Querida Música,
Te escribo estas cortas, pero inmarcesibles líneas:
Has estado presente en toda mi vida, mis etapas se han visto reflejadas en ti; desde mi niñez, pasada mi adolescencia y ahora mi juventud. Trayéndome alegrías, compartiendo mis tristezas y sin sabores, guardando mis más tristes, pero a la vez también más felices y preciadas memorias.
Desde mi adolescencia te admiro de otra forma, pasaste a ser mi gran aliada y mi escape. Cada cuerda que toco de mi guitarra es un estruendo a esos tormentos y un acercamiento efímero a la beatitud.
Me has hecho reir, llorar, bailar, enojar, saltar, soñar, por sobretodo me has hecho muy feliz. Eres también un lucero, que alumbra con destellos las frías noches de soledad. Soledad que se vuelve invisible por tu abrazadora y cálida compañía.
Puedes salir de la nada. Todo lo que necesito es saber cómo encontrarte. Y siempre estás ahí, a veces afuera en la calle, en la naturaleza, pero siempre en mi mente y en mi corazón.
Pintas hermosos paisajes en mi ser y mi espíritu, en los que sabemos apreciarte de la manera correcta. Despertar cada mañana admirando el amanecer mientras escucha la melodía del canto de los pájaros. En sinfonías y sonatas incluso en lo sublime de la naturaleza en parques, bosques y olas en tu sonido más natural.
A veces me pregunto que haría o que sería de mi sin ti, y el panorama pinta los matices mas oscuros que han de existir. Sin duda sería como un laberinto sin salida en muchos de los caminos que me ha tocado transitar, en los cuales me has guiado a despejar y pensar con claridad.
Gracias a tu bendito creador, gracias por existir y por cada momento que compartimos en esta difusa, pero a la vez etérea vida.
Dear Music,
I would like to write you these short, but unfading lines:
You have been present in all my life, my stages have been reflected in you; since my childhood, past my teenage and now my youth. Bringing me joys, sharing and saving my sadness, but at the same time my happier and more precious memories.
Since my teenage I admire you in another way, you became my great ally and my escape. Every string I play on my guitar is a roar to those torments and a fleeting approach to the peace.
You've made me laugh, cry, dance, get angry, jump, dream, above all you have made me so happy. You are also a star that lights up cold lonely nights with sparkles. Loneliness that is made invisible by your hugging and warm company
You can come out of nowhere. All I need is to know how to find you. And you are always there, sometimes outside in the street, in the nature, but always in my mind and my heart.
You paint beautiful landscapes in my being and my spirit, in which we know how to appreciate you in the right way. Waking up every morning admiring the sunrise while listening to the melody of the birds singing. In symphonies and sonatas even in the sublime of nature in parks, forests and waves in your most natural sound.
Sometimes I wonder what I would do or what would become of me without you, and the panorama paints the darkest nuances that must exist. Without a doubt it would be like a labyrinth with no exit in many of the roads that I have had to travel, in which you have guided me to clear and think clearly.
Thanks to your blessed creator, thanks for existing and for every moment that we share in this diffuse, but at the same time ethereal life.