Publicado originalmente el 13 marzo de 2018 en vozabierta.com.
Saber cómo repetir nuestras palabras es una gran necesidad. Podemos tener ideas empáticas, correctas y lógicas en fondo, pero en forma, saber cómo repetir ciertas palabras hace toda la diferencia entre ser oídos o ser escuchados y creídos y hasta memorizados. Después de todo, nuestras palabras son las encargadas de inspirar a nuestra audiencia.
Muchas veces estamos frente al teclado y no se nos ocurre ni qué palabras inventar para evitar repetir. “Dicha persona”, el objeto “mencionado”, “éste” sinónimo, etc. Aunque las muletillas son trágicamente comunes en los periódicos locales, ignoramos que, a menos que busquemos dificultar la lectura y caer en el olvido, son completamente innecesarias. Y por el contrario, repetir es útil.
«Lo único que tenemos que temer es… dicho sentimiento de miedo anteriormente mencionado» simplemente no hubiese hecho mucho por animar a los norteamericanos en los tiempos de la Gran Depresión. O por poner las palabras de Franklin D. Roosevelt en los libros de historia.
«No es lo mismo “un gato montés” a que “te monte un gato”», y es gracioso porque la repetición también es una buena manera de crear humor.
Austin Powers, Mustafa, 3 veces misma pregunta — Voz Abierta
«Lo que te digo tres veces es verdad» — Lewis Carroll.
Algunos estudios indican que nuestras ideas impactan más al repetirlas entre 3 y 5 veces. La cantidad depende la complejidad de la idea y la atención de la audiencia: ante una audiencia dispersa, una idea compleja necesita mucha repetición; ante una audiencia atenta, una idea simple necesita poca; y ante audiencia exigente, una mala idea no tiene oportunidad.Fuentes: 1, 2, 3
Pero bueno, ¿cómo repetimos?, ¿cómo podemos darle mayor impacto a nuestras palabras para que nuestras ideas lleguen lejos?
«En el principio estaba la Palabra, y la Palabra era con Dios, y la Palabra era Dios». —Aquí, casual, San Juan en Jn 1:1, presumiéndonos algo de ‘anadiplosis’ con remate en ‘epífora’.
En este artículo vamos a ver seis estrategias usadas por los grandes maestros de las palabras de todos los tiempos; seis figuras retóricas usadas por aquellos oradores y escritores que conquistaron grandes audiencias y dejaron sus ideas en la memoria colectiva.
1. Reduplicación
«Generaciones de Americanos han respondido con un simple credo que resume el espíritu de una comunidad:
Sí podemos. Sí podemos. Sí podemos.»
—Barack Obama, Yes, we can, 2008. Y sí, sí podemos repetir una y otra vez y sonar bien.
Comencemos por la manera más fácil y obvia: repitiendo de corrido las palabras o frases.
«… Esta es la lección: nunca rendirse, nunca rendirse, nunca, nunca, nunca, nunca.» —Winston Churchill, Nunca rendirse, 1941.
«Escuchen… ¿Lo oyen? Carpe. Carpe. Carpe Diem. Aprovechen el día muchachos, hagan su vida extraordinaria.» —John Keating (Robin Williams) en Dead poets society, 1981.
«De pronto unas voces en la calle
me gritaron ¡Negra!
¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra!
“¿Soy acaso negra?”, me dije ¡Sí!»
— Victoria Santa Cruz, Me gritaron negra.
«¡Libres por fin, libres por fin! ¡Gracias a Dios Todopoderoso, libres por fin!» —Martin Luther King, Jr., I have a dream.
2. Anáfora
«Más que maquinaria, necesitamos humanidad. Más que astucia, necesitamos bondad y gentileza.» —Charles Chaplin en The Great Dictator,1940.
Para comenzar a elevar el nivel, podemos repetir palabras al principio de frases u oraciones sucesivas.
«Pero, en un sentido más grande, no podemos dedicar, no podemos consagrar, no podemos santificar este terreno.» —Abraham Lincoln, The Gettysburg address, 1863.
«Sí, podemos, a la oportunidad y prosperidad. Sí, podemos sanar esta nación. Sí, podemos reparar este mundo. Sí, podemos.» —Barack Obama, Yes, we can, 2008.
Obama pudo haber dicho “Sí, podemos darnos oportunidad y prosperidad, sanar esta nación y reparar este mundo”. Pero no tendría el impacto. Sí, podemos ser más sintéticos, pero también podemos buscar impacto. En lugar de decir «A con B, C y D», decimos «A con B, A con C, A con D».
«Un niño, un maestro, un libro, una pluma pueden cambiar el mundo.» —Malala Yousafzai ante la ONU, 2013.
«Si los hombres no tuviesen que controlar, las mujeres no tendrían que ser controladas. Tanto hombres como mujeres deberían sentirse libres de ser sensibles. Tanto hombres como mujeres deberían sentirse libres de ser fuertes.» —Emma Watson ante la ONU, 2015.
«El único hombre que nunca comete un error es el hombre que nunca hace nada.» —Dicho que usaba Theodore Roosevelt.
Martin Luther King usa la anáfora iniciando en ocho enunciados consecutivos con la famosa frase “I have a dream” (1963). Y los resultados fueron épicos:
«Debemos seguir hasta el final, debemos pelear en Francia, debemos pelear en los mares y océanos, debemos pelear con creciente confianza y creciente fuerza en el aire, debemos defender nuestra isla, lo que sea que el costo pueda ser, debemos pelear en las playas, debemos pelear en las zonas de aterrizaje, debemos pelear en los campos y en las calles, debemos pelear en las colinas». —Winston Churchill, We shall fight on the beaches, 1940.
En resumen, mis camaradas escritores, debemos evitar la síntesis en los discursos emotivos, debemos aprovechar figuras como las anáforas, debemos recordar que son un recurso muy útil para captar la atención.
3. Epífora
«Era el mejor de los tiempos, y era el peor de los tiempos.» —Primera línea de A tale of two cities, de Charles Dickens, 1859.
Dickens pudo haber iniciado Historia de dos ciudades escribiendo «Era el mejor y el peor de los tiempos». Es la misma idea, pero no hubiese logrado el mismo énfasis en el contraste y la dualidad. Su solución fue lo opuesto de la anáfora: repetir palabras al final de frases u oraciones sucesivas. En lugar de decir «W, X y Y con Z», decimos «W con Z, X con Z, Y con Z».
«Y que el gobierno de la gente, por la gente, para la gente, no debe perecer de la Tierra.» —Abraham Lincoln, The Gettysburg address, 1863.
«Se bueno cuando sea posible. Siempre es posible.» —Dalai Lama en Washington, 2014.
Éste sólo funciona bien en inglés: «You can quote them, disagree with them, glorify or vilify them. About the only thing you can’t do is ignore them.» —Steve Jobs y el equipo de TBWA, Here is to the crazy ones, 1997.
«Porque ningún gobierno es mejor que los hombres que lo componen, y yo quiero los mejores, y necesitamos los mejores, y merecemos los mejores.» —John F. Kennedy, 1960. Y prepárense a oír más de este hombre, que es el maestro de maestros cuando se trata de figuras retóricas.
4. Anadiplosis
«Fuego que calienta el frío, frío que templa el ardor» —Sancho Panza en Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes Saavedra, 1615.
Vamos a subirle el nivel. Aprendamos a repetir la última palabra de una oración al principio de la siguiente.
«En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía». Gn 1:1-2.
«Los hombres en un gran lugar son tres veces sirvientes: sirvientes de la soberanía o el estado; sirvientes de la fama; y sirvientes del negocio.» — Sir Francis Bacon en Of great place, c. 1590. De nuevo con epífora.
Para ser técnicos, el objeto de de una oración se vuelve el sujeto de la siguiente. Son dos cosas relacionadas que se explican una por una. En lugar de decir «A es B, que es C», decimos «A es B y B es C (y C es D y D es E, etc.)». Y nadie más claro lo deja que Yoda The phantom menace (1999):
5. Epanadiplosis
«Él es notable por nada en el mundo excepto por la marcadez con la que él es notable por nada.» —Edgar Allan Poe, 1846.
La primera línea de la canción más popular de The man of La Mancha (1964) inicia con la línea «To dream the impossible dream». Como le explica a Dulcinea, esa es la búsqueda de don Quijote. Y para nosotros, que en español contamos con pocas palabras que sean verbo y sustantivo, la búsqueda de frases que inicien y terminen con las mismas palabras, pareciera un soñar el sueño imposible. Pero no es así.
«Si estás pasando infierno, sigue pasando.» —No es una frase de Sir Winston Churchill, pero suena como algo que él diría, ¿no?
Pequeño giro sorpresivo en la técnica: «Una gran democracia tiene que ser progresiva, o pronto dejará de ser gran o democracia.» —Theodore Roosevelt, The Nation and the States, 1910.
6. Quiasmo
«Eres una gran parte del problema. Pero, creo que en el fondo, esto es un problema de Susie y Elaine que requiere una solución de Susie y Elaine! Y quién mejor para hacer eso que… ¡Elaine y Susie! ¡Susie y Elaine!» —Elaine Benes en “The Susie”, de Seinfeld, 1997.
Finalmente, repitamos las mismas palabras en distinto orden para cambiarle el significado. Con frecuencia el resultado será una combinación de anadiplosis y epanadiplosis (además de paralelismo e isocolon, al repetir la misma estructura y cantidad de palabras).
«El hombre no gobierna hoy a las fuerzas que ha desatado, sino que las fuerzas que ha desatado gobiernan al hombre». —Pepe Mujica, Discurso en la cumbre de Rio, 2012.
En muchos casos se logra evitando decir «vice versa» o «al contrario» y expresando la idea completa «A no hace B, sino B hace A». Otras veces se logra estableciendo relaciones iguales entre dos cosas «A es B y B es A».
«¿En qué te ofendo, cuando sólo intento poner bellezas en mi entendimiento y no mi entendimiento en las bellezas? Yo no estimo tesoros ni riquezas, y así, siempre me causa más contento poner riquezas en mi entendimiento que no mi entendimiento en las riquezas.» —Sor Juana Inés de la Cruz en ¿En perseguirme, mundo, qué interesas?, siglo XVII.
«La humanidad debe ponerle un fin a la guerra, o la guerra le pondrá un fin a la humanidad.» —John F. Kennedy frente a la ONU, 1961.
Nivel experto
En resumen, repetir palabras en una medida adecuada es bueno para capturar la atención de nuestra audiencia, y hay 6 figuras retóricas o maneras efectivas de hacerlo:
- Repitiendo las palabras enseguida (reduplicación).
- Repitiendo las palabras al principio de cada oración (anáfora).
- Repitiendo las palabras al final de cada oración (epífora).
- Repitiendo las últimas palabras de una oración al principio de la siguiente (anadiplosis).
- Repitiendo las primeras palabras de una oración al final de la siguiente (epanadiplosis).
- Repitiendo las palabras en distinto orden para cambiar el significado (quiasmo).
Uno de los oradores más sobresalientes en el dominio ingenioso de estas figuras fue John F. Kennedy. Para finalizar, veamos cuántas podemos encontrar en la siguiente cita del discurso inaugural de su presidencia.
«Ahora la trompeta nos convoca de nuevo. No como un llamado a portar armas, aunque armas necesitamos; no como un llamado a la batalla, aunque estamos en batalla; sino como un llamado a sobrellevar la carga de una larga lucha crepuscular, año tras año, «regocijandonos en la esperanza, pacientes en la tribulación», una lucha contra los enemigos comunes del hombre: la tiranía, la pobreza, la enfermedad y la guerra misma.»
«Y entonces, mis compatriotas americanos: no pregunten qué puede hacer tu país por tí; pregunta qué puedes hacer tú por tu país.»
—John F. Kennedy, 1961.
Referencias
Para hacer este artículo, consulté varias fuentes de las que obtuve ejemplos, definiciones, sustento teórico.
- Retoricas.com tiene una de las listas más completas de las figuras retóricas. Las seis que ilustré aquí son las de construcción o ‘morfosintácticas’, pero hay muchas otras con funciones muy distintas, como la metábola, la paradoja, el retrato, la aliteración, etc.
- Escribiendo no ficción creativa de Tilar J. Mazzeo tiene varios capítulos sobre como hacer nuestra escritura más atractiva, incluyendo uno sobre de figuras retóricas.
- Para ordenar correctamente nuestras palabras al escribir, recomiendo mucho Los elementos del estilo, el legendario libro del profesor William Strunk, Jr. EscueladeEscritores.com tiene un buen resumen que excluye las normas que sólo funcionan en inglés.
- The illusion of truth, artículo del Dr. Jeremy Dean en Spring.org.uk, expone varios estudios que se han hecho sobre los efectos de la repetición en la audiencia. ChangingMinds.org se adentra en las formas de repetir y en las figuras retóricas.
- Debo advertir que la retórica también puede ser utilizada de una manera poco ética para manufacturar el consentimiento de las masas. Hay que estar atentos. En el libro Manufacturando consentimiento (1988), Noam Chomsky explora el proceso de manipulación de masas, y en el paper Manipulación a través de las palabras: Figuras retóricas en discursos políticos y religiosos (2003) y Valentina Dascalu expone el rol de la retórica en él.