Tormentas

Bienvenida, estimada familia virtual, un gusto poder compartir una oportunidad más. Debido a un enésimo y nuevo mal movimiento estoy usando mi bastón otra vez, pero eso no impide que me dé una vueltita por aquí también.

Hace frío, típico del último mes del año, sin embargo, bien temprano, como si fuera el típico y escandaloso repique diana del ejército, sonó la alarma porque debo darle a mi esposa la primera tableta para que empiece un nuevo ciclo de vida y retos. Cuando estiré la mano, me fijé que no estaba el blíster encima de la mesa de noche.

Me levanté para verificar en los cajones y el botiquín del baño porque pensé que se trataba de algún olvido de mi parte dejar como siempre los medicamentos en un lugar cercano, pero nada. No es que habrá una recidiva oncológica si no se toma un día su tableta energizante y se detiene cualquier proceso metastásico, peeeeeero es importante que la ingiera todos los días para que no tenga ni bajones en el estado de ánimo.

Nuestros niños estaban con mis padres porque como que los tres ahora tienen un poco de abuelitis aguda y no los quieren soltar, así que como las cunas estaban vacías y la cama estaba tan tentadora, bien abrigadita, me acosté otra vez, cerré los ojos y le dije a doña ardilla —supuestamente entredormida—, que luego del desayuno iría a la farmacia a comprar una caja de levotiroxina, también unos parches dérmicos de buprenorfina que mi espalda requiere todavía.

Le pregunté si necesitaba algo extra para traerle en este corto viaje de casi 100 metros alejados de la casa; solo escuché la típica frase cotidiana que sale de los labios de una beata y pimentosa mujer cuando se lo propone sin siquiera lucir uno de sus sedosos velos multicolor y me propina un pellizco en la nalga para preguntar:

Oye, loquero, ¿y las tefilot?

Oh, sí, no hay mayor deleite que ese para nosotros: conectarse a los manantiales de las Alturas y desconectarse de los arenales y desiertos físicos es una sensación, un efecto que no estamos dispuestos a intercambiar por nada mientras empezamos con adicionales al ritual de netilat… tiempo de dos; tiempo de uno; tiempo de ejad.

Es un tiempo de vinculación y de respuestas; tiempo de peticiones y agradecimiento; tiempo de entregas; tiempo de orar; tiempo de la devoción y la abstracción; tiempos de pisar descalzos y de sujeción a normativas necesarias e inmanentes; tiempo de tiempos en donde concentrados en cada palabra que no sale solo del sidur, viajamos a esferas internas, que trascienden.

Luego de la última palabra sagrada susurrante de sus labios y del discreto enjugar de unas cuantas lágrimas que brotan sin obligación o presión alguna, volvemos a lo mismo, a lo humano, pero también importante: a meternos en la ducha para, como si fuera una banya, acompañados del agua caliente, chismear un buen rato de los sueños durante el REM.

Volvemos a apoyarnos con la vestida del cuerpo, la calzada de los pies y la secada del cabello porque aún parecemos el hambre fundida con la necesidad; volvemos a aquella vez en la que sin pensar entramos juntos a un palio nupcial… así de ridículos somos cuando, antes de bajar a compartir con los demás, agarramos los anillos que están en una caja de cristal de Baccarat que nos regaló mi mamá y recapitulamos otra vez un simular escénico de la entrega de las alianzas y el contrato matrimonial.

Cuando volvemos a decir más que un simple sí, acepto porque cada nueva boda se mezcla con singulares frases improvisadas que no solo la hacen sonrojar, meterme un codazo, y recordar las locuras que como amantes hemos cometido en pro de un mejor transitar conyugal, en pro de ser un mejor y tallado bashert privado.

Terminamos de desayunar y según el calendario que tenemos organizado en la nevera, era el turno de mi esposa de limpiar la mesa y el mío de lavar los platos, todos. No es desconocido que para las madres a veces no crecemos y más si andamos maltrechos, por eso, mi suegra quería que no cumpla con mi trabajo en el grifo por andar sujeto al bastón.

Después de besarle las manos, le dije que no me consienta, que mejor guarde esos apapachos de segunda yiddish mame cuando prepare la comida que más me gusta probar de su recetario tradicional y que pueden hacerme engordar con solo mirarlas porque a los ojos de una experimentada mujer que me lleva años luz de consejos e intuición, pues tengo cara de anémico, y mirada de algo más… a saber.

Ya cuando subí a ponerme un abrigo, sentí a alguien detrás de mí, inconfundible su aroma, lo reconozco a leguas así no se haya puesto uno de los perfumes que le regalé, ya con su pose al acercarse despacio y abrazarme por la retaguardia, entendí lo que quería decirme, por eso, solo le respondí que agarre la cartera en la que guarda el universo entero, que se ponga un suéter y se convierta en mucho más que mi temida guardaespaldas sin necesidad de un revólver o un juguetito extra de defensa personal que hace tiempo le regalé. La caminata se hizo eterna con el bastón, sin embargo, nos divertimos un rato dando pasitos de tortuga debido a mi condición porque recordamos aquel milenario refrán popular del yiddish:

Gey pavolye vestu gikher kumen... _{Camina despacio y llegarás más rápido.}

Salimos de la farmacia; durante el trayecto de regreso íbamos conversando y tuve que detener el paso porque recibí una llamada, era la madre de mi paciente agorafóbica de 15 años diciéndome que su hija, en un estado muy ansioso, quería verme para platicar y escuchar juntos la pieza de Monti.

Esta chica presentó de nuevo el mismo sueño, suele dibujarlo cada que se repite en ella de manera cíclica desde que fue víctima del acoso y abuso escolar por tener una afección relacionada con el lenguaje de la que sus compañeros de clase hicieron escarnio de manera violenta. Le dije a la señora que tomaría un taxi porque no puedo conducir, y así fue, dejé a Rebe en la casa y salí directo al domicilio de mi paciente.

Sé que a más de uno debió haberle pasado el hecho de que no escuchó bien hasta por una falta de lavado auditivo o por una molesta otitis; de que se trabó la lengua al leer un texto que generalmente suele hacerlo de manera fluida; de que no entendió algo por más que se lo hayan explicado con 'punto y seña'; de que al tener miedo escénico ante una presentación o al querer confesarle a la persona que ama sus escondidos sentimientos titubeó debido a los típicos, normales y clichés bichefos en el estómago.

De que por ahí se le olvidó una palabra que genere nexos en un escrito, o cometió una falta de ortografía digna de inquisición ante los ojos maliciosos de los (as) grammar nazis que infectan las redes; de que tuvo que contar con los dedos una simple sumatoria porque se le apagó o desconfiguró la calculadora o ábaco interno.

Sé que debieron haber pasado por estos ejemplos en cualquier faceta de la vida; pero, ¿qué pasa cuando estas eventuales molestias son persistentes y logran causar estigmatización por parte de los demás, así como una muy mala calidad de vida al tener una clara desconexión con el mundo que se prepara cada vez más para los avances tecnológicos y los metaversos, pero no lo hace para incluir personas con padecimientos mentales que no están en la lista de la Criminología porque su cerebro no es el de un psicópata serial?

COMUNICACIÓN

Se trata de una piedra angular de las relaciones interpersonales; cuando existe un evento traumático cerebral que comprometa las áreas de Broca y Wernicke, incluyendo la ínsula y algunas circunvoluciones; cuando hay un grado de discapacidad intelectual; cuando existen afecciones como labio y paladar hendido, así como también desajustes anatómicos y funcionales en la laringe, el sistema auditivo y áreas que intervienen en el habla; incluso por estar sometido a tratamientos con ciertos fármacos, un paciente no puede expresarse, no encuentra fluidez verbal, tampoco existe comprensión de parámetros en un diálogo que para otros incluso puede ser trivial; existe un deterioro en la adaptabilidad al entorno. En Psiquiatría, los trastornos de la comunicación son de cuatro tipos:

▹Trastorno de Lenguaje: Poco o inexistente vocabulario que los hace acreedores de un discurso deteriorado, desarmado, casi siempre inentendible. No existe una estructura gramatical y morfológica definida; hay una paupérrima sintaxis/semántica, las cuales, traen como consecuencia palabras disueltas en una oración sin sentido y peor propósito.

▹Trastorno Fonológico: Vaga o total inexistencia al generar la normal articulación de los fonemas que originan una palabra.

▹Trastorno del Tartamudeo: Alteración en la fluidez sea por repetición de letras o sílabas; también por la prolongación de sonidos; por cortes repentinos hasta de lexemas; y por circunloquios (es decir, el reemplazo de una palabra difícil por una 'fácil', esta última, no siempre coordina con el sentido general en una oración, es utilizada como un mal 'as bajo la manga', como un evitante de complicadas pronunciaciones).

▹ Trastorno Pragmático: Hay una clara alteración lingüística, en donde, no existe una interpretación, una comprensión del sentido de las palabras y las expresiones incluso corporales, tanto si actúa como emisor, así como receptor del lenguaje, esto, priva al paciente a tener o construir una sana interacción social. Suelen no seguir el 'hilo' de una plática grupal, por esa razón, tienden a ser introvertidos, aislados.

APRENDIZAJE

Se trata de una sucesión de mecanismos en los cuales el encéfalo adquiere y procesa destrezas, acciones, pensamientos, comportamientos incluso ético-morales. En Psiquiatría manejamos estos trastornos como dificultades y 'fracasos' secuenciales en la utilización del aprendizaje del tipo académico, declaramos a un paciente con estos padecimientos si al menos existen de 6 a 7 meses desde la aparición del primer síntoma.

Tres grados: Leve, moderado y profundo/severo. Son varios, y, aunque a todos los relacionen de manera empírica con el término general llamado dislexia, es necesario que en la historia clínica especifiquemos qué tipo de dificultad o patrón se encuentra presente:

▹ Dificultad ortotipográfica: Si alguien que escribe con faltas de ortografía, o se olvida un signo o lo reemplaza por otro que es incorrecto y no padece del trastorno no tiene por qué ser objeto de burlas, penas privativas de expresión, o de la sentencia capital por parte de mequetrefes que se creen dueños del Internet, que se autodenominan miembros, veedores y guardianes (sin sueldo y sin conocimiento lingüístico profesional por supuesto) de las reales academias de cada lengua materna existente en el planeta, mucho menos tendrían que trapear el piso con un paciente aquejado con disortografía.

▹ Dificultad de la expresión escrita: También llamada disgrafía, en donde existe un patrón alterado al escribir, en el estilo textual, incluso presentan un notorio error al plasmar letras o también al dividir párrafos por ideas principales, las cuales, tampoco son del todo claras.

▹ Dificultad en el proceso de la lectura: Los pacientes afectados con este patrón desarrollan una lectura poco fluida y precisa, casi siempre silábica, omiten y reemplazan palabras o fonemas dispares a la semántica general de la oración. Se suele incluir a la paralexia y alexia.

▹ Dificultad de comprensión textual: A diferencia de la anterior, el paciente lee con fluidez, sin embargo, le es casi imposible realizar una comprensión literal, crítica o interpretativa. Se suele incluir a la hiperlexia.

▹ Dificultad en el razonamiento numérico y matemático: Los pacientes tropiezan de manera constante en cuanto a la realización, resolución y comprensión de cálculos/problemas; yerran en la lectura y pronunciación de cifras, operaciones, números cardinales, signos matemáticos, etc. También llamada discalculia.

Cuando llegué a casa después de atender a mi paciente y dejarla más estable, Rebe me preguntó sobre mi día, le conté a breves rasgos lo que hice, entonces al terminar de escuchar solo respondió:

Man sieht sich immer zweimal im leben... _{Siempre te encuentras en la vida dos veces.}

Ese refrán me dejó pensando en un suceso que ocurrió una vez en el banco. Suele ser engorroso esperar mucho tiempo y notar que la no avanza la fila. Mi esposa y yo teníamos que realizar unos trámites y para acabar de rematar era lunes, había una cantidad considerable de personas esperando ser atendidas. Delante de nosotros estaba una muchacha que retrasaba la fluctuación normal porque intentaba pedirle algo al cajero, pero no sabía cómo.

Debido a que en la actualidad la mayoría de seres humanos lo quiere todo para más rápido que la velocidad de la luz, varios clientes se molestaron al ver que no avanzaban los turnos, que todo estaba estancado, sin embargo, no se preguntaron por qué, solo lanzaron juicios apresurados tanto para la persona que atendía como para la chica que si estaba en la fila era lógico que necesitaba solicitar ayuda o una guía.

Al existir reclamos más elevados a una simple murmuración, vino el supervisor y abrió otra caja para atender los requerimientos de forma rápida porque hubiese cometido un error gravísimo al sugerirle a una clienta que se fuera. Aunque teníamos afán por salir nos quedamos esperando hasta que por fin hizo aparición un hombre de 35 años, el cual nos aclaró, después de pedir disculpas, que su hermana menor padecía de tartamudeo.

Nos quedamos platicando con él luego de realizar nuestras diligencias y él reconoció su error garrafal: si el neuropsicólogo envió ejercicios de inserción social dentro de la terapia multimodal, ella debió tener la compañía de 'un adulto responsable', es decir, él como tutor debía, tenía que estar presente porque no sirvió de nada el hecho de que se quedara en el auto esperando a que la chica diera señales de vida.

Cuando estas cosas pasan, que no es infrecuente porque tengo varios casos de jóvenes con problemas de adaptación y aceptación debido al acoso que sufren en los colegios por sus condiciones, suelo notar un nulo entendimiento bidireccional por la falta de preparación que permita encarar situaciones cotidianas con pacientes que adolecen de trastornos neuropsiquiátricos.

Erróneamente, un conglomerado, no escaso, piensa que estas personas, o están solo recluidos en un manicomio, o no son dignos de gozar de la normalidad, de los afectos, de los placeres que la vida nos brinda a cada uno hasta en el área de la sexualidad responsable.

Mi paciente sigue aprendiendo puntos acerca de su realidad, ella es una joven que todos los días da un paso al frente ante crisis repetidas de ansiedad; hace un esfuerzo grande para encajar en un mundo desigual, pero, ¿y el resto?, ¿aquellos catalogados psiquiátrica y neurológicamente normales? Como una vez dije en una conferencia acerca de lo que considero verdadera inclusión:

La mente se va devaluando debido a una hiperinflación de pretensiones; la empatía se ha reducido a la nada; la sociedad se ha convertido en un gehena terrenal cada vez que considera un residuo inservible o descartable a un ser humano con trastornos psiquiátricos.

Ensalzan objetos inteligentes que se envuelven en circuitos y metales sustentando las exigencias efímeras de personalidades y cerebros huecos que saben que, aunque las discapacidades están presentes entre nosotros y requieren de un serio programa de inclusión, aún son 'platos de segunda mesa', aún siguen poniéndolas en el olvido, aún siguen creando tormentas que incluyen rayos de antipatía e indiferencia.

Gracias por acompañarnos en esta entrada de principio a fin. Quiera mi Amo, Creador y Sustentador, permitirnos a mi esposa y a mí compartir una nueva entrada con quien desee leer. Que no se apaguen sus ánimos, la paciencia y el buen humor. Que no les falte el sustento material y si están quebrantados en su salud que la sanidad completa los alcance. Nos vemos en otra entrega para seguir soltando chismes a través del teclado.

Tengan un buen inicio de semana.

Ha sido un placer y bendición escribir para ustedes, por ustedes, con ustedes.

Atte,

La familia RebeJumper ©