Cuando estuve en México y en Colombia había algo que me llamaba mucho la atención. Las personas que superaban la edad de los 50 se mostraban muy activas y eran protagonistas de muchos eventos. Eso me pareció grandioso, pero a la vez me llenó de tristeza. En Venezuela eso no ocurre. En mi país siempre he observado que la sociedad arrima al cincuentón para arriba a un lado, como si fuera un trasto inservible. Lo peor es que en la mayoría de los casos son los propios hijos los que llevan la batuta de esa acción.

Seguro más de uno pegará el grito al cielo por mi afirmación, pero es verdad. Los hijos pueden querer, admirar a sus padres, pero una vez que estos pasan los 50 y estos hijos se independizan, todo cambia. Las conversaciones comienzan a escasear y los intereses comunes se desvanecen. No estoy diciendo que el respeto desaparece junto con el amor, sino que pareciera que el que ha vivido más ya no es tan importante.

Gran parte de la población venezolana ha tenido que irse del país por razones políticas, sociales y económicas. La mayoría han sido menores de 50. En mi universo de amistades, todas las familias tienen hijos fuera del país buscando calidad de vida, un mejor futuro. Los que se quedan son mayores y no se van porque comenzar en otro país no es tan fácil como se piensa y lo otro es porque alguien debe cuidar el patrimonio; las casa, apartamentos, negocios. Las familias se han quebrado y el que se queda debe sobrevivir en un país en ruinas. Tampoco es fácil.

Conseguir trabajo después de los 50 o emprender en un país arruinado no es algo que llamé mucho la atención. Meditando sobre eso y gracias a una conversación con una amiga he tomado una decisión para colaborar, ayudar a esos que quieren emprender y no saben en qué. Hoy en día la tecnología está desatada y al alcance de la mano. Basta con tener un teléfono inteligente y con el sonar de los dedos estaremos al tanto de las noticias del planeta. También tenemos la opción de poder andar en el mundo del e-comerce. Es allí donde está mi foco.

Cuando hablaba con mi amiga, me decía que se descuidó y que la tecnología avanzó con pasos tan agigantados que quedó pasmada y eso le hizo sentirse ignorante, atrasada en el tiempo. Desde que decidí estudiar computación hace muchísimas lunas, nunca me separé de un computador. Conocí, los tarjetones, pasé por el D.O.S., Windows 3.1, 3.11 hasta la actualidad con Windows 11. Eso por el lado de Microsoft. También estuve frente a servidores IBM, Unisys, DELL y pare de contar. Fui de los primeros en tener celular, de los fundadores de Twitter y Facebook, también cree las primeras direcciones de correo electrónico de varias empresas, de la familia y mucho más. Me adapto fácilmente a la tecnología. Pase por la web 1, estoy en la 2 y tengo tres años en la 3. He hecho tutoriales de muchos sistemas y aplicaciones.

Esto me ha animado a querer ayudar mucha gente que se siente perdida. Por ello y aprovechando que tengo el don de que cuando explico se me entiende, pues me puse en acción. Al llegar a los 50 años es necesario reflexionar y renovarse. Hay que aprovechar la sabiduría adquirida y la curiosidad que sigue latente. La tecnología, lejos de ser un obstáculo, se convierte en un conductor hacia nuevas formas de comunicación y conocimiento. Es vital estar al día en esta sociedad cambiante.

Tener más de 50 años y estando al día, el futuro es un lienzo de posibilidades en donde podemos reinventarnos profesionalmente o dedicarnos a pasiones postergadas. Entonces, pensando que la vida después de los 50 no es un ocaso, sino un nuevo amanecer, me he propuesto crear tutoriales (ya he hecho algunos para mi canal de YouTube) compartir conocimientos, despejar dudas, en conclusión, ayudar.

Por cierto, que abrí una nueva cuenta de Instagram en donde estoy aplicando eso que les acabo de contar y la sorpresa ha sido que no solo los cincuentones se han arrimado, sino que hay jóvenes que también siente que se pueden beneficiar.

En resumen, lo más probable es que en mi estancia en Blurt sea para extender mi misión. La vida no se detiene con la edad, sino que se enriquece y se transforma. Este pensamiento me gusta.