Hello my beautiful people of Blurt happy and great start of the week, I hope and wish you all woke up with the right foot, and if you don't have a good day you can make it up, here is a theme to start the week with, I love you.
Today I want to share with you a very nice story that I invite you to read and reflect, of a boy who because of his condition could not go to the beach, but life gave him a human being who did the impossible for him, watch it and enjoy it.
Once upon a time there was a boy named Mateo who lived in a small town with his grandmother. Since he was a little boy, Mateo had dreamed of seeing the beach. He had heard stories from his grandmother about the sound of the waves, the sea breeze and the feel of the warm sand between his toes. However, Mateo suffered from a bone disease that made it difficult for him to move and play like other children.
Translated with DeepL.com (free version)
Despite his condition, Mateo never let it dampen his spirit. He would spend hours looking at books filled with pictures of paradisiacal beaches, palm trees and golden sunsets. Every time he saw a picture of the beach, his heart would fill with longing. He would talk to his grandmother about his dream of seeing the sea, and she would always say, “One day, my love, we'll go to the beach. I promise.
One day, while Mateo was sitting in his favorite armchair, looking out the window, he saw the neighborhood children playing in the park. He felt a little sad to think he couldn't join them, but his grandma, noticing his expression, came over and said, “Mateo, what do you say we do something special?”
Mateo looked at his abuelita curiously, and she continued, “We can create our own beach here at home. We can fill the bathtub with water, put sand in the yard, and have a picnic with fruit and cookies. That way, even if we can't go to the beach, we can enjoy a special day together.”
Mateo smiled, excited by the idea. Together, they began to prepare their “beach”. His grandmother filled the bathtub with warm water and brought him a bucket of sand she had bought at the store. In the backyard, they spread out a blanket and filled a basket with fresh fruit and cookies. Mateo helped where he could, laughing and enjoying every moment.
When everything was ready, Mateo sat on the blanket, feeling the sand between his toes. His abuelita put a straw hat on him and gave him a glass of lemonade. Then he walked over to the bathtub and carefully put his feet in the water. He closed his eyes and imagined he was on the beach, listening to the murmur of the waves and feeling the sea breeze.
Throughout the day, they played on their “beach,” building sand castles and telling stories about adventures at sea. Mateo felt happy and, for a moment, forgot his illness. His grandmother told him about the days she had spent at the beach when he was young, and Mateo imagined himself running along the shore, feeling free and carefree.
As the sun began to set, painting the sky in warm colors, Mateo and his abuelita sat together on the blanket. He looked at his abuelita and said, “Thank you for making my dream a little more real. Even though we're not at the beach, I feel so happy.” His abuelita stroked his hair and replied, “I will always be here to make your dreams a little closer, Mateo. The beach is in your heart, and as long as we are together, we can always find it.”
From that day on, Mateo learned that, even if he could not always go where he wanted to go, love and creativity could transform any place into an adventure. And so, every time he looked at the sea in a photo, he smiled, knowing that his “beach” would always be with him, in every corner of his home and in every moment shared with his grandmother.
If you got this far I hope you liked the story, and you can from now on if you do not value every day of your life, because not all of us can or have the same facilities as many, success for all and keep growing that life is beautiful.
ESPAÑOL
Hola mi gente bonita de Blurt feliz y grandioso comienzo de semana, espero y deseo que todos hayan amanecido con el pie derecho, y si no tienen un buen dia pues se lo inventan, aca un tema para empezar activos la semana os quiero.
Hoy os quiero compartir con ustedes una historia muy bonita que invito a leer y reflexionar, de un niño que por su condición no podía ir a la playa, pero la vida le regalo un ser humano que por el hacia lo imposible, veanla, y disfrutenla.
Había una vez un niño llamado Mateo que vivía en un pequeño pueblo junto a su abuelita. Desde muy pequeño, Mateo había soñado con conocer la playa. Había escuchado historias de su abuelita sobre el sonido de las olas, la brisa del mar y la sensación de la arena caliente entre los dedos de los pies. Sin embargo, Mateo sufría de una enfermedad en sus huesos que le dificultaba moverse y jugar como otros niños.
A pesar de su condición, Mateo nunca dejó que eso apagara su espíritu. Pasaba horas mirando libros llenos de imágenes de playas paradisíacas, con palmeras y atardeceres dorados. Cada vez que veía una foto de la playa, su corazón se llenaba de anhelo. Hablaba con su abuelita sobre su sueño de conocer el mar, y ella siempre le decía: "Un día, mi amor, iremos a la playa. Lo prometo".
Un día, mientras Mateo estaba sentado en su sillón favorito, mirando por la ventana, vio cómo los niños del vecindario jugaban en el parque. Se sintió un poco triste al pensar que no podía unirse a ellos, pero su abuelita, al notar su expresión, se acercó y le dijo: "Mateo, ¿qué te parece si hacemos algo especial?".
Mateo miró a su abuelita con curiosidad, y ella continuó: "Podemos crear nuestra propia playa aquí en casa. Podemos llenar la bañera con agua, poner arena en el patio y hacer un picnic con frutas y galletas. Así, aunque no podamos ir a la playa, podremos disfrutar de un día especial juntos".
Mateo sonrió, emocionado por la idea. Juntos, comenzaron a preparar su "playa". Su abuelita llenó la bañera con agua tibia y le trajo un balde de arena que había comprado en la tienda. En el patio, extendieron una manta y llenaron una cesta con frutas frescas y galletas. Mateo ayudó en lo que pudo, riendo y disfrutando de cada momento.
Cuando todo estuvo listo, Mateo se sentó en la manta, sintiendo la arena entre sus dedos. Su abuelita le puso un sombrero de paja y le dio un vaso de limonada. Luego, se acercó a la bañera y, con cuidado, metió los pies en el agua. Cerró los ojos y se imaginó que estaba en la playa, escuchando el murmullo de las olas y sintiendo la brisa marina.
A lo largo del día, jugaron en su "playa", construyendo castillos de arena y contando historias sobre aventuras en el mar. Mateo se sintió feliz y, por un momento, olvidó su enfermedad. Su abuelita le contaba sobre los días que había pasado en la playa cuando era joven, y Mateo se imaginaba a sí mismo corriendo por la orilla, sintiéndose libre y sin preocupaciones.
Cuando el sol comenzó a ponerse, pintando el cielo de colores cálidos, Mateo y su abuelita se sentaron juntos en la manta. Él miró a su abuelita y le dijo: "Gracias por hacer mi sueño un poco más real. Aunque no estemos en la playa, me siento muy feliz". Su abuelita le acarició el cabello y le respondió: "Siempre estaré aquí para hacer tus sueños un poco más cercanos, Mateo. La playa está en tu corazón, y mientras estemos juntos, siempre podremos encontrarla".
Desde ese día, Mateo aprendió que, aunque no siempre pudiera ir a donde deseaba, el amor y la creatividad podían transformar cualquier lugar en una aventura. Y así, cada vez que miraba al mar en una foto, sonreía, sabiendo que su "playa" siempre estaría con él, en cada rincón de su hogar y en cada momento compartido con su abuelita.
Si llegaste hasta aca espero te haya gustado la historia, y puedas de ahora en adelante si no lo haces valorar cada dia de tu vida, porque no todos podemos ni tenemos las mismas facilidades que muchos, éxitos para todos y a seguir creciendo que la vida es bella.