-El Enigma del Lago Esmeralda//Capítulo 1: La Herencia de Josefina Leer Aquí
Al día siguiente, Natalia decidió que no podía ignorar más los sucesos extraños. Aunque las palabras de Agustín la hacían dudar, algo dentro de ella la impulsaba a descubrir la verdad. Después de desayunar, le propuso a Agustín que la acompañara a investigar el lago.
—Si realmente crees que fue solo una pesadilla, entonces no tendrás problema en venir conmigo —dijo Natalia, desafiándolo.
—Está bien, pero espero que esto ponga fin a tus paranoias —respondió Agustín, suspirando.
Armados con una linterna y una cámara, caminaron hacia la orilla del lago al anochecer. La atmósfera era tranquila, casi demasiado silenciosa, y la luz de la linterna danzaba sobre el agua, dando una falsa sensación de calma. Natalia comenzó a explorar la zona, buscando alguna pista que pudiera explicar sus visiones.
Tras una hora de búsqueda sin resultados, Agustín se impacientó.
—Naty, no hay nada aquí. Solo estás viendo cosas que no existen.
Natalia, frustrada, se sentó en una roca cerca del agua, mirando fijamente al lago.
—No puede ser que todo esto sea producto de mi imaginación. Hay algo aquí, lo siento.
Justo cuando Agustín iba a responder, un sonido inusual rompió el silencio. Parecía un susurro, pero provenía del agua. Ambos se giraron hacia el lago y vieron una burbuja emerger, seguida de una figura oscura moviéndose debajo de la superficie.
Agustín dio un paso atrás, sorprendido. Natalia, aunque aterrorizada, decidió acercarse más. La figura emergió lentamente, revelando un rostro humanoide con ojos brillantes, idénticos a los que había visto en su "pesadilla".
—¿Quién eres? —preguntó Natalia, tratando de controlar su miedo.
La criatura no respondió con palabras, pero sus ojos reflejaban una profunda tristeza. Extendió una mano, como invitándola a acercarse. Natalia, movida por una mezcla de curiosidad y empatía, se inclinó hacia adelante y tocó la mano de la criatura.
De repente, una serie de imágenes invadió su mente. Vio a su abuela Josefina en su juventud, junto a un hombre que reconoció como su abuelo. Vio cómo, desesperado por salvar a su esposa de una enfermedad mortal, su abuelo había hecho un pacto con una fuerza sobrenatural del lago. La criatura le mostró imágenes más recientes, revelando un secreto oscuro.
Natalia vio a su abuela en el huerto de la casa, subiendo una escalera para recoger manzanas. De repente, una sombra apareció detrás de ella y la empujó. Josefina cayó, golpeándose fatalmente la cabeza. La sombra se giró y Natalia quedó horrorizada al reconocer a Agustín.
Las imágenes cesaron y mujer retrocedió, incrédula y llena de angustia. La criatura desapareció en las aguas del lago, dejando a Natalia sola con su terror.
—¿Qué viste? —preguntó Agustín, acercándose.
Natalia, temblando, lo miró con nuevos ojos, llenos de desconfianza y miedo.
—Tú... Tú la mataste —susurró, retrocediendo más.
—¿De qué estás hablando? —dijo Agustín, tratando de acercarse a ella.
—Vi lo que hiciste. Empujaste a mi abuela. Tú eres el asesino.
Agustín trató de defenderse, pero Natalia no podía escuchar nada más. La evidencia era clara para ella y, sintiendo que su vida también estaba en peligro, intentó correr de regreso a la casa, pero Agustín la tomó del cuello y la arrastró hacia el lago.
—Eres una tonta, igual que tu abuela —dijo con desprecio mientras la empujaba hacia el agua—. Tenía mucho dinero guardado en esa casa y yo lo obtuve. Siempre lo quise.
Natalia luchaba por respirar mientras forcejeaban, pero la fuerza de Agustín era abrumadora. Desesperada, intentó liberarse, pero parecía inútil.
—Tu abuela era tan estúpida como tú. Pensé que no encontraría el dinero, pero lo hice. Y ahora, tú también te irás —dijo Agustín con una sonrisa malévola.
Justo cuando Natalia pensaba que todo estaba perdido, la criatura emergió del lago nuevamente. Con una fuerza sobrehumana, tomó al hombre y lo arrastró al agua, liberando así a Natalia. Agustín gritaba pidiendo auxilio, pero su novia, llena de una mezcla de terror y alivio, observó cómo la criatura lo arrastraba hasta desaparecer en las profundidades del lago.
Respirando con dificultad, la mujer se desplomó en la orilla, mirando fijamente el lago. Su cuerpo temblaba y su mente era un torbellino de emociones. La criatura había desaparecido, llevándose a Agustín con ella, y dejándola sola con la oscuridad de la noche y el sonido del agua calmándose nuevamente.
Se levantó lentamente, sintiendo cómo sus músculos protestaban por el esfuerzo. Miró alrededor, asegurándose de que realmente estaba sola. Caminó hacia la casa, tambaleándose ligeramente, y se dejó caer en el porche. La linterna y la cámara yacían olvidadas en el suelo.
Con las manos temblorosas, Natalia sacó su teléfono y marcó el número de la policía. No sabía cómo explicar todo lo que había pasado, pero sabía que debía intentarlo. Mientras esperaba a que contestaran, su mirada se dirigió hacia el lago una vez más, intentando procesar la increíble y terrorífica noche que acababa de vivir.
—¿Policía? Necesito ayuda. Ha habido un... un accidente en el Lago Esmeralda. Mi novio... él... creo que está muerto —dijo, su voz quebrándose al final.
Las palabras salían torpemente, mezcladas con sollozos, mientras trataba de explicar lo sucedido sin sonar completamente loca. Minutos después, las sirenas rompieron el silencio de la noche, acercándose rápidamente a la casa. Natalia se sintió aliviada, aunque también sabía que esto solo era el comienzo de una nueva serie de interrogatorios y explicaciones.
Los oficiales llegaron y comenzaron a hacerle preguntas, tratando de entender la situación. Natalia contó la historia, omitiendo lo sobrenatural, y se centró en lo que Agustín había confesado antes de intentar matarla. Les mostró el lugar donde había ocurrido el forcejeo, y aunque no había rastros de Agustín, los oficiales tomaron en serio sus palabras, dada la gravedad de las acusaciones.
Durante los días siguientes, Natalia se quedó en la casa de su abuela, sintiendo una extraña mezcla de paz y tristeza. La policía continuó investigando, y aunque no encontraron el cuerpo de Agustín, tampoco desestimaron la versión de Natalia. El caso de la muerte de su abuela fue reabierto, y la historia de la herencia y el dinero escondido se convirtió en el centro de atención.
Una tarde, mientras miraba el lago desde el porche, Natalia sintió una presencia a su lado. Se giró, esperando ver la criatura, pero no había nada. Sin embargo, una sensación de calma la envolvió. Se dio cuenta de que, de alguna manera, su abuela y su abuelo estaban en paz. Habían protegido su legado y su vida, incluso desde más allá.
Decidida a empezar de nuevo, comenzó a arreglar la casa, sacando lo viejo y dejando entrar lo nuevo. Sabía que siempre llevaría consigo la experiencia de aquella noche, pero también sabía que no podía dejar que el miedo dominara su vida. Cada vez que miraba el lago, recordaba el sacrificio de sus abuelos y el extraño protector que había emergido de sus aguas.
Así, con el paso del tiempo, Natalia encontró la fuerza para seguir adelante, honrando la memoria de su abuela y enfrentando el futuro con renovada determinación. Aunque los misterios del Lago Esmeralda nunca serían completamente resueltos, ella había encontrado su propia paz en medio del enigma.
The next day, Natalia decided she could no longer ignore the strange occurrences. Although Agustín's words made her doubt, something inside her pushed her to uncover the truth. After breakfast, she suggested to Agustín that he accompany her to investigate the lake.
—If you really think it was just a nightmare, then you won't have any problem coming with me —Natalia said, challenging him.
—Fine, but I hope this puts an end to your paranoia —Agustín responded, sighing.
Armed with a flashlight and a camera, they walked towards the lake shore at dusk. The atmosphere was tranquil, almost too quiet, and the flashlight’s beam danced over the water, giving a false sense of calm. Natalia began to explore the area, searching for any clue that could explain her visions.
After an hour of fruitless searching, Agustín grew impatient.
—Naty, there’s nothing here. You’re just seeing things that don’t exist.
Frustrated, Natalia sat on a rock near the water, staring at the lake.
—It can’t be that all of this is just my imagination. There’s something here, I can feel it.
Just as Agustín was about to respond, an unusual sound broke the silence. It sounded like a whisper, but it came from the water. They both turned towards the lake and saw a bubble rise, followed by a dark figure moving beneath the surface.
Agustín stepped back, surprised. Natalia, although terrified, decided to get closer. The figure slowly emerged, revealing a humanoid face with glowing eyes, identical to those she had seen in her "nightmare."
—Who are you? —Natalia asked, trying to control her fear.
The creature did not respond with words, but its eyes reflected deep sadness. It extended a hand, as if inviting her to come closer. Natalia, moved by a mixture of curiosity and empathy, leaned forward and touched the creature’s hand.
Suddenly, a series of images flooded her mind. She saw her grandmother Josefina in her youth, with a man she recognized as her grandfather. She saw how, desperate to save his wife from a fatal illness, her grandfather had made a pact with a supernatural force from the lake. The creature showed her more recent images, revealing a dark secret.
Natalia saw her grandmother in the garden of the house, climbing a ladder to pick apples. Suddenly, a shadow appeared behind her and pushed her. Josefina fell, fatally injuring her head. The shadow turned around, and Natalia was horrified to recognize Agustín.
The images ceased and Natalia stepped back, incredulous and filled with anguish. The creature disappeared into the waters of the lake, leaving Natalia alone with her terror.
—What did you see? —Agustín asked, approaching.
Natalia, trembling, looked at him with new eyes, filled with distrust and fear.
—You... You killed her —she whispered, stepping back further.
—What are you talking about? —Agustín said, trying to get closer to her.
—I saw what you did. You pushed my grandmother. You’re the murderer.
Agustín tried to defend himself, but Natalia could not hear anything more. The evidence was clear to her, and feeling that her life was also in danger, she attempted to run back to the house, but Agustín grabbed her by the neck and dragged her towards the lake.
—You’re a fool, just like your grandmother —he said with contempt as he pushed her towards the water—. I had a lot of money hidden in that house and I got it. I always wanted it.
Natalia struggled to breathe as they fought, but Agustín's strength was overwhelming. Desperate, she tried to free herself, but it seemed useless.
—Your grandmother was as stupid as you. I thought I wouldn’t find the money, but I did. And now, you’re going too —Agustín said with a malevolent smile.
Just when Natalia thought all was lost, the creature emerged from the lake again. With superhuman strength, it seized the man and dragged him into the water, thus freeing Natalia. Agustín screamed for help, but his girlfriend, filled with a mix of terror and relief, watched as the creature dragged him away, disappearing into the depths of the lake.
Breathing heavily, Natalia collapsed on the shore, staring at the lake. Her body trembled, and her mind was a whirlwind of emotions. The creature had vanished, taking Agustín with it, leaving her alone with the darkness of the night and the sound of the water calming once more.
She slowly got up, feeling her muscles protest from the effort. She looked around, ensuring she was truly alone. She walked towards the house, swaying slightly, and collapsed on the porch. The flashlight and camera lay forgotten on the ground.
With trembling hands, Natalia took out her phone and dialed the police. She didn’t know how to explain everything that had happened, but she knew she had to try. As she waited for them to answer, her gaze turned towards the lake once more, trying to process the incredible and terrifying night she had just lived through.
—Police? I need help. There’s been an... an accident at Lake Esmeralda. My boyfriend... he... I think he’s dead —she said, her voice breaking at the end.
The words came out clumsily, mixed with sobs, as she tried to explain what happened without sounding completely insane. Minutes later, sirens broke the silence of the night, quickly approaching the house. Natalia felt relieved, though she knew this was only the beginning of a new series of interrogations and explanations.
The officers arrived and began asking her questions, trying to understand the situation. Natalia told the story, omitting the supernatural elements, and focused on what Agustín had confessed before attempting to kill her. She showed them the place where the struggle had occurred, and although there were no traces of Agustín, the officers took her words seriously, given the gravity of the accusations.
In the following days, Natalia stayed in her grandmother’s house, feeling a strange mix of peace and sadness. The police continued their investigation, and although they did not find Agustín’s body, they did not dismiss Natalia’s account. Her grandmother’s death case was reopened, and the story of the inheritance and hidden money became the center of attention.
One afternoon, while watching the lake from the porch, Natalia felt a presence beside her. She turned, expecting to see the creature, but there was nothing. However, a sense of calm enveloped her. She realized that, somehow, her grandparents were at peace. They had protected their legacy and their lives, even from beyond.
Determined to start anew, she began to clean the house, removing the old and letting the new in. She knew she would always carry the experience of that night with her, but she also knew she could not let fear dominate her life. Every time she looked at the lake, she remembered her grandparents' sacrifice and the strange protector that had emerged from its waters.
Thus, with time, Natalia found the strength to move forward, honoring her grandmother’s memory and facing the future with renewed determination. Although the mysteries of Lake Esmeralda would never be completely resolved, she had found her own peace amid the enigma.
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