[Esp/Eng] Publicación de lunes // Monday post

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Lunes, 2 de diciembre, 2024.

En la época antigua el tener hijos era incluso una ley para muchos pueblos, los cuales, solían manchar el expediente de una mujer que no los tenía por cualquiera sea su situación. La gente que se dedicaba a criticar al sexo femenido simplemente miraba desde fuera, echándole la culpa a la mujer hasta por casos de infertilidad en donde los hombres tenían que divorciarse incluso por presiones parentales que estaban cimentadas en que el bienestar integral del hogar solo llegaba a través de los negocios familiares.

Una mujer sin hijos era marginada, marcada para siempre, aunque no tuviera ni una sola marca en su cuerpo. Ella no tenía derecho a amar, al respeto ni a nuevas oportunidades de contraer nupcias, pero sí al suicidio. Ah, eso sí, en el caso de los hombres, aunque ellos fueran el problema por casos de infertilidad masculina que antes no podían aceptar ni tampoco investigar, seguía metiéndose en nuevas relaciones matrimoniales para tener al futuro heredero... es que este parámetro lo hemos visto hasta en novelas, tanto orientales como en las occidentales porque resulta un argumento con el que muchas personas se sienten identificadas al ser estigmatizadas y ahogadas en la depresión y la soledad, sintiéndose culpables de algo por lo que no tenían que sentirse así.

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Yo me vi una novela turca que se llama Sila, el argumento tiene muchos ángulos de los que podría hablar porque son varias costumbres muy marcadas y cuestionables que se van dando a conocer durante los más de 75 capítulos, pero también toca el tema de la falta de hijos en un matrimonio, sobre todo si el hombre era el futuro, la luz, el guía... era el jefe de la tribu. Boran (el protagonista) tenía una primera esposa que se llamaba Yezda, la cual, terminó quitándose la vida por no poder darle hijos a su marido, así que, aunque el pobre Boran siempre la defendió, quedó viudo y destrozado porque amaba a la chica con la que decidió casarse rompiendo muchas leyes, pero de nada le sirvió.

En la época moderna los tiempos han cambiado, aunque no en todos los rincones del mundo y ahora incluso se ha volteado la tortilla con el despertar de la igualdad de oportunidades y de género que cada día, con sus pro y sus contra, avanza a pasos agigantados, no sé si para bien o para mal en toda la extensión de lo que quieren conseguir.

Desde que tengo uso de razón, o más bien, desde que comencé a menstruar, mi mamá siempre me dijo que ese proceso era natural y que marcaba un cambio entre la niñez y la adultez, entre la responsabilidad y la inmadurez. Siempre me recalcó que tener hijos era una decisión muy personal, muy mía y de nadie más, que ni siquiera una pareja estable podría obligarme a tenerlos si yo no lo deseaba, que estaba en mí cuidarme o no en cuanto al número de descendientes que quisiera tener, pero que no lleve a cabo mi plan de romper con la planificación familiar a edades tempranas porque el cuerpo de una mujer no está listo para alojar un hijo en el vientre cuando todavía está en proceso de maduración, así que en la adolescencia, me pidió que me alejara de los besos, las caricias, de los seudo novios que dependen todavía de los padres y de aquellos amoríos que nunca podrían darle a su futuro hijo un futuro como en verdad se lo merece.

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Era lógico lo que ella me decía no solo a mí, sino a mi hermana mayor también, y lo comprobé muchas veces en el colegio cuando estudiaba y en el hospital que trabajo porque en Latinoamérica el índice de embarazos adolescentes es muy alto en comparación al resto de países del mundo. Pero las cosas, aunque sea en nuestro querido Cono Sur, han comenzado a cambiar con el movimiento que ha tomado auge e impulso, justamente por ver los índices de pobreza y falta de oportunidades en el planeta para las nuevas generaciones porque incluso los gobiernos de países con altos ingresos no están interesados en inversiones a futuro que tengan que ver con la mano y trabajo humano, ya lo estamos comprabando con el boooom de la inteligencia artificial y la robótica... es que hasta ahora están planeando habitar otros planetas en vez de crear proyectos que nos beneficien a todos como seres humanos que en esta Tierra debemos cumplir un ciclo.

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Las decisiones individuales, tan íntimas y personales, terminan tejiendo patrones que impactan a comunidades enteras. Para algunos expertos, el no tener hijos, una elección que antes parecía excepcional, hoy es cada vez más común en ciertos sectores de la sociedad. Esta tendencia, lejos de ser casual, responde a un sinfín de factores: cambios culturales, económicos, avances en la planificación familiar, prioridades profesionales y un creciente enfoque en el bienestar personal, sin embargo, las repercusiones colectivas comienzan a ser visibles y no siempre de manera positiva, por poner un ejemplo, se ve en videos de internet que hay lugares, sobre todo rurales, en donde prácticamente les pagan a los migrantes para que vayan a vivir ahí y tengan descendencia... no sé que tan beneficioso sea y qué tan cierto sea, pero me pone a pensar en que el descenso en las tasas de natalidad está modificando profundamente la estructura demográfica de algunos pueblos y ciudades.

Las comunidades envejecen rápidamente y, con menos jóvenes, el relevo generacional se vuelve incierto. Esto afecta directamente el dinamismo económico, ya que menos población joven implica una fuerza laboral reducida y menos consumo. Los sistemas de pensiones y salud, diseñados en su momento para sociedades con pirámides poblacionales más equilibradas, empiezan a tambalearse porque cada día hay más ancianos que exigen por derecho su pensión jubilar y el costo de sostener a una población mayor recae sobre un número cada vez más pequeño de trabajadores, generando tensiones económicas y sociales, por supuesto, este factor no es excusa para que los gobiernos no atiendan a las personas de la tercera edad y más cuando han sido ellas quienes han impulsado la economía de un país que ahora solo consume en su gran mayoría.

Culturalmente, las tradiciones y los modos de vida que dependían de la transmisión intergeneracional también enfrentan un riesgo de desaparición. Los pueblos pequeños, en particular, sufren este fenómeno con mayor intensidad. Casas vacías, escuelas cerradas y calles que alguna vez vibraron con el bullicio de niños jugando ahora permanecen en silencio. La falta de descendencia no solo cambia el presente, sino que pone en duda el futuro de estas comunidades, y es que es increíble que hasta China, un país en donde solo se permitía tener un hijo, ahora impulsen a su población a "elevar el índice de natalidad en jóvenes".

No obstante, es importante evitar caer en juicios simplistas. La decisión de no tener hijos no surge en un vacío porque, como lo dije antes, económicas, las presiones sociales y las expectativas de vida han cambiado radicalmente en las últimas décadas. Muchas personas enfrentan obstáculos que hacen que la maternidad o paternidad parezcan imposibles o poco deseables, además, la narrativa que promueve la realización personal como un fin en sí mismo ha cobrado fuerza, llevando a muchos a replantearse el significado de una vida plena.

Aún así, la cuestión persiste: ¿cómo encontrar un equilibrio? Quizá la solución no pase por imponer expectativas tradicionales, sino por crear contextos que hagan del cuidado mutuo y la continuidad social un deseo y no una obligación. Esto implica políticas públicas más inclusivas, un cambio en las dinámicas laborales, y una mayor valoración de las contribuciones tanto de quienes eligen tener hijos como de quienes no.

Yo creo que el problema no radica tanto en la elección en sí, sino en la desconexión entre las decisiones individuales y su impacto colectivo y más en un complejo humano progresista que comienza a valorar su autonomía, pero que parece olvidar que como humanos, también dependemos de ciertos parámetros basados en la interdependecia.

Cada quién que tome su decisión de tener o no tener hijos, pero tal vez esa no sea la respuesta que queremos, tenemos y necesitamos como individuos que permanecen en una sociedad que, aunque decadente en algunos sectores, todavía quiere, todavía está dispuesta a construir bases para un futuro juntos.

Esta fue una publicación de lunes.

Gracias por pasarse a leer un rato, amigas, amigos, amigues de Blurt.

Que tengan un excelente día y que Dios los bendiga grandemente.

Saludines, camaradas blurtinenses!!

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Monday, december 2nd, 2024.

In ancient times, having children was even a law for many people, which used to tarnish the record of a woman who did not have any, whatever her situation. People who dedicated themselves to criticizing the female sex simply looked on from the outside, blaming women for cases of infertility where men had to divorce even because of parental pressures that were based on the fact that the integral well-being of the home only came through family business.

A woman without children was marginalized, marked forever, even if she did not have a single mark on her body. She had no right to love, respect or new opportunities to marry, but she did have the right to suicide. Ah, yes, in the case of men, even though they were the problem due to cases of male infertility that they could not accept or investigate before, they continued to get into new marital relationships to have the future heir... we have seen this parameter even in novels, both Eastern and Western, because it is an argument with which many people feel identified when they are stigmatized and drowned in depression and loneliness, feeling guilty about something for which they should not have felt that way.

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I watched a Turkish soap opera called Sila. The plot has many angles that I could talk about because there are several very marked and questionable customs that are revealed over the course of more than 75 chapters, but it also touches on the subject of childlessness in a marriage, especially if the man was the future, the light, the guide... he was the chief of the tribe. Boran (the protagonist) had a first wife called Yezda, who ended up taking her own life because she could not give her husband children, so although poor Boran always defended her, he was widowed and devastated because he loved the girl he decided to marry, breaking many laws, but it was no use.

In modern times, times have changed, although not in all corners of the world, and now the tables have even turned with the awakening of equality of opportunity and gender equality, which every day, with its pros and cons, advances by leaps and bounds, I don't know if for better or worse in the full extent of what they want to achieve.

Since I can remember, or rather, since I started menstruating, my mother always told me that this process was natural and that it marked a change between childhood and adulthood, between responsibility and immaturity. She always stressed to me that having children was a very personal decision, mine and no one else's, that not even a stable partner could force me to have them if I didn't want them, that it was up to me to take care of myself or not regarding the number of offspring I wanted to have, but that I should not carry out my plan to break with family planning at an early age because a woman's body is not ready to host a child in the womb when it is still in the process of maturing, so in adolescence, she asked me to stay away from kisses, caresses, pseudo boyfriends who still depend on their parents and from those love affairs that could never give their future child a future as they truly deserve.

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It was logical what she told me not only to me, but to my older sister as well, and I confirmed it many times at school when I was studying and at the hospital where I work because in Latin America the rate of teenage pregnancies is very high compared to the rest of the countries in the world. But things, even in our beloved Southern Cone, have begun to change with the movement that has gained momentum and momentum, precisely because of seeing the rates of poverty and lack of opportunities on the planet for the new generations because even the governments of high-income countries are not interested in future investments that have to do with the human hand and work, we are already comparing it with the boom of artificial intelligence and robotics... it is that until now they are planning to inhabit other planets instead of creating projects that benefit us all as human beings who on this Earth must complete a cycle.

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Individual decisions, so intimate and personal, end up weaving patterns that impact entire communities. For some experts, not having children, a choice that once seemed exceptional, is now increasingly common in certain sectors of society. This trend, far from being casual, responds to a host of factors: cultural and economic changes, advances in family planning, professional priorities and a growing focus on personal well-being. However, the collective repercussions are beginning to be visible and not always in a positive way. For example, you can see in videos on the Internet that there are places, especially rural ones, where they practically pay migrants to go live there and have offspring... I don't know how beneficial it is and how true it is, but it makes me think that the decline in birth rates is profoundly changing the demographic structure of some towns and cities.

Communities are aging rapidly and, with fewer young people, generational change becomes uncertain. This directly affects economic dynamism, since less young population implies a reduced labor force and less consumption. Pension and health systems, designed at the time for societies with more balanced population pyramids, are beginning to falter because every day there are more elderly people who rightfully demand their retirement pension and the cost of supporting a larger population falls on an increasingly smaller number of workers, generating economic and social tensions. Of course, this factor is no excuse for governments not to care for the elderly, especially when they have been the ones who have driven the economy of a country that now only consumes for the most part.

Culturally, traditions and ways of life that depended on intergenerational transmission also face a risk of disappearing. Small towns, in particular, suffer this phenomenon more intensely. Empty houses, closed schools and streets that once vibrated with the bustle of children playing now remain silent. The lack of offspring not only changes the present, but also calls into question the future of these communities. It is incredible that even China, a country where only one child was allowed, is now encouraging its population to "increase the birth rate among young people."

However, it is important to avoid falling into simplistic judgments. The decision not to have children does not arise in a vacuum because, as I said before, economic, social pressures and life expectations have changed radically in recent decades. Many people face obstacles that make motherhood or fatherhood seem impossible or undesirable, and the narrative that promotes personal fulfillment as an end in itself has gained strength, leading many to rethink the meaning of a full life.

Still, the question remains: how to find a balance? Perhaps the solution lies not in imposing traditional expectations, but in creating contexts that make mutual care and social continuity a desire and not an obligation. This implies more inclusive public policies, a change in work dynamics, and a greater appreciation of the contributions of both those who choose to have children and those who do not.

I think the problem lies not so much in the choice itself, but in the disconnection between individual decisions and their collective impact and more in a progressive human complex that begins to value its autonomy, but that seems to forget that as humans, we also depend on certain parameters based on interdependence.

Each person makes their own decision to have or not have children, but perhaps that is not the answer we want, have and need as individuals who remain in a society that, although decadent in some sectors, still wants, is still willing to build foundations for a future together.

This was a monday post.

Thanks for stopping by to read for a while, Blurt friends.

Have a great day and may God bless you greatly.

Regards, comrades blurtarians!!

Translation: Deepl.com

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  ·  15 days ago  ·  

No podría decir que es lamentable la baja natalidad en algunos lugares del mundo porque como bien dices, es una decisión personal. Como solía decir mi papá, bendita sea su memoria, "no todos siguen la corriente de las tendencias, hay gente que nada en aguas diferentes", esto, cabe en tu publicación porque, aunque cada vez haya más personas que no están dispuestas a tener hijos por cualquier razón que tengan, habrá otras que sí lo hagan porque ese será su deseo, incluso habrá siempre nacimientos porque, aunque no estoy de acuerdo que el sexo sea visto solo como canal para tener hijos y no para disfrute y placer personal, aunque no esté de acuerdo con la teoría y costumbres de pueblos en donde si no hay hijos se acaba el matrimonio, por esas vías también habrá nacimientos, ya que así como muchos cambian su mentalidad por las tendencias, otros se mantienen firmes en sus creencias, aunque todo el mundo les diga que están errados.

Hay mucha tela por cortar en cuanto al tema que nos presentas, pero todas las vertientes por donde se mire siempre me llevan a pensar que existe un equilibrio que está lejos de nuestro limitado entender como humanos... creo firmemente que no somos una raza que está en peligro de extinción como otras, solo que va perdiendo valores importantes que ahora para las nuevas generaciones son cosas absurdas y retrógradas porque han sido reemplazadas por nuevas teorías que ni siquiera caminan con el avance de la ciencia y la tecnología para nuestro provecho.

Muy buen tema, mi preciosa Hilary, muy buena reflexión. Saludos a tus padres, a Daniel y un abrazote para ti.

Bendiciones miles 🤗🤗