente, de darse permiso para simplemente ser.
Durante esos descansos forzados, empezó a cuestionar cosas que antes daba por sentado. ¿Por qué había permitido que su trabajo definiera toda su identidad? ¿Cómo había llegado a ignorar las cosas simples que alguna vez la hicieron feliz, como leer un libro sin prisa o caminar bajo la lluvia? Poco a poco, aprendió a redescubrir el placer en los pequeños detalles: el aroma del café recién hecho, el calor del sol en su rostro, el sonido de su respiración acompasada.
Un día, mientras practicaba uno de los ejercicios de respiración, le llegó una revelación sencilla pero poderosa. Había pasado toda su vida respirando sin pensar, como algo automático, pero nunca se había detenido a hacerlo de verdad. Ahora entendía que respirar no era solo una función vital; era una forma de conectar consigo misma, de detener el ruido del mundo exterior y escuchar lo que realmente importaba.
Cuando finalmente volvió a su rutina, Fernanda ya no era la misma. Su calendario seguía lleno, pero había aprendido a dejar espacios en blanco. Los momentos de pausa ya no le parecían una pérdida de tiempo, sino una inversión en su bienestar. La ansiedad seguía siendo una sombra, pero ahora sabía cómo iluminarla. Y así, en medio del bullicio de la vida diaria, Fernanda aprendió que la clave para seguir adelante no era correr más rápido, sino detenerse de vez en cuando incluso para entender el proces que la mantenía con vida: el respirar.
FIN.
Tenor
De acuerdo a las efemérides consultadas, en algunos países hoy se celebra el día la respiración, y puede que parezca un poco ilógico y carente de sentido por el hecho de que respiramos sin darnos cuenta y que parecería irrelevante darle un día específico para hablar de la importancia de este hecho vital, sin embargo, la vida es tan compleja y multiforme que como seres humanos todavía no terminamos de entenderla por más filosofías que existan a nivel mundial.
Creo que la respiración es mucho más que un acto automático que nos mantiene vivos; es un puente entre nuestro cuerpo y nuestra mente, un hilo conductor que atraviesa múltiples aspectos de nuestra vida diaria. A menudo subestimamos su impacto porque ocurre sin esfuerzo consciente, pero cuando detenemos nuestra atención en ella, descubrimos un universo de posibilidades.
En el plano emocional, la respiración nos da herramientas para navegar los altibajos del día a día. Una inhalación profunda puede ofrecer una pausa necesaria en medio del caos, permitiendo que las emociones se asienten antes de reaccionar. Exhalar de manera consciente es como liberar una válvula de presión, dejando ir tensiones acumuladas. Es sorprendente cómo algo tan simple puede cambiar la calidad de una conversación difícil, el enfoque en una tarea complicada o la capacidad de disfrutar un momento de calma.
Tenor
La respiración también es clave en el rendimiento físico y mental. En el deporte, por ejemplo, coordinar la respiración con el movimiento optimiza el uso de la energía y mejora el rendimiento. En la práctica de disciplinas como el yoga o el tai chi, la respiración no es solo un acompañamiento, sino el núcleo que guía cada postura y transición. Incluso en actividades cotidianas como caminar o cargar algo pesado, prestar atención a cómo respiramos puede prevenir lesiones y reducir el agotamiento.
En el ámbito de la creatividad, la respiración actúa como un catalizador. Una mente dispersa puede encontrar enfoque al sincronizarse con un ritmo respiratorio pausado. Escritores, músicos y artistas a menudo recurren a técnicas de respiración para entrar en un estado de flujo, esa conexión profunda donde las ideas fluyen sin esfuerzo. En estos momentos, la respiración no solo alimenta el cuerpo, sino también el espíritu creador.
Tenor
La respiración es un ancla en la espiritualidad y el autoconocimiento porque en muchas tradiciones ancestrales la consideran sagrada, un vehículo hacia la conexión con algo más grande que nosotros mismos. Respirar de forma consciente nos invita a vivir en el presente, a experimentar la vida con mayor plenitud y a cultivar una relación más profunda con nuestra esencia.
Por último, pero no menos importante, la respiración es un recordatorio constante de la conexión entre el individuo y su entorno. Cada inhalación nos une con el mundo exterior, absorbiendo el aire que otros seres vivos también han respirado. Cada exhalación devuelve al entorno parte de lo que somos. Es un ciclo que refleja interdependencia, un recordatorio de que formamos parte de un todo.
A medida que exploramos los diferentes aspectos de la respiración, queda claro que no es solo una función vital, sino una herramienta poderosa y accesible que nos acompaña en cada momento. Tomarnos un tiempo para ser conscientes de ello puede transformar nuestra relación con el cuerpo, la mente y el mundo que nos rodea incluso cuando quieras dedicarle una canción a alguien...
Esta fue una publicación de miércoles.
Gracias por pasarse a leer un rato, amigas, amigos, amigues de Blurt.
Que tengan un excelente día y que Dios los bendiga grandemente.
Saludines, camaradas blurtinenses!!
Wednesday, january 22th, 2025.
Fernanda rarely stopped to even look out the window. Her day began with the first sound of her alarm clock and ended when her exhausted body fell into bed. Between those two pauses there was a whirlwind of meetings, emails, calls, and endless to-do lists. She was good at what she did, even exceptional, but her life had been reduced to numbers, deadlines, and a constant race against the clock. She said she enjoyed her frenetic pace, but in reality she had forgotten what it meant to enjoy it.
One morning, as she was preparing a presentation with her half-finished coffee in one hand and her phone in the other, an invisible knot began to tighten in her chest. At first she tried to ignore it, but soon the knot became such an overwhelming weight that she felt she couldn't breathe. Her heart was pounding as if it were going to explode. Fernanda fell to her knees on the floor, panting, and for the first time in a long time, she felt afraid. Not afraid of missing a deadline or making a mistake on a report, but afraid for her own life.
Tenor
The crisis passed, but it left behind a feeling of vulnerability that Fernanda couldn't shake. In the days that followed, she tried to carry on as if nothing had happened, but her body sent her increasingly clear signals that something was wrong. Finally, she gave in to the insistence of her family and friends and went to the doctor. After hearing her story, the doctor was quick to diagnose her: anxiety. He explained that her body had been operating in emergency mode for too long, and now it was taking its toll.
The treatment was not a miracle pill or an immediate solution. Instead, the doctor gave her a list of exercises and a non-negotiable recommendation: mandatory rest. Among the instructions was something that Fernanda found surprisingly simple: deep breathing. How could something so basic be so important? Hesitant, she began with the breathing exercises, more out of compliance than conviction.
Tenor
The first time she tried it, she felt ridiculous. Sitting in silence, closing her eyes, and focusing on the air going in and out of her lungs felt like a waste of time. But with each session, something began to change. At first, it was small moments of calm that filtered through the anxiety. Then, those moments began to spread out. Fernanda discovered that it wasn’t just a matter of breathing, but of stopping, of being present, of giving herself permission to simply be.
During those forced breaks, she began to question things she had previously taken for granted. Why had she allowed her work to define her entire identity? How had she come to ignore the simple things that once made her happy, like reading a book leisurely or walking in the rain? Little by little, she learned to rediscover the pleasure in the small details: the aroma of freshly brewed coffee, the warmth of the sun on her face, the sound of her rhythmic breathing.
One day, while practicing one of the breathing exercises, a simple but powerful revelation came to her. She had spent her entire life breathing without thinking, as if it were something automatic, but she had never stopped to really do it. Now she understood that breathing was not just a vital function; it was a way to connect with herself, to stop the noise of the outside world and listen to what really mattered.
When she finally returned to her routine, Fernanda was no longer the same. Her calendar was still full, but she had learned to leave blank spaces. Moments of pause no longer seemed like a waste of time, but rather an investment in her well-being. Anxiety was still a shadow, but now she knew how to illuminate it. And so, in the midst of the hustle and bustle of daily life, Fernanda learned that the key to moving forward was not to run faster, but to stop from time to time even to understand the process that kept her alive: breathing.
FIN.
Tenor
According to the consulted anniversaries, in some countries today is celebrated the day of breathing, and it may seem a little illogical and meaningless due to the fact that we breathe without realizing it and it would seem irrelevant to give it a specific day to talk about the importance of this vital fact, however, life is so complex and multiform that as human beings we still do not fully understand it despite the many philosophies that exist worldwide.
I believe that breathing is much more than an automatic act that keeps us alive; it is a bridge between our body and our mind, a common thread that runs through multiple aspects of our daily life. We often underestimate its impact because it occurs without conscious effort, but when we focus our attention on it, we discover a universe of possibilities.
On the emotional level, breathing gives us tools to navigate the ups and downs of everyday life. A deep inhalation can offer a necessary pause in the midst of chaos, allowing emotions to settle before reacting. Exhaling consciously is like releasing a pressure valve, letting go of accumulated tensions. It's amazing how something so simple can change the quality of a difficult conversation, the focus on a complicated task, or the ability to enjoy a moment of calm.
Tenor
Breathing is also key to physical and mental performance. In sports, for example, coordinating breathing with movement optimizes energy use and improves performance. In the practice of disciplines such as yoga or tai chi, breathing is not just an accompaniment, but the core that guides every posture and transition. Even in everyday activities such as walking or carrying something heavy, paying attention to how we breathe can prevent injuries and reduce exhaustion.
In the realm of creativity, breathing acts as a catalyst. A scattered mind can find focus by synchronizing with a slow breathing rhythm. Writers, musicians, and artists often turn to breathing techniques to enter a state of flow, that deep connection where ideas flow effortlessly. In these moments, breathing not only feeds the body, but also the creative spirit.
Tenor
Breathing is an anchor in spirituality and self-knowledge because in many ancestral traditions it is considered sacred, a vehicle towards connection with something greater than ourselves. Breathing consciously invites us to live in the present, to experience life more fully and to cultivate a deeper relationship with our essence.
Last but not least, breathing is a constant reminder of the connection between the individual and their environment. Each inhalation connects us with the outside world, absorbing the air that other living beings have also breathed. Each exhalation returns part of who we are to the environment. It is a cycle that reflects interdependence, a reminder that we are part of a whole.
As we explore the different aspects of breathing, it becomes clear that it is not only a vital function, but a powerful and accessible tool that accompanies us in every moment. Taking time to be aware of it can transform our relationship with the body, mind and the world around us even when you want to dedicate a song to someone.
This was a wednesday post.
Thanks for stopping by to read for a while, Blurt friends.
Have a great day and may God bless you greatly.
Regards, comrades blurtarians!!
Translation: Deepl.com
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