Ojos verdes de gata
La joven y bella Luisa Antonia Aguirre Márquez se encargaba de servir el café junto a su empleada y amiga de confianza la alegre Etelvina, a las pocas personas que se acercaron esa noche a la casa grande de la decaída hacienda «La Viuda», donde velaban a su padre, Don Alberto Aguirre, que había muerto de un paro cardiaco el día anterior en la mañana, muy duro le habían tocado las cartas en esta vida a la preciosa Luisa Antonia, tenía tan solo 12 años cuando perdió a su madre Claudia, y ahora con la muerte de su padre, la muchacha con apenas 20 años de edad, quedaba totalmente sola y desamparada, dueña eso si de una belleza indómita sin igual, que seguramente heredo de su madre, una señora muy hermosa, aunque su mayor distinción sus arrebatadores y ensoñadores ojos verdes de gata, de un tono mas lindo que cualquier esmeralda, no provenían ni de su madre Claudia, ni de su padre Alberto, quizás de un abuelo a una bisabuela, como fuese, según la muchacha pese a su juventud, era considerada por todos los que la conocían como la mujer mas bella del llano, capaz de despertar pasiones hasta debajo de las sotanas según se comentaba en el pueblo del Murmullo y todos los alrededores.
A esa misma hora, mientras Luisa Antonia atendía a los presentes en el velorio de su padre, a unos pocos kilómetros de la hacienda «La Viuda», José Alfredo Gallardo, forzaba a su caballo castigándolo con su fusta, cruzando el llano rumbo a la hacienda de los Aguirre Márquez, el hombre estaba en una carrera contra el tiempo y las circunstancias, sabía que cada minuto contaba si pretendía asegurarse que la bella Luisa Antonia y sus ojos verdes de gata fueran para el y no para ningún otro patiquin por muy hijo de hacendado que fuese!!!. José Alfredo ya tenía pensado presentarse en la hacienda «La Viuda» a darle el pésame a Luisa Antonia esa misma noche pero los hechos se precipitaron y no le quedo otra opción que acutar, una hora antes esa misma tarde luego de terminar de acarrear el ganado de la hacienda «La Herradura», donde se desempeñaba como Capataz, se bajo de su caballo y camino hasta la casa grande para darle el reporte del día a su patrón como acostumbraba hacer, pero al acercarse a la oficina de su patron José Alfredo había escuchado una conversación privada, entre su patrón Don Edgardo Sánchez Fierro y el abogado de la familia Aguirre Márquez, de apellido Galindo, se entero que Don Alberto le debía una fuerte suma de dinero a Don Edgardo, el viejo creía que su vecino estaba quebrado, pero el abogado le informo al hacendado que no era así realmente, entonces el viejo ladino de Don Edgardo Sánchez Fierro vio la gran oportunidad de forrarse con mucho mas dinero del que ya tenía, había que mover ficha esa misma noche, cabalgar hasta «La Viuda» tomar desprevenida a la muchacha que seguro estaría asustada y sollozando por la muerte de su padre y forzarla a casarse con su hijo, Carlos Arturo Sánchez Fierro.
Unos minutos después, acortando camino galopando entre los maizales y cruzando por un cañada evitando el camino, llegaba Jose Alfredo Gallardo montado sobre su caballo a la hacienda «La Viuda», el último tramo hasta la casa grande lo hizo a pie, luego de dejar amarrado a su animal en la parte de atrás para que nadie lo viera, se acerco con sigilo por la parte posterior de la casa, no quería que alguien le informara a su patrón en lo que andaba, desde afuera trataba de llamar la atención de Luisa Antonia haciéndole señas, de verdad que las palabras se quedaban cortas para describir a la mujer mas bella del llano, pero por mas señas que hacía Luisa Antonia no lo habia notado, finalmente Etelvina salió a tomar un poco de aire fresco, entonces José Alfredo llamo a la sirvienta, la muchacha fue a hablar con el, el hombre le pidió que fuera por Luisa Antonia pero con disimulo, el la esperaría allí afuera, Etelvina entro corriendo y le informo a su patroncita que José Alfredo Gallardo estaba afuera esperándola, a Luisa Antonia no le gusto mucho la intespectiva visita de aquel rudo capataz, en esos momentos de apremio y congoja, ¿ porque no entraba por la puerta principal como todo el mundo ?, se preguntaba, pues aunque José Alfredo la galanteaba desde hace un par de meses, ella no le habia dado esas confianzas y mucho menos lo consideraba su novio o un enamorado, todavía ni si quiera se habían dado un beso, cuando salió Luisa Antonia se enojo aun mas al verlo vestido con la ropa de trabajo, sucio por andar todo el día con el ganado, esa no era la manera de venir rendirle respetos a su padre difunto, mucho menos a dar un pésame.
-¿Que hace usted aquí y así vestido?, se que trabaja en una hacienda arreando el ganado, trabajo pesado y no me molesta, pero los difuntos merecen un poco de respeto!!!-, le reclamo Luisa Antonia sin alzar la voz.
-Me disculpo por mi osadía señorita Luisa Antonia, pero vengo directo desde «La Herradura», al finalizar mi jornada de trabajo, cuando regrese a la hacienda, escuche sin querer una conversación muy importante de la cualusted debe enterarse, no me dio tiempo de asearme o cambiarme de ropa, cada minuto cuenta, salí corriendo monte sobre mi caballo y cabalgue como alma que lleva el diablo hasta aquí para alertale sobre lo que pasa!!!.
-Disculpado señor Gallardo, ¿ que fue lo que escucho y es tan importante que yo sepa ?.
José Alfredo Gallardo procedió a contarle «una historia», la que le convenía, pues la verdadera no podía contársela, así que le dijo que Don Edgardo Sánchez Fierro venia en camino de «La Viuda» con varios de sus hombres para forzarla a casarse, ya que su difunto padre Don Alberto había contraído una fuerte deuda con su patrón, sabiendo que la familia Aguirre Márquez no contaba con recursos para pagar el préstamo, el muy ladino de su patrón pretendía cobrar la deuda, con sus tierras, la hacienda «La Viuda» y con ella mismo incluida como parte del pago!!!. Luisa Antonia escucho atentamente lo que le contaba el capataz que la pretendía, frunció el ceño, en modo alguno iba a permitir que ese viejo verde degenerado se aprovechara de ella para hacer sus travesuras, sus difuntos padres no habían criado una muñequita de porcelana que se resquebrajaría con tan solo un golpe, pero José Alfredo Gallardo no solo habia venido a alertarle del peligro que corría, el hombre también tenía un plan de acción para salvarla de las pretensiones del viejo Don Edgardo, el plan que propuso el capataz era simple, salir de inmediato hasta el pueblo del Murmullo, pasar por la iglesia del pueblo, para que el cura, el viejo padre Quinto los casase esa misma noche, con un marido que la defendiese de su desamparo el viejo Don Edgardo no se atrevería a tocarla, mucho menos le podría quitar su hacienda ni sus tierras tan facilmente, con el a su lado estaría segura, obviamente José Alfredo se vendió como un adalid que venia a salvarla sin solicitar nada a cambio, mientras le ofrecía su absoluta devoción y amor a la bella joven de los ojos verdes, pero había un gran problema, Luisa Antonia no estaba enamorada de José Alfredo, y no daría un paso tan trascendental en la vida de una mujer solo obligada por las circunstancias, así que discutió con el capataz si no podía ayudarla de otra forma que no fuese casándose con el.
José Alfredo Gallardo, que era un hombre de pocas luces se enredo y hablo entonces de más, apurado por la presión de Luisa Antonia menciono otra parte del plan del viejo Don Edgardo Sánchez Fierro, que habia omitido, su patrón la quería casar pero no con el directamente si no con el bobo de su hijo Carlos Arturo!!!, la premura del capataz no estaba motivada por los celos o el miedo a perder el amor de la bella Luisa Antonia, le había mentido a la muchacha descaradamente desde un principio solo contando medias verdades para que la joven no sospechara nada de sus reales intenciones , lo que había escuchado José Alfredo realmente en la oficina de la hacienda «La Herradura» era que Luisa Antonia recibiría una cuantiosa fortuna proveniente de su difunta madre, el abogado Galindo habia dado con el testamento donde Claudia Márquez de Aguirre, nombraba como el albacea de esa inmensa fortuna a su esposo Alberto Aguirre, hasta que Luisa Antonia cumpliera la mayoría de edad, la muchacha estaba próxima a cumplir los 21 años, ya solo le faltaban unos cuantos meses, según el abogado Galindo era una fortuna incalculable que el padre de la muchacha jamas quiso tocar aunque era su albacea, con su padre muerto, el hombre que lograra casarse con Luisa Antonia antes de que cumpliera su mayoría de edad seria el nuevo encargado de dicha fortuna, a José Alfredo le gustaba mucho Luisa Antonia, pero mucho mas el prospecto de convenirse en millonario de la noche a la mañana.
Jose Alfredo Gallardo arengo a Luisa Antonia, la solución que el le proponía era la mejor, era un hombre valiente y resuelto, la conmino a entrar preparar una pequeña valija con dos o tres mudas de ropa, luego de casarse en el pueblo del Murmullo, se marcharían del pueblo unos días hasta que se calmaran las aguas, para luego regresar a recuperar la hacienda «La Viuda» y todo lo que era suyo, Luisa Antonia escucho al valiente guerrero, asintió, le pidió que la esperara, regreso adentro de la casa, le hablo a Etelvina al oído, la muchacha junto con su patrona comenzaron a despachar a los pocos asistentes al velorio de su padre, alegando que estaba muy cansada, José Alfredo que veía todo desde afuera se frotaba las manos, contando los pollos antes de nacer, no podía creer que aquella inmensa fortuna, la hacienda y el mujerón que era Luisa Antonia, estuvieran a punto de caer en sus manos gracias a su buena suerte, si hubiera llegado unos minutos mas tarde de arrear el ganado ese día, a estas horas cabalgaría junto a su patrón rumbo a «La Viuda» sin sospechar absolutamente nada, Luisa Antonia salió unos minutos después, pero no cargando una pequeña valija de viaje, si no ataviada con botas, ropas de hombre, una ristra de balas cruzada al pecho, un machete terciado en el cinturón, el revolver y el viejo fusil de su padre, se amarro un trapo en la cabeza como habia leido en una novela llevaban algunas valientes guerreras en el medio oriente dejando solo descubiertos sus preciosos y aguerridos ojos verdes de gata, la joven mujer estaba preparada y lista para la guerra.
-¿Pero que demonios hace señorita Luisa Antonia?.
Luisa Antonia le comunico a José Alfredo Gallardo que si Don Edgardo Sánchez Fierro venia a cobrar la deuda de su padre, ella no iba a huir como una rata, se sentaría en la puerta de su hacienda a esperarlo, para saber de primera mano que proponía el viejo hacendado como solución para saldar lo adeudado!!!, el capataz desesperado trato una vez mas de persuadirla para huir, pero la bella Luisa Antonia Aguirre Márquez le devolvió una desafiante mirada con sus ojos verdes de gata encendidos en furia, -si tiene miedo es libre de marcharse señor Gallardo!!!-, le dijo resuelta, el capataz supo en ese momento que ya no podía hacer mas nada, estaba por perder el chivo y el mecate, si su patrón lo encontraba allí seguro lo despediría y su absurdo plan de llevarse a Luisa Antonia hasta el pueblo para salvarla casándose con ella habia rodado por tierra, el gran error de José Alfredo Gallardo fue que desconocía totalmente el temple y lo aguerrida que era Luisa Antonia desde pequeña, la perdida de su madre siendo apenas una niña y ahora la de su padre no la habían debilitado, no era una damisela en peligro, asustada clamando por un Príncipe azul que la salvase!!!, ella era lo suficientemente capaz y valiente para defender sola lo suyo, con la palabra o con las balas si fuese necesario.
Continuara...
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Jum, valiente la señorita, además de hermosa. Seguiré atenta al desarrollo de esta historia para ver cómi termina y por supuesto, ver qué le ocurre al pillín del capataz.
Un abrazo mi Gran Amigo.
Saludos mi DulceDama, esta es una telenovela del llano !!!, pero en letras en blurt. Gracias por pasarte y comentar.
Un abrazo, saludos a tu esposo y a los peques.