Iniciativa de plantas | Plant Initiative

Durante el tratamiento que recibí en las terapias psiquiátricas para vencer el estrés postraumático debido a lo que me pasó, Benjamín me aconsejó que como coadyuvante a mi pésima situación y estado emocional, le dedicara un tiempo más especial a las plantas.

Como yo tenía miedo de salir hasta de la habitación y un pánico justificado a abrir la puerta principal de la casa de mis padres porque me llevaron a vivir con ellos, mi marido muchas veces iba al huerto que sembré, me acompañaba y entonces me sentía protegida, aunque él estuviera leyendo un libro en la silla mientras yo estaba arreglando cada espacio del terreno. No puedo negar que su consejo de loquero fue muy beneficioso, aparte de la escritura creativa, la horticultura también ayudó a mi restablecimiento integral.

Cuando estuve embarazada, como no podía caminar por el cerclaje uterino, solía salir en la silla de ruedas el tiempo que me permitían (escaso) y, aunque era imposible hacer algo, el solo estar ahí cambiaba la perspectiva de mi nueva vida, también me daba frescas esperanzas de que todo en mi parto terminaría bien, a pesar de los riesgos de muerte maternoinfantil.

El estar un rato con mis plantas me da siempre una sensación de bienestar increíble.

En casa tengo algunas matas plantadas en masetas o en tierra, van desde vegetales hidropónicos pasando por hierbas aromáticas y medicinales, rizomas, hasta uno que otro arbusto pequeño que nos regala frutas, porque ya los árboles enormes y que requieren de otros cuidados adicionales, pues reposan en la finca familiar junto con algunos animalitos de granja.

No me falta la albahaca, el cilantro, el perejil, la lavanda, la manzanilla, la melisa, el cedrón, el apio, la ortiga, lechugas, zanahorias, tomates, orégano, menta, pimientos, pepinos, cebollas, patatas, ajos, jengibre, rábanos, fresas, arándanos, limones, entre otras más, estas son algunas fotos que capté de mi santuario botánico:

_{Albahaca. Imagen propia}

_{Apio. Imagen propia}

_{Cilantro. Imagen propia}

_{Lechuga hidropónica especie 1. Imagen propia}

_{Lechuga hidropónica especie 2. Imagen propia}

_{Limonero. Imagen propia}

_{Orégano. Imagen propia}

_{Ortiga. Imagen propia}

_{Perejil. Imagen propia}

_{Tomate. Imagen propia}

_{Uvas. Imagen propia}

En un mundo cada vez más acelerado y urbanizado, la reconexión con la naturaleza se ha vuelto una necesidad imperiosa, esa es la verdad, y una de las formas más efectivas de lograr esta conexión es a través de la creación de una huertina o huerto casero.

Esta práctica, que combina la producción de alimentos con principios de sostenibilidad y terapia, ofrece beneficios significativos tanto para la salud mental como para el medio ambiente.

El acto de cultivar una huertina tiene profundos efectos terapéuticos. La jardinería, en general, es conocida por sus beneficios para la salud mental, eso siempre lo recalca mi esposo, un loquero muy paciente, al que tooooodos sus chicos valientes lo quieren.

Interactuar con la tierra, las plantas y los ciclos naturales proporciona un sentido de calma y propósito. Esta actividad, que puede parecer simple, tiene la capacidad de reducir el estrés, la ansiedad y la depresión, pues el contacto directo con la naturaleza y el trabajo físico ligero que implica la jardinería promueven la liberación de endorfinas y serotonina, neurotransmisores que mejoran el estado de ánimo.

El cuidado de un huerto casero ofrece una rutina y una estructura que pueden ser especialmente beneficiosas para personas que enfrentan situaciones desestabilizantes en su día a día. La observación del crecimiento de las plantas, desde la semilla hasta la cosecha, también proporciona una sensación de logro y puede mejorar la autoestima, es así porque la responsabilidad de cuidar de las plantas puede traducirse en un sentido renovado de propósito y en una mayor conexión con el presente.

En términos de autosustentabilidad, una huertina ofrece una fuente constante y confiable de alimentos frescos y nutritivos. En un contexto donde la seguridad alimentaria es una preocupación creciente, cultivar nuestros propios alimentos reduce la dependencia de los sistemas alimentarios industriales, que a menudo están sujetos a fluctuaciones y problemas logísticos, además, nos permite tener un mayor control sobre lo que consumimos, asegurando que los alimentos estén libres de pesticidas y otros químicos nocivos.

La huertina también fomenta una alimentación más saludable. Los productos cultivados en casa suelen ser más frescos y nutritivos que los que se encuentran en los supermercados, que a menudo han viajado largas distancias y han perdido parte de su valor nutricional en el proceso. El acceso inmediato a verduras y frutas frescas puede inspirar a las personas a cocinar más en casa y a optar por dietas más equilibradas y naturales.

Por ejemplo, yo suelo ocupar mis cosechas en vegetales encurtidos y deshidratados (sobre todo el tomate y los pimientos), en tés, en limonadas con una pizca de agua carbonatada, en zumos mezclados (por ejemplo apio con manzanas, zanahorias con peras o moras, pepino con piña), las hojas de uva curadas para preparar dolma con salsa de yogur, gołąbki o chucrut con las hojas del repollo.

En mermeladas, en compotas, en pasteles (dulces o salados), en panes rellenos, en especería casera libre de químicos (después de poner a secar las hierbas aromáticas varios días para luego llevarlas al molinillo o procesador), y en las típicas ensaladas con aderezos que no faltan en la mesa de cualquier casa a nivel mundial.

_{Tomates y limón cosechado. Imagen propia}

_{Tallos de apio. Imagen propia}

_{Aderezo para ensalada. Imagen propia}

_{Ensalada. Imagen propia}

En realidad, los huertos caseros son una práctica altamente sostenible. Al reducir la necesidad de transporte de alimentos, disminuimos nuestra huella de carbono. Además, la jardinería orgánica contribuye a la salud del suelo y a la biodiversidad local, evitando el uso de fertilizantes y pesticidas químicos desgastantes. Las técnicas como el compostaje permiten reciclar los desechos orgánicos, cerrando el ciclo de nutrientes y reduciendo la cantidad de residuos enviados a los vertederos.

Los sembríos caseros también pueden desempeñar un papel crucial en la mitigación del cambio climático. Las plantas absorben dióxido de carbono y liberan oxígeno, ayudando a limpiar el aire y a regular la temperatura local. En un contexto urbano, donde el calor y la contaminación son problemas significativos, los huertos personales y los comunitarios pueden ofrecer una solución parcial pero significativa.

Para terminar, puedo decir por experiencia propia que tener una huertina proporciona tantos beneficios y no tiene un límite de edad si se trata de una terapia efectiva, pues nos reconecta con la naturaleza, con aquel espacio a veces olvidado, pisoteado, abusado y descuidado, para ofrecernos una solución, una fuente segura y saludable de alimentos y contribuye a la sostenibilidad medioambiental en una era en donde lo tecnológico, el despilfarro de agua, la mala utilización del suelo, la tala de bosques y demás diabluras que muchos seres humanos cometen en nombre del progreso.

Creo que la adopción de esta práctica puede ser un minúsculo, pero significativo paso hacia un futuro más armonioso, saludable y sostenible para todos quienes habitamos en la Tierra. Si los gobiernos no hacen nada como siempre, entonces seamos nosotros mismos, desde nuestros hogares, los promotores y embajadores de prácticas que nos lleven a cuidar y administrar lo que desde hace milenios nos fue entregado.

Tengo tantas cosas y anécdotas que contarles a través de la escritura cuando se refiere a las plantas porque incluso me recuerda, me lleva a la conexión que conservo con mi padre desde que se fue para siempre hace algunos meses y todavía a veces me cuesta reaccionar por su ausencia, sin embargo, al ver todas las plantitas que juntos cuidamos o cada vez que nos sentábamos a conversar en el jardín durante el otoño, todo vuelve al consuelo.

Pero ya, creo que hasta aquí llegaré.

Agradecida por la oportunidad y por acompañarme en la lectura de principio a fin. Quiera mi Amo, Creador y Sustentador, permitirme, permitirnos compartir a mi esposo y a mí con cada persona que se acerca a esta, su casa virtual, para viajar con nosotros a través de las letras, chismes, comentarios, kilometradas y experiencias, en esta oportunidad, con tintes botánicos.

Que tengan un excelente inicio de semana, con paz, con shalom por los cuatro costados, querida familia virtual.

Atte,

La familia RebeJumper.