[ESP/ENG] La Travesía del Corazón / Capitulo 3: Encuentros y Desencuentros

in blurt-1683810 •  10 months ago 

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Al amanecer, la luz del sol se filtraba suavemente a través de las ventanas empolvadas del gimnasio, esparciendo haces dorados sobre el cuadrilátero y las pesadas bolsas de boxeo que colgaban inmóviles. Era un nuevo día, pero para David, parecía más un renacimiento, una oportunidad para despejar las nubes de incertidumbre y conflicto que habían oscurecido su mente la noche anterior. Se había quedado dormido en el banco del vestuario, rendido no tanto por el agotamiento físico como por el peso de sus reflexiones, sumergido en un mar de pensamientos sobre Jen, Larissa, y el campeonato que se avecinaba. A medida que los primeros rayos del alba iluminaban el gimnasio, se levantó con una determinación renovada; la tormenta interior había dado paso a una calma reflexiva, una claridad que había estado buscando.

A medida que el gimnasio cobraba vida con el ruido característico del entrenamiento; el golpear rítmico contra las bolsas de boxeo; el rechinar del ring bajo el peso de los luchadores en movimiento; y el murmullo constante de voces animadas. David encontró en esos sonidos familiares una banda sonora diferente a su día. Había un palpitar en el aire, una sensación de cambio inminente que lo hacía moverse con un propósito más definido.

Dentro del cuadrilátero, cada movimiento que realizaba estaba cargado de una nueva energía. Sus golpes eran precisos, sus esquivas, elegantes. Se sentía revitalizado, con una fuerza que parecía emanar desde lo más profundo de su ser. Aunque sus pensamientos aún se desviaban ocasionalmente hacia el recuerdo del beso con Jen, su enfoque estaba fijado en el horizonte, en el desafío que lo esperaba. La competencia no sería solo una batalla de fuerza y habilidad, sino también un enfrentamiento con sus propias emociones, ahora más turbulentas que nunca.

En medio de su concentración, la puerta del gimnasio se abrió con un chirrido que cortó el aire cargado de adrenalina. Jen entró, su figura recortada contra la luz del sol que se colaba desde el exterior. David se detuvo, el corazón latiéndole con fuerza, sorprendido no por el esfuerzo físico sino por la súbita presencia de ella. La mirada de Jen estaba fija en él, un brillo de determinación en sus ojos que no pudo ignorar.

—Necesitamos hablar —su voz era firme, aunque suavizada por la emoción palpable en su tono.

Con un gesto de cabeza, David accedió. Caminaron hacia una esquina tranquila del gimnasio, alejada del bullicio del entrenamiento, un pequeño oasis de calma. Sentados uno frente al otro, el aire entre ellos vibraba con la tensión de palabras no dichas, de sentimientos no expresados.

—Lo siento por cómo me fui anoche —Jen rompió el silencio, su voz temblorosa—. Lo que sucedió... me sorprendió. No estaba preparada para sentir... todo eso.

David la observaba atentamente, capturando cada matiz de su expresión, cada titubeo en su voz. Este era el momento de la verdad, un cruce de caminos para ambos.

—A mí también me sorprendió —confesó David, su voz baja pero clara—. Pero no me arrepiento del beso. Lo que me preocupa es cómo esto afectará nuestra amistad. Tú eres como una hermana para mí.

Jen desvió la mirada, las lágrimas asomando en sus ojos, una mezcla de dolor y comprensión reflejada en su rostro.

—Entiendo, David —sus palabras eran casi un susurro—. Tal vez sea mejor dejar las cosas como están.

Se levantó, la distancia entre ellos ahora no solo física sino emocional, un abismo de palabras no dichas y oportunidades perdidas. David extendió la mano, un gesto instintivo para retenerla, pero Jen ya se estaba alejando, su silueta cada vez más pequeña contra la luz que inundaba el gimnasio.

La jornada continuó, cada uno absorto en sus tareas, pero la distancia entre ellos era palpable, un silencio incómodo llenando el espacio donde antes solía haber camaradería.

Fue entonces cuando la puerta se abrió de nuevo, y una figura desconocida entró, atrayendo las miradas de todos. Una mujer de belleza radiante, su presencia llenando el gimnasio de una energía diferente. David y su amigo Erick, inmersos en su entrenamiento, apenas notaron su llegada hasta que ella se dirigió directamente hacia el ring, su voz resonando con alegría.

—¡David!

Él se detuvo, su corazón se paralizó por un instante antes de reconocerla. Bajó del ring y corrió hacia Larissa, con una mezcla de incredulidad y felicidad. Por un momento, el mundo pareció detenerse, el bullicio del gimnasio amortiguado por el latido de su corazón en sus oídos. Con cada paso que Larissa daba hacia él, los recuerdos de sus momentos juntos en Brasil inundaban su mente, Se encontraron en un abrazo que sellaba el reencuentro, un lazo tangible de emociones compartidas que hablaba de promesas y sueños interrumpidos.

As dawn broke, sunlight filtered softly through the powdered windows of the gymnasium, scattering golden beams across the ring and the heavy boxing bags that hung motionless. It was a new day, but for David, it seemed more like a rebirth, a chance to clear the clouds of uncertainty and conflict that had darkened his mind the night before. He had fallen asleep on the locker room bench, exhausted not so much from physical exhaustion as from the weight of his reflections, submerged in a sea of thoughts about Jen, Larissa, and the championship that lay ahead. As the first rays of dawn illuminated the gym, he rose with renewed determination; the storm within had given way to a reflective calm, a clarity he had been searching for.

As the gym came alive with the distinctive noise of training, the rhythmic banging of boxing bags; the grinding of the ring under the weight of moving fighters; and the steady murmur of animated voices. David found in these familiar sounds a different soundtrack to his day. There was a throbbing in the air, a sense of impending change that made him move with a more definite purpose.

Inside the ring, every move he made was charged with a new energy. His punches were precise, his dodges elegant. He felt revitalised, with a strength that seemed to emanate from deep within him. Though his thoughts still occasionally strayed to the memory of the kiss with Jen, his focus was fixed on the horizon, on the challenge that awaited him. The competition would not only be a battle of strength and skill, but also a confrontation with his own emotions, now more turbulent than ever.

In the midst of his concentration, the gym door opened with a creak that cut through the adrenaline-fuelled air. Jen walked in, her figure silhouetted against the sunlight streaming in from outside. David paused, his heart pounding, startled not by the physical exertion but by her sudden presence. Jen's gaze was fixed on him, a glint of determination in her eyes that he couldn't ignore.

—We need to talk—her voice was firm, though softened by the palpable emotion in her tone.

With a nod, David agreed. They walked to a quiet corner of the gym, away from the hustle and bustle of training, a small oasis of calm. Sitting across from each other, the air between them vibrated with the tension of unspoken words, unspoken feelings.

—I'm sorry for the way I left last night—Jen broke the silence, her voice trembling—. What happened... surprised me. I wasn't prepared to feel... all that.

David watched her intently, catching every nuance of her expression, every waver in her voice. This was the moment of truth, a crossroads for both of them.

I was surprised too—David confessed, his voice low but clear. But I don't regret the kiss. What worries me is how this will affect our friendship. You're like a sister to me.

Jen looked away, tears welling in her eyes, a mixture of pain and understanding on her face.

—I understand, David—her words were almost a whisper—. Perhaps it's best to leave things as they are.

She stood up, the distance between them now not only physical but emotional, a chasm of unspoken words and missed opportunities. David reached out, an instinctive gesture to hold her hand, but Jen was already moving away, her silhouette growing smaller and smaller against the light that flooded the gym.

The day continued, each absorbed in their tasks, but the distance between them was palpable, an awkward silence filling the space where once there used to be camaraderie.

It was then that the door opened again, and an unfamiliar figure entered, drawing everyone's gaze. A woman of radiant beauty, her presence filling the gym with a different energy. David and his friend Erick, immersed in their training, barely noticed her arrival until she headed straight for the ring, her voice echoing with joy.

—David!

He paused, his heart stopping for an instant before he recognised her. He climbed down from the ring and ran towards Larissa, with a mixture of disbelief and happiness. For a moment, the world seemed to stop, the bustle of the gym muffled by the pounding of his heart in his ears. With each step Larissa took towards him, memories of their time together in Brazil flooded his mind. They met in an embrace that sealed their reunion, a tangible bond of shared emotions that spoke of promises and dreams interrupted.

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Mientras en un rincón, apartada del centro de esta emotiva escena, Jen observaba, con dolor y sorpresa pintados en su rostro. La llegada de Larissa no solo confirmaba sus peores temores sino que también le mostraba una realidad que su corazón se negaba a aceptar. Ver a David en brazos de una mujer tan bella, especialmente en un abrazo tan cargado de historia y afecto, era como un puñal que se retorcía en su pecho. La tristeza que sentía era abrumadora, un manto pesado que amenazaba con asfixiar su espíritu. La joven luchaba por contener las lágrimas, cada sollozo reprimido un testimonio de su corazón roto.

La felicidad de David contrastaba agudamente con la desolación de Jen, un recordatorio doloroso de los complejos hilos del amor y la amistad. Mientras David y Larissa compartían ese momento de reencuentro, lleno de risas y palabras susurradas, Jen se sentía cada vez más invisible, un espectro en la periferia de su propia historia. La decisión de alejarse se cristalizaba con cada segundo que pasaba, consciente de que su presencia ya no tenía lugar en la nueva realidad de David.
La aparición de Larissa no solo había cambiado el curso del día, sino que prometía alterar el destino de todos los involucrados en formas que ninguno podría haber anticipado.

While in a corner, removed from the centre of this emotional scene, Jen watched, pain and surprise painted on her face. Larissa's arrival not only confirmed her worst fears but also showed her a reality her heart refused to accept. Seeing David in the arms of such a beautiful woman, especially in an embrace so laden with history and affection, was like a dagger twisting in his chest. The sadness she felt was overwhelming, a heavy blanket that threatened to suffocate her spirit. The young woman struggled to hold back tears, each repressed sob a testament to her broken heart.

David's happiness contrasted sharply with Jen's desolation, a painful reminder of the complex threads of love and friendship. As David and Larissa shared this moment of reunion, filled with laughter and whispered words, Jen felt increasingly invisible, a spectre on the periphery of her own story. The decision to walk away crystallised with each passing second, aware that her presence no longer had a place in David's new reality.
Larissa's appearance had not only changed the course of the day, but promised to alter the fate of everyone involved in ways none of them could have anticipated.

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Aquí todo creado con creatividad (1).png
Baner y Separadores creados en Canva
Traducido al inglés con Deep Translator

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