Criaturas Atmósfericas (¿Ficción?) [ESP/ENG]

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En el apacible pueblo de Bozoc, Romina Santander tenía una rutina nocturna después de visitar a sus abuelos: pedalear en su bicicleta por los caminos tranquilos de la localidad. En esa cálida noche, los grillos orquestaban su melodía nocturna mientras Romina regresaba a casa.

Al pasar por el hogar de los Martínez, cercana a un callejón baldío, los grillos cesaron su canto y un silencio inquietante envolvió la escena. Inesperadamente, Romina avistó en el cielo una criatura extraña, una especie de nube gaseosa con tonalidades blancas, similar al algodón de azúcar y con unos tentáculos. Petrificada, observó cómo la criatura se movía lentamente, como si estuviera buscando algo en la quietud de la noche. Instintivamente, se escondió entre unos arbustos para no ser detectada, mientras la criatura monstruosa desapareció de la misma forma en que apareció.

La mañana siguiente, Romina guardó silencio sobre su encuentro con la criatura. Consciente de que compartir su experiencia la haría parecer una persona excéntrica, optó por mantener el misterio en secreto. Sin embargo, la llegada de forasteros al pueblo cambió el curso de las cosas.

En la tienda del señor Ricardo, el chismoso local, Romina se enteró de la presencia de científicos en Bozoc. Entre ellos se encontraba el Dr. Alex Morgan, un biólogo, acompañado de Sofía Ramírez, bioquímica, y Lucas Porcel, geólogo. Intrigada, pero decidida a no revelar su encuentro con la criatura, Romina fue abordada por el Dr. Morgan, quien con actitud arrogante y curiosa le preguntó si había visto algo extraño en el pueblo.

Negándose a hablar con él, Romina enfrentó al científico con firmeza. El Dr. Morgan, persistente, se presentó ante todos en la tienda, anunciando la presencia de su equipo y la necesidad de la cooperación de los lugareños en sus investigaciones. Mientras se dirigía nuevamente a Romina, ella optó por retirarse, despreciando la insistencia del científico. La actitud de Romina levantó sospechas en el Dr. Morgan, quien, intrigado por la joven, decidió investigar más a fondo.

En las noches sucesivas, Romina se encontraba inquieta y desconcertada por lo que había presenciado en el cielo de Bozoc. Los científicos continuaban su investigación en el pueblo, y la joven sentía una creciente sensación de paranoia. Se volvía cautelosa con sus acciones, temiendo que cualquier paso en falso podría atraer la atención no deseada de estos científicos extraños.

Una tarde, mientras Romina paseaba por el mercado del pueblo, notó que el Dr. Alex la observaba de cerca. La incomodidad se apoderó de ella, pero trató de mantener la calma. Sin embargo, el biólogo se le acercó con una expresión inquisitiva.

—Necesito hablar contigo —dijo Alex con seriedad.

Ella, sintiendo la presión en sus hombros, accedió a escuchar lo que el científico tenía que decir. Se dirigieron a un rincón apartado del mercado, lejos de miradas indiscretas.

—Sé que viste algo inusual. Necesito saber exactamente qué fue.

Romina, aún nerviosa, titubeó antes de confesar lo que había presenciado. Le describió la criatura en forma de nube gaseosa y cómo desapareció, también le indicó el lugar del avistamiento.

—No sé qué está pasando, pero no puedo permitir que nadie más se entere de esto, ¿entiendes, niña? —le dijo Alex bruscamente.

Romina lo miró fijamente, pensando en la situación—Yo no diré nada, déjame en paz y no soy una niña, tengo 18 años —le advirtió mientras salía corriendo.

Ya en la noche, los científicos fueron al lugar de la aparición para intentar descubrir a la criatura. Romina decidió infiltrarse en la zona de investigación; tenía miedo, pero su curiosidad era mayor. La operación de infiltración era arriesgada, pero la joven logró acercarse al lugar donde se encontraba la criatura nuevamente. Observó con asombro cómo los científicos apuntaban una extraña máquina hacia la misteriosa nube en el cielo. La máquina zumbaba con energía, y la criatura parecía reaccionar de alguna manera.

—¿Qué estarán haciendo? —susurró Romina, asombrada y confundida.

Antes de que pudiera entender completamente la situación, un ruido repentino la hizo girar. Lucas Porcel, el geólogo del grupo, la había descubierto. Con una mirada fría, le ordenó que se alejara inmediatamente.

—No deberías estar aquí. Este asunto no te concierne —advirtió Lucas con firmeza, tomándola del brazo con violencia.

Pero en ese momento, el Dr. Alex le ordena a Porcel que la suelte, pero al hombre no le gusta lo suave que es Alex con Romina. Le advirtió que lo que está haciendo está mal y que sus superiores se enterarían. Entonces, el doctor Alex Morgan le lanza un golpe con su puño, que lo dejó en el suelo.

Romina, asustada, intenta huir corriendo con gran velocidad, pero el doctor va detrás de ella. La joven tropieza al mirar al cielo y observar a la criatura ser succionada por el extraño aparato de los científicos. Sin aliento y temblando, se levantó rápidamente y continuó corriendo. El Dr. Morgan la perseguía implacablemente, pero la joven logró perderlo en la oscuridad de los callejones. Mientras se escondía, escuchó los gritos y la conmoción detrás de ella, sintiendo el peso de la traición en el aire.

Romina, aún aturdida despertó en un lugar desconocido, rodeada por los científicos y una atmósfera extraña que la envolvía. Se incorporó lentamente y, con voz temblorosa, preguntó qué estaba sucediendo.

El Dr. Morgan, con semblante más sereno, se acercó a Romina y le explicó la verdadera naturaleza de la criatura atmosférica. Reveló que habían estado persiguiendo a estas criaturas elusivas durante mucho tiempo, pero su aparición siempre era fugaz y difícil de estudiar. La presencia de Romina, por alguna razón, estaba vinculada a la visibilidad de está criatura en específico.

—Necesitamos tu ayuda, Romina. La criatura se volvió invisible tras el desequilibrio que causamos, le robamos una parte de su cuerpo, y solo tú pareces tener la conexión necesaria para hacer que vuelva a ser visible —explicó el Dr. Morgan.

Con un sentido de urgencia, Romina aceptó la tarea, consciente de la importancia de su contribución, aunque no entendía el porque tal conexión con esa criatura. Los científicos la llevaron de regreso al lugar donde habían estado operando, y Romina, con determinación, se dispuso a ser el puente entre dos mundos aparentemente inconexos: el de los científicos y el de la misteriosa criatura atmosférica.

Mientras se acercaban al punto de avistamiento, Romina se preparó para desencadenar la aparición de la criatura. Los científicos observaban con atención, conscientes de que el futuro del pueblo y el equilibrio del ecosistema dependían de la colaboración con la joven. El destino de Bozoc y la conexión entre Romina y las bestias atmosféricas se mantenían en un delicado equilibrio, listos para revelar nuevas sorpresas en la trama de este enigma celestial.

Romina inhaló profundamente, sintiendo la presión de la tarea que tenía por delante. Llegaron al lugar del avistamiento, y la joven se detuvo, cerrando los ojos para concentrarse. Intentó conectar con la criatura, recordando la extraña nube gaseosa que había visto en el cielo.

De repente, en la penumbra de la noche, la criatura atmosférica empezó a materializarse lentamente. Romina, con asombro y emoción, observó cómo la forma etérea se volvía visible ante sus ojos. La criatura, aunque aún débil, irradiaba una energía única.

El Dr. Morgan y su equipo, maravillados, comenzaron a recoger datos y observar cada detalle de la criatura que se revelaba. Explicaron que, al perturbar su entorno, habían extraído una parte de su sustancia, lo que la hizo invisible. La conexión especial de Romina con la criatura, hasta ahora inexplicada, se convirtió en la clave para revertir el daño causado.

Romina, emocionada y aliviada, se mantuvo cerca de la criatura mientras los científicos trabajaban. Entre ellos, Sofía Ramírez ideó una manera de devolver la sustancia perdida y restaurar la invisibilidad natural de la criatura, permitiéndole integrarse nuevamente con la atmósfera.

Con cuidado y precisión, llevaron a cabo el proceso. Romina, en un gesto de simbiosis única, sintió cómo la criatura respondía a su presencia. Poco a poco, la criatura se volvía más etérea, fusionándose con el entorno y desapareciendo gradualmente de la vista.

El equilibrio atmosférico se restauró, y la calma regresó a Bozoc. Romina, aún procesando la magnitud de su experiencia, se sintió agradecida por haber sido parte de la solución. Los científicos, reconocidos por su papel crucial en la resolución del problema, partieron del pueblo dejando tras de sí un aire de gratitud y aprendizaje mutuo.

Bozoc, con sus noches de paseos en bicicleta y la melodía de los grillos, volvió a ser un remanso de tranquilidad. Romina, aunque marcada por la extraordinaria conexión con las bestias atmosféricas, seguía adelante con su vida, sabiendo que algunos misterios solo pueden resolverse cuando se entrelazan los hilos de la naturaleza y la colaboración humana.

In the peaceful town of Bozoc, Romina Santander had a nightly routine after visiting her grandparents: cycling through the quiet paths of the locality. On that warm night, crickets orchestrated their nocturnal melody as Romina headed back home.

Passing by the Martinez's home, near a vacant alley, the crickets ceased their song, and an unsettling silence enveloped the scene. Unexpectedly, Romina spotted a strange creature in the sky—a kind of gaseous cloud with white hues, similar to cotton candy and with tentacles. Petrified, she observed as the creature moved slowly, as if searching for something in the stillness of the night. Instinctively, she hid among some bushes to avoid detection, while the monstrous creature vanished in the same manner it appeared.

The next morning, Romina kept silent about her encounter with the creature. Aware that sharing her experience would make her seem eccentric, she chose to keep the mystery a secret. However, the arrival of outsiders to the town changed the course of things.

In Mr. Ricardo's store, the local gossip, Romina learned about the presence of scientists in Bozoc. Among them was Dr. Alex Morgan, a biologist, accompanied by Sofia Ramirez, a biochemist, and Lucas Porcel, a geologist. Intrigued but determined not to reveal her encounter with the creature, Romina was approached by Dr. Morgan, who, with an arrogant and curious attitude, asked if she had seen anything strange in the town.

Refusing to speak with him, Romina confronted the scientist firmly. Dr. Morgan, persistent, introduced himself to everyone in the store, announcing the presence of his team and the need for cooperation from the locals in their investigations. As he addressed Romina again, she chose to withdraw, disregarding the scientist's insistence. Romina's attitude raised suspicions in Dr. Morgan, who, intrigued by the young woman, decided to investigate further.

In the subsequent nights, Romina felt uneasy and bewildered by what she had witnessed in Bozoc's sky. The scientists continued their research in the town, and the young woman felt a growing sense of paranoia. She became cautious with her actions, fearing that any misstep could attract the unwanted attention of these strange scientists.

One afternoon, as Romina strolled through the town market, she noticed Dr. Alex watching her closely. Discomfort overwhelmed her, but she tried to remain calm. However, the biologist approached her with an inquisitive expression.

—I need to talk to you—Alex said seriously.

Feeling the pressure on her shoulders, she agreed to listen to what the scientist had to say. They headed to a secluded corner of the market, away from prying eyes.

—I know you saw something unusual. I need to know exactly what it was.

Still nervous, Romina hesitated before confessing what she had witnessed. She described the creature in the form of a gaseous cloud and how it disappeared, also indicating the location of the sighting.

—I don't know what's happening, but I can't let anyone else find out about this, understand, young lady?—Alex said abruptly.

Romina stared at him, contemplating the situation—I won't say anything. Leave me alone, and I'm not a child; I'm 18 years old—she warned as she ran off.

In the evening, the scientists went to the site of the appearance to try to discover the creature. Romina decided to infiltrate the research area; she was afraid, but her curiosity was stronger. The infiltration operation was risky, but the young woman managed to get close to where the creature was again. She watched in amazement as the scientists aimed a strange machine at the mysterious cloud in the sky. The machine hummed with energy, and the creature seemed to react in some way.

—What are they doing?—Romina whispered, amazed and confused.

Before she could fully understand the situation, a sudden noise made her turn. Lucas Porcel, the group's geologist, had discovered her. With a cold look, he ordered her to move away immediately.

—You shouldn't be here. This matter does not concern you—Lucas warned firmly, taking her arm with violence.

But at that moment, Dr. Alex ordered Porcel to let her go, but the man didn't like how gentle Alex was with Romina. He warned that what he was doing was wrong and that his superiors would find out. Then, Dr. Alex Morgan threw a punch at Porcel, leaving him on the ground.

Terrified, Romina tried to flee with great speed, but the doctor followed her. The young woman stumbled as she looked at the sky and saw the creature being sucked in by the strange device of the scientists. Breathless and trembling, she quickly got up and continued running. Dr. Morgan pursued her relentlessly, but the young woman managed to lose him in the darkness of the alleys. As she hid, she heard the shouts and commotion behind her, feeling the weight of betrayal in the air.

Romina, still dazed, woke up in an unknown place, surrounded by the scientists and an atmosphere that felt strange. She slowly sat up and, with a trembling voice, asked what was happening.

TheDr. Morgan, with a calmer demeanor
approached Romina and explained the true nature of the atmospheric creature. He revealed that they had been pursuing these elusive creatures for a long time, but their appearance was always fleeting and challenging to study. Romina's presence, for some reason, was linked to the visibility of this specific creature.

—We need your help, Romina. The creature turned invisible after the imbalance we caused. We took a part of its body, and only you seem to have the necessary connection to make it visible again—Dr. Morgan explained.

With a sense of urgency, Romina accepted the task, aware of the importance of her contribution, although she didn't understand why she had such a connection with that creature. The scientists took her back to the operating site, and Romina, determined, prepared to be the bridge between two seemingly unrelated worlds: that of the scientists and that of the mysterious atmospheric creature.

As they approached the sighting point, Romina prepared to trigger the appearance of the creature. The scientists watched attentively, aware that the town's future and the ecosystem's balance depended on the collaboration with the young woman. The fate of Bozoc and the connection between Romina and the atmospheric beasts hung in a delicate balance, ready to reveal new surprises in the plot of this celestial enigma.

Romina took a deep breath, feeling the weight of the task ahead. They reached the sighting location, and the young woman stopped, closing her eyes to concentrate. She tried to connect with the creature, remembering the strange gaseous cloud she had seen in the sky.

Suddenly, in the dimness of the night, the atmospheric creature began to materialize slowly. Romina, with amazement and excitement, watched as the ethereal form became visible before her eyes. The creature, although still weak, radiated a unique energy.

Dr. Morgan and his team, amazed, began collecting data and observing every detail of the creature revealing itself. They explained that by disturbing its environment, they had extracted a part of its substance, making it invisible. Romina's special connection with the creature, hitherto unexplained, became the key to reversing the damage.

Romina, excited and relieved, stayed close to the creature as the scientists worked. Among them, Sofia Ramirez devised a way to return the lost substance and restore the creature's natural invisibility, allowing it to integrate again with the atmosphere.

With care and precision, they carried out the process. Romina, in a gesture of unique symbiosis, felt how the creature responded to her presence. Gradually, the creature became more ethereal, merging with the surroundings and disappearing gradually from view.

Atmospheric balance was restored, and calm returned to Bozoc. Romina, still processing the magnitude of her experience, felt grateful for being part of the solution. The scientists, recognized for their crucial role in solving the problem, left the town behind, leaving an air of gratitude and mutual learning.

Bozoc, with its nights of bicycle rides and the melody of crickets, became a haven of tranquility again. Romina, marked by the extraordinary connection with the atmospheric beasts, moved forward with her life, knowing that some mysteries can only be resolved when the threads of nature and human collaboration intertwine.


Esta historia surgió hace unos tres días, inspirada después de ver un vídeo sobre estas criaturas. La idea se me ocurrió al reflexionar sobre la posibilidad de que existan eos seres en otros planetas gaseosos. Curiosamente, recordé un sueño que tuve en el que criaturas similares surcaban el cielo azul, antes de saber que podían existir.
He intentado subir esta historia como 30 veces y no he podido, a cada rato suceden eventos que me lo impiden...

This story emerged about three days ago, inspired after watching a video about these creatures. The idea occurred to me while pondering the possibility of such beings existing on other gas planets. Interestingly, I recalled a dream where similar creatures soared through the blue sky before knowing they could exist.
I've tried uploading this story about 30 times, but I haven't been able to; events keep happening that prevent me from doing so.

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Baner y Separador creados en Canva
Traducido al inglés con Deep Translator

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muy bueno jcchelme. lo imagine todo tipo película, jaja, me extrañó que los científicos no tenían la intensión de destruir o atrapar a las criatura que es lo mas normal en estas narrativas, jeje. thankssss